sábado, septiembre 27, 2008
No te buscaba
No te buscaba, no,
pero tú venías al encuentro.
Estabas hecha de tiempo,
Balanceabas las formas de la carne,
delineabas el apetito en mis labios.
No te buscaba.
Pero tus ojos eran luz
para la definición de los colores,
y tu pecho era un jardín
para una larva con hambre,
y luego sol y sol y sol
para los demonios del invierno.
No te buscaba, no.
pero tú pasabas despacio por mi lado.
Las palabras se secaban en la lengua
y el reloj era un fastidio
y era un caramelo tu cintura.
Yo no te buscaba,
pero al encontrarte,
me descubrí a mí mismo en el agua del deseo.
pero tú venías al encuentro.
Estabas hecha de tiempo,
Balanceabas las formas de la carne,
delineabas el apetito en mis labios.
No te buscaba.
Pero tus ojos eran luz
para la definición de los colores,
y tu pecho era un jardín
para una larva con hambre,
y luego sol y sol y sol
para los demonios del invierno.
No te buscaba, no.
pero tú pasabas despacio por mi lado.
Las palabras se secaban en la lengua
y el reloj era un fastidio
y era un caramelo tu cintura.
Yo no te buscaba,
pero al encontrarte,
me descubrí a mí mismo en el agua del deseo.
lunes, agosto 11, 2008
Caminar
¿la tierra que soñaste alguna vez?
¿los cuerpos que delineaban tus manos en el vacío?
¿los transeúntes con que quisiste tropezar?
¿el dios que colocaste rozando el techo de la casa?
nunca pudiste escribir ni la receta ni el poema
nunca pudieron encontrarte las palabras
lávate los sueños
despierta
sacúdete los pies y la memoria
mete la cama debajo de la cama
y el futuro
y el bostezo
ponte la misma voluntad del segundero y
luego salta
apriétate los pantalones
encomiéndate a todos los cemíes boquiabiertos
la ciudad es la de siempre
mírala
en cada esquina los perros apurados te buscarán la quinta pata
las lagartijas, compadecidas, te mirarán dearribabajo
¡levántate, pues! recoge tu gallo…
canta con él tres veces… camina. y olvídate del alba.
¿los cuerpos que delineaban tus manos en el vacío?
¿los transeúntes con que quisiste tropezar?
¿el dios que colocaste rozando el techo de la casa?
nunca pudiste escribir ni la receta ni el poema
nunca pudieron encontrarte las palabras
lávate los sueños
despierta
sacúdete los pies y la memoria
mete la cama debajo de la cama
y el futuro
y el bostezo
ponte la misma voluntad del segundero y
luego salta
apriétate los pantalones
encomiéndate a todos los cemíes boquiabiertos
la ciudad es la de siempre
mírala
en cada esquina los perros apurados te buscarán la quinta pata
las lagartijas, compadecidas, te mirarán dearribabajo
¡levántate, pues! recoge tu gallo…
canta con él tres veces… camina. y olvídate del alba.
martes, julio 29, 2008
Tarde con ángel
sales a buscar el amor
y el amor
se hace imposible por las calles
talvez sudas la tarde y la esperanza
soñando un rostro
donde descansar las horas tristes
pues a ti también te duele la soledad
en todo el cuerpo
y el alma te tose sus anemias
pero te dices que el amor paga sus penas
y ciertamente vale lo que pesa
por eso
te acomodas
la carga
del tedio
en la espalda
por eso
lames la piel de un caramelo
y silbas luego una canción
y esperas
y esperas
y esperas
hasta que llega un ángel y saluda
y te imaginas
que así ha de ser el amor
un día cualquiera
entonces
sueñas
que vas del brazo
de un ser alado
por el mundo
y la calle el conde es un enjambre
de lobos y sombras
las unas
que huyen de la luz buscando su ser en las vitrinas
los otros
que aúllan hipando la miel en flor de una muchacha
La gente camina y mira y habla y mira y sueña
y tú te sientas en un parque con un ángel saboreando el amor
pero santo domingo sigue siendo un carnaval de vanidades
y el mundo un teatro donde el viento exhibe sus máscaras
sus miserias:
adolescentes
turbios
retorciéndose debajo del traje negro
lánguidos
viejecitos
que esperan la muerte
dando maíz a las palomas
camareros
urbanamente
cansados
niños
callejeros
que envejecen entre brocha y betún
amargos
vendedores
de golosinas
policías
aviesos
en un desconcierto de locos y turistas
y mendigos
solteros
sin suerte
intelectuales
sin ideas
artistas
sin obras
y prostitutas en busca del italiano perdido
así te muestra sus llagas la ciudad
y tú
como todos
sigues buscando el amor por la tarde
y en los ojos de un ángel alguna ilusión
y la tarde se te hace triste y hermosa
y en un suspiro se muere otra vez
en el parque colón
y el amor
se hace imposible por las calles
talvez sudas la tarde y la esperanza
soñando un rostro
donde descansar las horas tristes
pues a ti también te duele la soledad
en todo el cuerpo
y el alma te tose sus anemias
pero te dices que el amor paga sus penas
y ciertamente vale lo que pesa
por eso
te acomodas
la carga
del tedio
en la espalda
por eso
lames la piel de un caramelo
y silbas luego una canción
y esperas
y esperas
y esperas
hasta que llega un ángel y saluda
y te imaginas
que así ha de ser el amor
un día cualquiera
entonces
sueñas
que vas del brazo
de un ser alado
por el mundo
y la calle el conde es un enjambre
de lobos y sombras
las unas
que huyen de la luz buscando su ser en las vitrinas
los otros
que aúllan hipando la miel en flor de una muchacha
La gente camina y mira y habla y mira y sueña
y tú te sientas en un parque con un ángel saboreando el amor
pero santo domingo sigue siendo un carnaval de vanidades
y el mundo un teatro donde el viento exhibe sus máscaras
sus miserias:
adolescentes
turbios
retorciéndose debajo del traje negro
lánguidos
viejecitos
que esperan la muerte
dando maíz a las palomas
camareros
urbanamente
cansados
niños
callejeros
que envejecen entre brocha y betún
amargos
vendedores
de golosinas
policías
aviesos
en un desconcierto de locos y turistas
y mendigos
solteros
sin suerte
intelectuales
sin ideas
artistas
sin obras
y prostitutas en busca del italiano perdido
así te muestra sus llagas la ciudad
y tú
como todos
sigues buscando el amor por la tarde
y en los ojos de un ángel alguna ilusión
y la tarde se te hace triste y hermosa
y en un suspiro se muere otra vez
en el parque colón
lunes, julio 21, 2008
Del parque cayendo la tarde
la ausencia de todos pasa
la tuya no
podrías hoy morirte o danzar entre las flores
nada cambiaría
en el banco de parque en que no estás
ninguna palabra podría
darle al poema la belleza que le niegas
la tarde pasa
ya la noche sobreviene
sin pausa
y la luna será
otra vez
ese triste silencio numinoso
redondo
sin tu nombre
la tuya no
podrías hoy morirte o danzar entre las flores
nada cambiaría
en el banco de parque en que no estás
ninguna palabra podría
darle al poema la belleza que le niegas
la tarde pasa
ya la noche sobreviene
sin pausa
y la luna será
otra vez
ese triste silencio numinoso
redondo
sin tu nombre
sábado, julio 12, 2008
La palabra
la palabra es sangre,
la palabra es destino,
un río lácteo para frágiles criaturas en avidez.
con ella gruñen
con ella se tiran de los pelos,
retozan con el tedio, discuten como perros
con la sombra. suspiran, punzan, resbalan,
se rascan, bostezan, se duermen y sueñan.
con ella se pierden en la noche. danzan con
ella, y se disuelven, se hacen y deshacen, son...
la palabra es destino,
un río lácteo para frágiles criaturas en avidez.
con ella gruñen
con ella se tiran de los pelos,
retozan con el tedio, discuten como perros
con la sombra. suspiran, punzan, resbalan,
se rascan, bostezan, se duermen y sueñan.
con ella se pierden en la noche. danzan con
ella, y se disuelven, se hacen y deshacen, son...
Que trata de lo que quiere el poeta y dónde, sin señalar las causas ni la persona
Hoy quiero tomarme tiempo y jugos eternos en tu boca.
sábado, julio 05, 2008
Divagaciones para una lírica del huevo y una metafísica del mangú
Escena 1 (casi platónica y completamente incompleta)
—Mi querido Bufón (Glaucón o Cabrón, no importa), represéntate la NaturaleSa Umana en la siguiente coyuntura, con relación a la Heducación y a la falta de Hella. Imagínate un país en el mundo...
—¿Colocado en el mismo trayecto del sol?
—Seguramente.
—¿Oriundo de la noche?
—Eso es.
—¿Colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol?
—Sí.
—Lo buscaré en el mapa…
—En tal país vive un monstruo con rostro de lechuza, orejas de elefante, cuello de caballo, plumas de garza, cola de serpiente, pico de cotorra, alas de murciélago y patas de gallina.
—Sí. Desde el siglo XVI.
Escena 2 (fragmentaria y con demasiadas divagaciones)
—¡Exacto! No podemos hablar de otra cosa.
—Pero conste que también vivimos de pan.
—¡Y de circo!
—Puede ser. Pero... bromas aparte, lo que soy yo, de entrada sólo se me ocurre decir que, luego de tantos siglos de desaciertos, luego de tantos eternos retornos, habría que aprender a ver el mundo de otra manera.
—Y yo, por cierto, siempre he querido comprarme gafas sicodélicas.
—Y haces bien, porque sucede que las apariencias también son la realidad...
—Disculpen que los moleste, pero tengo una pregunta muy importante que hacerles.
—Suéltala.
—¿Quién se ha robado mi queso?
—Genial. Te voy a responder con otra pregunta. ¿Cuándo te vas a tomar la vida en serio, eh?
—Según mis cálculos, es evidente que cuando tenga sed... solamente.
—¡Bufones incorporados!
—Bueno, no sé qué decir.
—Divaga, pues.
—¿Sabe alguno qué hacen los poetas cuando no tienen nada que decir?
—Creo que hablan de literatura.
—Pues hablemos... Comienzo: Se me ocurre que Hamlet, aquí, probablemente hubiese reformulado su pregunta: Ser o Parecer... He ahí la verdadera cuestión.
—Y un cartón de huevos, por favor...
—O Tener... Algo así.
—¿No podemos tener una conversación normal, por ejemplo?
—Pero, ¿acaso no quieres conversar sobre la formidable bibliografía de la nada interminable?
—Me ves cara de aburrido, ciertamente.
—¡Creo que sí!
—Plátanos aparte, en serio, ¿de qué vamos a hablar?
—De todo y de nada.
—Bien, te toca comenzar.
—¿Pero cómo lo hago?
—De cualquier forma, no importa.... puedes decir, por ejemplo, lo que alguna vez dijo un amigo mío. Cito: “...te amo, Raquel”. Y a continuación deliraba por sus cabellos, por su inmensa ternura... etcétera, y en pleno clímax de la inspiración metafórica le espetó lo siguiente: “eres mi cárcel que no es cárcel porque es inmensurable”, y que dizque la tal Raquel hasta le había puesto alas para que él volara sin fatigarse… cursilerías de poetas… ¿Ves?
—Ya veo.
—Antes de que comiences a divagar, ¿podría citar también una frase célebre, para ambientarnos un poco?
—No hay niños a la vista. Hazlo.
—"Sobre estas personas (el célebre gobernante se refería a los manifestantes que pudieran protestar) caerá todo el peso de la democracia, incluyendo la prisión...", etcétera.
—¿Quién dijo eso?
—Un sujeto de cuyo nombre nadie quiere acordarse.
—¿Ipólito?
—¿De qué otra cosa pueden hablar los poetas?
—Los poetas se juntan para delirar.
—Deliremos, pues…
—Los pueblos se salvan en la cultura, dijo Pedro, y dijo bien.
—Queremos libros, revistas, periódicos, boletines, almanaques, enciclopedias, folios, gacetas, vallas publicitarias y trataditos evangélicos que nos puncen el alma y no la vista...
—que nos hagan cosquillas en la espalda,
—que nos pongan a llorar a lluvia suelta,
—que nos coloquen desnudos frente al precipicio del tiempo,
—que nos manden al Hespejo a re-visar-nos el rostro...
—En fin, libros libres LIBERALES LIBERTINOS, serios, juguetones, cuerderos...
—Sueña,
—vuela,
—piérdete.
—¿Qué es lo que queremos? Pregunto.
—Trascender por el verbo la cotidianidad, el camerino, el café, los callejones, el colmadón, el bulevar de la 27,
—ir-nos más allá del espejo, dije, digo, diré,
—barrer las telarañas de los rincones del espíritu,
—trapear el piso vocinglero de lo anodino.
—Sí.
—Pero, ¿qué hacemos aquí?
Escena 3 (con poeta soñando-delirando, demasiados paréntesis y demasiadas faltas harto gráficas)
—Mejor sería que nos fuéramos a dormir.
—Durmamos.
—¿Podría uno decidir con lo que quiere soñar?
—Hay gente que puede.
—Soñaré.
—Pero si no tienes fe, si te duermes con la boca abierta, podría ser una pesadilla.
(Monólogo de poeta soñando-delirando)(La escena trascurre en una cama-palacio con mosquitero)(Los personajes usan pañales, túnicas, taparrabos y pantalones cantinflásicos)(Al centro de la cama-palacio, encima de la mesa del banquete, un poeta-profeta delira)
—He aquí señoras y señores que hoy se abre la nueva perspectiva de la bienaventuranza poética: los rigurosos Jhuezes, después, todo lo juzgarán con indulgencia. Porque habrán cambiado los tiempos y, con ellos, para la placidez de los pesimistas, la lectura de Platón: Los Pohetas, satisfechos, reconocida y confirmada por fin su glamorosa utilidad, cabrán –cabremos– perfectamente en los ideales de la Repúvlika. (Y entonces algún meteorólogo dirá, por ejemplo: Con el cielo totalmente despejado, he aquí la gran revolución del espíritu, la presencia activa y feliz del hombre nuevo, más allá del vuelo etéreo de sus palabras...). Lejanos, pues, de los apuros existenciales de las composiciones, los bardos orondos dirán –diremos– que el río sigue y seguirá corriendo y que todos los camaleones del mundo continuarán reflejándose en el espejo escéptico y eterno de la corriente... Y ya jurarán los profetas de nuevo cuño y en el éxtasis de la retórica nos dirán: Venturosos los que lean y escuchen con apetito la palabra. (Pues he aquí que vi, y miren: ¡Magnánimo Banquete Para Los Señores De La Repúvlika! Los dioses, que no otro es el nombre de las fuerzas invisibles –e invencibles– que rigen los destinos del universo, cursarán invitaciones a todos los distinguidos juglares, ciudadanos y dirigentes de la Polis... (Mientras allá, en el Palacio Universal de la Crema y de la Nata, disfrutarán de lo lindo, como siempre: al centro, la celeste sorpresa de la noche: en lúbrico contoneo de morenas nalgas, poderosas, cabriolearán las divinas ninfas de pechos alegres. (Y en la mesa, seductores, los enormes rumiantes en su salsa, desentrañados, listos para ser furiosamente zampados y al punto debidamente relamidos en las elásticas comisuras. Y ante la ansiedad de las copas, a poco de ser escanciados por la destakada konkurrencia, los obesos barriles de vino... (Será entonces allí, y así, cuando los Diputha2 adviertan la posibilidad de disputarse buena parte del platónico convite, y todos levantarán las dos manos, abiertos los cinco dedos de cada una, y votarán a favor, por supuesto... (Evidentemente, los Zenadhores, a esta hora, buscando la entereza necesaria, preocupados por enfrentar las enmarañadas situaciones de la Polis, ni qué decir que habrán cenado ya muy bien... Casi la media noche y Baco en su vacuencia feliz, camaradas. (Y claro que no nos quedaremos atrás los desenredados rapsodas de la Repúvlika. Y en esto, de cierto, de cierto, os digo que el sabio PrezidhenT será, mañana por mañana, nuestro aliado cardinal... Porque, señores, no sé si lo comprenden... lo que quiero decir –y digo– es que, llegado el momento y dadas las circunstancias oportunas, ya no querremos volver a tener grandes problemas filosóficos con la Pholizí-ah...)))))
—Es hora de despertar, hora de levantarse y de andar.
—¿Pero por qué? No soy Lázaro ni Jesucristo…
—Porque es una arca de estupores la vida.
—Sí, y una hilera en trapos y quejas.
—Porque a nuestros pies hay (¡ay!) un país en el mundo colocado olocado locado ocado cado ado do o en el mismo trayecto del sol,
—es decir: quemándose en la cresta del fuego…
—Claro (y sólo cenizas hallarás, ya lo dijo el que lo dijo).
—Y también dijo que hay que barrer las telarañas de los rincones del espíritu.
—Y trapear el piso vocinglero de lo H-ano-di-no?
—Y Ha-prender y des-a-prender.
—Sí.
—Y también Heskribir un Pohema.
—Mejor aún: Dejar de tragarnos un cable...
—¿Y crees que alguien lo lea?
—Creo que sí. Una vez me leyeron 15 personas.
—Uao. Hay gente capaz de cualquier cosa…
—Mi querido Bufón (Glaucón o Cabrón, no importa), represéntate la NaturaleSa Umana en la siguiente coyuntura, con relación a la Heducación y a la falta de Hella. Imagínate un país en el mundo...
—¿Colocado en el mismo trayecto del sol?
—Seguramente.
—¿Oriundo de la noche?
—Eso es.
—¿Colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol?
—Sí.
—Lo buscaré en el mapa…
—En tal país vive un monstruo con rostro de lechuza, orejas de elefante, cuello de caballo, plumas de garza, cola de serpiente, pico de cotorra, alas de murciélago y patas de gallina.
—Sí. Desde el siglo XVI.
Escena 2 (fragmentaria y con demasiadas divagaciones)
—¡Exacto! No podemos hablar de otra cosa.
—Pero conste que también vivimos de pan.
—¡Y de circo!
—Puede ser. Pero... bromas aparte, lo que soy yo, de entrada sólo se me ocurre decir que, luego de tantos siglos de desaciertos, luego de tantos eternos retornos, habría que aprender a ver el mundo de otra manera.
—Y yo, por cierto, siempre he querido comprarme gafas sicodélicas.
—Y haces bien, porque sucede que las apariencias también son la realidad...
—Disculpen que los moleste, pero tengo una pregunta muy importante que hacerles.
—Suéltala.
—¿Quién se ha robado mi queso?
—Genial. Te voy a responder con otra pregunta. ¿Cuándo te vas a tomar la vida en serio, eh?
—Según mis cálculos, es evidente que cuando tenga sed... solamente.
—¡Bufones incorporados!
—Bueno, no sé qué decir.
—Divaga, pues.
—¿Sabe alguno qué hacen los poetas cuando no tienen nada que decir?
—Creo que hablan de literatura.
—Pues hablemos... Comienzo: Se me ocurre que Hamlet, aquí, probablemente hubiese reformulado su pregunta: Ser o Parecer... He ahí la verdadera cuestión.
—Y un cartón de huevos, por favor...
—O Tener... Algo así.
—¿No podemos tener una conversación normal, por ejemplo?
—Pero, ¿acaso no quieres conversar sobre la formidable bibliografía de la nada interminable?
—Me ves cara de aburrido, ciertamente.
—¡Creo que sí!
—Plátanos aparte, en serio, ¿de qué vamos a hablar?
—De todo y de nada.
—Bien, te toca comenzar.
—¿Pero cómo lo hago?
—De cualquier forma, no importa.... puedes decir, por ejemplo, lo que alguna vez dijo un amigo mío. Cito: “...te amo, Raquel”. Y a continuación deliraba por sus cabellos, por su inmensa ternura... etcétera, y en pleno clímax de la inspiración metafórica le espetó lo siguiente: “eres mi cárcel que no es cárcel porque es inmensurable”, y que dizque la tal Raquel hasta le había puesto alas para que él volara sin fatigarse… cursilerías de poetas… ¿Ves?
—Ya veo.
—Antes de que comiences a divagar, ¿podría citar también una frase célebre, para ambientarnos un poco?
—No hay niños a la vista. Hazlo.
—"Sobre estas personas (el célebre gobernante se refería a los manifestantes que pudieran protestar) caerá todo el peso de la democracia, incluyendo la prisión...", etcétera.
—¿Quién dijo eso?
—Un sujeto de cuyo nombre nadie quiere acordarse.
—¿Ipólito?
—¿De qué otra cosa pueden hablar los poetas?
—Los poetas se juntan para delirar.
—Deliremos, pues…
—Los pueblos se salvan en la cultura, dijo Pedro, y dijo bien.
—Queremos libros, revistas, periódicos, boletines, almanaques, enciclopedias, folios, gacetas, vallas publicitarias y trataditos evangélicos que nos puncen el alma y no la vista...
—que nos hagan cosquillas en la espalda,
—que nos pongan a llorar a lluvia suelta,
—que nos coloquen desnudos frente al precipicio del tiempo,
—que nos manden al Hespejo a re-visar-nos el rostro...
—En fin, libros libres LIBERALES LIBERTINOS, serios, juguetones, cuerderos...
—Sueña,
—vuela,
—piérdete.
—¿Qué es lo que queremos? Pregunto.
—Trascender por el verbo la cotidianidad, el camerino, el café, los callejones, el colmadón, el bulevar de la 27,
—ir-nos más allá del espejo, dije, digo, diré,
—barrer las telarañas de los rincones del espíritu,
—trapear el piso vocinglero de lo anodino.
—Sí.
—Pero, ¿qué hacemos aquí?
Escena 3 (con poeta soñando-delirando, demasiados paréntesis y demasiadas faltas harto gráficas)
—Mejor sería que nos fuéramos a dormir.
—Durmamos.
—¿Podría uno decidir con lo que quiere soñar?
—Hay gente que puede.
—Soñaré.
—Pero si no tienes fe, si te duermes con la boca abierta, podría ser una pesadilla.
(Monólogo de poeta soñando-delirando)(La escena trascurre en una cama-palacio con mosquitero)(Los personajes usan pañales, túnicas, taparrabos y pantalones cantinflásicos)(Al centro de la cama-palacio, encima de la mesa del banquete, un poeta-profeta delira)
—He aquí señoras y señores que hoy se abre la nueva perspectiva de la bienaventuranza poética: los rigurosos Jhuezes, después, todo lo juzgarán con indulgencia. Porque habrán cambiado los tiempos y, con ellos, para la placidez de los pesimistas, la lectura de Platón: Los Pohetas, satisfechos, reconocida y confirmada por fin su glamorosa utilidad, cabrán –cabremos– perfectamente en los ideales de la Repúvlika. (Y entonces algún meteorólogo dirá, por ejemplo: Con el cielo totalmente despejado, he aquí la gran revolución del espíritu, la presencia activa y feliz del hombre nuevo, más allá del vuelo etéreo de sus palabras...). Lejanos, pues, de los apuros existenciales de las composiciones, los bardos orondos dirán –diremos– que el río sigue y seguirá corriendo y que todos los camaleones del mundo continuarán reflejándose en el espejo escéptico y eterno de la corriente... Y ya jurarán los profetas de nuevo cuño y en el éxtasis de la retórica nos dirán: Venturosos los que lean y escuchen con apetito la palabra. (Pues he aquí que vi, y miren: ¡Magnánimo Banquete Para Los Señores De La Repúvlika! Los dioses, que no otro es el nombre de las fuerzas invisibles –e invencibles– que rigen los destinos del universo, cursarán invitaciones a todos los distinguidos juglares, ciudadanos y dirigentes de la Polis... (Mientras allá, en el Palacio Universal de la Crema y de la Nata, disfrutarán de lo lindo, como siempre: al centro, la celeste sorpresa de la noche: en lúbrico contoneo de morenas nalgas, poderosas, cabriolearán las divinas ninfas de pechos alegres. (Y en la mesa, seductores, los enormes rumiantes en su salsa, desentrañados, listos para ser furiosamente zampados y al punto debidamente relamidos en las elásticas comisuras. Y ante la ansiedad de las copas, a poco de ser escanciados por la destakada konkurrencia, los obesos barriles de vino... (Será entonces allí, y así, cuando los Diputha2 adviertan la posibilidad de disputarse buena parte del platónico convite, y todos levantarán las dos manos, abiertos los cinco dedos de cada una, y votarán a favor, por supuesto... (Evidentemente, los Zenadhores, a esta hora, buscando la entereza necesaria, preocupados por enfrentar las enmarañadas situaciones de la Polis, ni qué decir que habrán cenado ya muy bien... Casi la media noche y Baco en su vacuencia feliz, camaradas. (Y claro que no nos quedaremos atrás los desenredados rapsodas de la Repúvlika. Y en esto, de cierto, de cierto, os digo que el sabio PrezidhenT será, mañana por mañana, nuestro aliado cardinal... Porque, señores, no sé si lo comprenden... lo que quiero decir –y digo– es que, llegado el momento y dadas las circunstancias oportunas, ya no querremos volver a tener grandes problemas filosóficos con la Pholizí-ah...)))))
—Es hora de despertar, hora de levantarse y de andar.
—¿Pero por qué? No soy Lázaro ni Jesucristo…
—Porque es una arca de estupores la vida.
—Sí, y una hilera en trapos y quejas.
—Porque a nuestros pies hay (¡ay!) un país en el mundo colocado olocado locado ocado cado ado do o en el mismo trayecto del sol,
—es decir: quemándose en la cresta del fuego…
—Claro (y sólo cenizas hallarás, ya lo dijo el que lo dijo).
—Y también dijo que hay que barrer las telarañas de los rincones del espíritu.
—Y trapear el piso vocinglero de lo H-ano-di-no?
—Y Ha-prender y des-a-prender.
—Sí.
—Y también Heskribir un Pohema.
—Mejor aún: Dejar de tragarnos un cable...
—¿Y crees que alguien lo lea?
—Creo que sí. Una vez me leyeron 15 personas.
—Uao. Hay gente capaz de cualquier cosa…
viernes, junio 27, 2008
Signatura vallejiana
hoy sufro de oreja, señora
desde su niño lejano, he aquí mi costilla, mi fruta mordida, el árbol sin raíces y una hormiga cavilando… hileras de las horas que me cercan, sarcófagos obscenos en la espera, lunas de hiel que fueron y que son, amores que serán desde el ayer entre los dedos inocentes
hoy apenas sobrevivo, a penas, con mi pan elemental debajo del sombrero
y me abismo en el lenguaje queriendo escribir, aunque también a mí me sale espuma... por eso me siento a meditar en el centro de la palma de mi mano, y luego salto a la calle y trato de sumarme a la costumbre, como siempre
hoy he de oler a loco con húmeros borrachos, porque todo se me agolpa en la mirada, también, porque hoy todo me saca la lengua… las cuatro paredes, la soledad y la lluvia, la botella –magnética y nupcial– y, en sus átomos amargos, los caminos
hoy sufro, ya lo dije
i en su cadáver va, conmigo, la portentosa poesía debajo del zapato, loca de calles, con esa voz que me susurra que el reloj es un cerdo perfecto y el hombre ¡pobre y pobre! –residual, opulento de pelos y materia, potentado de nubes y pelucas, y rico de quebrantos y otra vez rico, y otra vez, como nunca, numeroso en su envoltura y diminuto, inocente y corrompido, a los pies de sus actos capitales y delante de su anciana sien legislativa
hoy sólo sufro de oreja, señora, solo
como quien se sabe en pleno circo y le fuera imposible disfrutar del espectáculo…
desde su niño lejano, he aquí mi costilla, mi fruta mordida, el árbol sin raíces y una hormiga cavilando… hileras de las horas que me cercan, sarcófagos obscenos en la espera, lunas de hiel que fueron y que son, amores que serán desde el ayer entre los dedos inocentes
hoy apenas sobrevivo, a penas, con mi pan elemental debajo del sombrero
y me abismo en el lenguaje queriendo escribir, aunque también a mí me sale espuma... por eso me siento a meditar en el centro de la palma de mi mano, y luego salto a la calle y trato de sumarme a la costumbre, como siempre
hoy he de oler a loco con húmeros borrachos, porque todo se me agolpa en la mirada, también, porque hoy todo me saca la lengua… las cuatro paredes, la soledad y la lluvia, la botella –magnética y nupcial– y, en sus átomos amargos, los caminos
hoy sufro, ya lo dije
i en su cadáver va, conmigo, la portentosa poesía debajo del zapato, loca de calles, con esa voz que me susurra que el reloj es un cerdo perfecto y el hombre ¡pobre y pobre! –residual, opulento de pelos y materia, potentado de nubes y pelucas, y rico de quebrantos y otra vez rico, y otra vez, como nunca, numeroso en su envoltura y diminuto, inocente y corrompido, a los pies de sus actos capitales y delante de su anciana sien legislativa
hoy sólo sufro de oreja, señora, solo
como quien se sabe en pleno circo y le fuera imposible disfrutar del espectáculo…
jueves, junio 19, 2008
La lengua libre
lame la luz de ti la lengua libre
la lengua lenta o loca
la lengua viva
la lúdica
la lírica lengua del beso
la lengua alivio
libre
liberada
delirante
abriendo senderos al deseo
escribiendo versos de agua y tiempo
la lengua lumbre
libre
salobre y lisonjera
para poner nombre a tu piel desnuda
para limpiar de soledades tu vientre
libidinosa
aliterada
lentamente
lengua líquida
lúbrica
litúrgica
la flor de la sangre
que apresura sus insectos
que hierve
que sale a buscarte
alada y
libre
lengua de los alisios vientos
lengua de alquimia
lengua del alba
lengua que alumbra
cálida
lúdica
lírica lengua
dulzura de almíbar
línea libre
aliento y luz
lenta y leve
locuaz
la lengua libre
de mar y fuego en la piel
la lengua lenta o loca
la lengua viva
la lúdica
la lírica lengua del beso
la lengua alivio
libre
liberada
delirante
abriendo senderos al deseo
escribiendo versos de agua y tiempo
la lengua lumbre
libre
salobre y lisonjera
para poner nombre a tu piel desnuda
para limpiar de soledades tu vientre
libidinosa
aliterada
lentamente
lengua líquida
lúbrica
litúrgica
la flor de la sangre
que apresura sus insectos
que hierve
que sale a buscarte
alada y
libre
lengua de los alisios vientos
lengua de alquimia
lengua del alba
lengua que alumbra
cálida
lúdica
lírica lengua
dulzura de almíbar
línea libre
aliento y luz
lenta y leve
locuaz
la lengua libre
de mar y fuego en la piel
lunes, abril 28, 2008
De lo imposible cotidiano
1
Hay un poema que espera
Que te busca o me pierde
Cuando la ciudad es ausencia
Laberinto de aceras grises
Oscuro panteón de los deseos
2
Tan imposible la belleza
Tan espejismo
Fantasma recurrente
Hueco de formas
Frías
Tiritando
En el color de la esperanza
Bajo la luna nueva y primitiva
Que hoy como ayer ocultan las nubes
3
En medio de todo esto
Hemos tratado de hacer
La realidad del amor
Pero
No siempre la gracia
Bendice nuestro instante
Hay un poema que espera
Que te busca o me pierde
Cuando la ciudad es ausencia
Laberinto de aceras grises
Oscuro panteón de los deseos
2
Tan imposible la belleza
Tan espejismo
Fantasma recurrente
Hueco de formas
Frías
Tiritando
En el color de la esperanza
Bajo la luna nueva y primitiva
Que hoy como ayer ocultan las nubes
3
En medio de todo esto
Hemos tratado de hacer
La realidad del amor
Pero
No siempre la gracia
Bendice nuestro instante
domingo, abril 13, 2008
Del placer, del texto…
Leer (a Barthes, a Cortázar, al universo) en el pla(ser… En la carne y el espíritu del que le place ser. Desplazarse, en alegre procesión intelectual, hacia esas diminutas configuraciones de la tinta. Descubrir el cuerpo del deseo. Y escribir. Escrib(ir hacia tantos mundos posibles, cercanos y distantes). Sentir el planeta de otro modo. Sentirse de otro mundo. Y “nunca excusarse, nunca explicarse”… Experimentar el goce de la lectoescritura una mañana cualquiera, como quien viaja o se deja viajar por otro cuerpo, macho y hembra entrelazados en el beso, por esos senderos indecibles, inciertos, del deseo. Por el lenguaje de la carne estremecida. ¿Le aburre a usted? Mis condolencias… De cierta manera, aburrirse es no tener, no poder, no querer, no ser… Problema personal. Hay tantas cosas, tantas geografías, tantas historias, tantos paisajes, tantos libros, tantas palabras… ¿En cuál esquina del tiempo se queda, usted, parado, varado, sumido en la des-gracia…? Habrá que vivir por usted. Leer su no-historia y escribir. Recordarle la vida, con su doxa y su paradoxa, con su dialéctica de sol y sombra… Que a cada dolor parece corresponderle su cuota de placer. A cada lector su texto. Y hay tantas cosas por escribir. Y a cada yo… su otro, su murmullo, la sustancia del deseo…
lunes, diciembre 31, 2007
Preguntas
¿A dónde va
la muchedumbre taimada?
¿Hacia dónde se apresuran
los pasos del tiempo?
¿Qué espacios por escribir
le esperan a la tinta tras el punto final?
la muchedumbre taimada?
¿Hacia dónde se apresuran
los pasos del tiempo?
¿Qué espacios por escribir
le esperan a la tinta tras el punto final?
domingo, noviembre 11, 2007
Las deja danzar entre sus dedos
Y, en ellas,
ella vuelve
sumerge sus raíces,
se abre en poros y apetito
y extrae, poco a poco,
la savia, la pátina del tiempo.
Busca luego el aire, las nubes,
para precipitarse en gotas,
insistente, vital, enamorada,
trazando riachuelos, arco iris,
aves que son árboles y lunas...
ella vuelve
sumerge sus raíces,
se abre en poros y apetito
y extrae, poco a poco,
la savia, la pátina del tiempo.
Busca luego el aire, las nubes,
para precipitarse en gotas,
insistente, vital, enamorada,
trazando riachuelos, arco iris,
aves que son árboles y lunas...
domingo, septiembre 16, 2007
Muere la tarde en la mirada
Y A VECES
TIENE DIENTES
LA CALLE
y pasan los hombres
silbando la muerte
buscando espejos donde reconocerse
volviendo el rostro talvez
sumando nostalgias
muriendo de vista para siempre...
TIENE DIENTES
LA CALLE
y pasan los hombres
silbando la muerte
buscando espejos donde reconocerse
volviendo el rostro talvez
sumando nostalgias
muriendo de vista para siempre...
jueves, agosto 09, 2007
De la poesía, el amor y la luz...
POEMA DE LA LUZ
PRÓLOGO
Te lo he dicho muchas veces: yo he amado
con voz jamás escuchada hasta entonces en sueños,
en sueños que buscan la pureza de la forma apetecida.
Yo he amado con sangres como nubes, como praderas
todas llenas de llamas y animales antiguos.
Mas un amo de carne lleva su hueco frío...
Ahora soy una ardiente suavidad de huesos hechos flor y aire.
EL POEMA
Te lo he dicho muchas veces, y el corazón es un espacio
donde los tiempos, cautivos, se aventuran.
Se aventuran por ti, ay, cautivos, vuelven al gran tiempo
que es tu pureza y tu mayor deleite.
Esa eres tú: la más bella aventura del cuerpo,
el júbilo que a veces corrobora la más honda agua de tu sueño,
y yo no lo sabía. No sabía cómo obtener el tú que te hace hermosa,
cómo llamarte Luz si no eres día y noche.
Pero eras mía desde antes de que mis ojos fuesen míos
desde antes de que mis labios fuesen míos para tu nombre,
Y no hay holgura. No hay hondura mayor que recordarte
y mirarse tan basto que hasta la misma savia es ruda en primavera.
En primavera, cuando entre árboles circula una vaga urdimbre de frutas
con la misma inquietud que un pájaro en los versos.
Oh pudorosa, gran testimonio mío y de todo,
es muy difícil conservar la pureza del júbilo después de haber amado.
Tú lo sabes, lo he hecho muchas veces: yo te aparto
como Dios aparta su perfección, a fuerza de preguntas y respuestas.
Dios todavía ignora cuántas lágrimas bastan para que un amor sea hermoso, para que un amor tal vez sea hermoso.
Yo no puedo decírtelo, alma mía. Pero cuando un amor nace
hay una multitud de cosas que quedan como muertas.
Mira esa isla. Su muerte no crece de la luz;
es en la luz su propio crecimiento.
Y a aquél. Sí. Míralo. Cómo simula un huerto del mar,
de ese mar que se dice, que nos dice la heredad de los cielos.
Su angustia, ¡desnúdate alegría!, no es el inicio de la inteligencia deseada,
que es la rosa en pájaro y hueso compartida.
Tómalo. Suéñalo, oh jubilosa, tú que eres dulce y tierna,
manantial y delirio que ignora la manzana.
Ponlo junto a tu cuerpo como un ungüento más para mis manos.
Lo alzaré a tu cielo, y verás que también hay árboles diversos en la tierra.
Te lo he dicho muchas veces: eres mi salvación desnuda.
La mejor parte de ti se eleva indefensa para mi poesía.
¿Qué puedes hacer? ¿Qué puede toda la luz contra tanta belleza como lazo?
Recuerda que en el poema no hay amistad para la mujer.
El poema es una de aquellas cosas que quedan como muertas.
Como muerte, porque con él percibimos la presencia y el tiempo.
Un poema no es el gran tiempo aquél de que te hablaba, ni eres tú.
Es lo que abunda después de despojarse de todo lo que es nuestro.
Por eso dicen que es el cuerpo el que hace la muerte.
Que la vida es cuando la forma persiste.
Yo no lo creo. Hay mucha realidad como posible salvación desnuda.
Mas, ¿qué es una salvación posible, desnuda?
Yo quiero que me digas: cuando se habla de la muerte,
¿acaso es el cuerpo el artífice total de nuestro mundo,
o es entonces cuando sabemos que la duración es cosa pura,
y en nombre y llama cae por su interior desnudo?
EPÍLOGO
Esto, tú lo sabes, te lo he dicho muchas veces: el amor es un monstruo
que exige el sacrificio de todas nuestras criaturas,
y yo amo la poesía. La amaba desde antes de decir: «Sea la luz».
Amar es preguntar y ver que todo continúa en su tiempo, amada.
Y por esto me tumbo y murmuro en tu oído:
querida, tú eres todo lo que yo esperaba —y sigo esperando.
Freddy Gatón Arce
_________________
La poesía dominicana del siglo XX muestra al mundo grandes aciertos. Es lamentable, sin embargo, que tanto sus autores como la crítica nacional, los editores y los profesores de literatura no hayan resultado lo suficientemente eficaces o competentes como para promover las grandes obras poéticas nacionales, por lo menos en el entorno de la República Dominicana. Y, por supuesto que también resulta de lamentar el hecho de que tantos investigadores y antólogos internacionales de poesía hispana no hayan sido lo suficientemente acuciosos como para descubrir y dar a conocer la calidad y la diversidad de nuestras más genuinas voces poéticas. La auténtica poesía se define en la trascendencia, trasvasa épocas y geografías, producto de la inteligente concentración del poeta en dos instancias esenciales: sensibilidad y conocimiento. Y es por ello que las grandes obras a la larga se imponen, a pesar de la sordera, la negligencia, la pobreza espiritual y material, e incluso a pesar de ciertos gustos y corrientes estéticas… ¿Acaso no merece este poema de Gatón Arce figurar en los libros de texto y antologías que circulan en cualquiera de las instituciones del sistema educativo dominicano? ¿Acaso no merece este poema figurar en cualquiera de las más exigentes antologías poéticas en lengua hispana?
O. M.
jueves, junio 14, 2007
Magister dixit
Jorge Luis Borges siempre fue controversial respecto al tema de la política. En medio de un diálogo con Osvaldo Ferrari dijo cierta vez: “Creo que se tiende a exagerar la importancia del Estado ahora. No sólo la del Estado sino que todos pensamos que un país depende de su gobierno; y quizá los gobiernos no sean tan importantes, quizá lo importante sea cada individuo, o cada modo de vivir”. Más adelante daba un ejemplo: “Vamos a suponer que Suiza sea un reino y que Suecia sea una república, ¿cambiarían en alguna cosa?”. Y luego agregaba: “tendemos a suponer que es muy importante todo eso, y quizá no lo sea, y también de ahí se llega al error de suponer que de todos los males es culpable el gobierno”, pero “quizá el gobierno esté tan perplejo y tan perdido como nosotros. Es lo más probable.” ¿Tendrá razón? ¿Qué pensarán puertorriqueños y cubanos de esto; Hipólito Mejía, el presidente Leonel Fernández y el Pobre-Cristo-Peregrino de Dajabón; el Rey Juan Carlos y Joaquín Sabina, usted y yo…?
martes, junio 12, 2007
A(la) Silverio, Rosa y Musa
"Y yo soy el gran vacío"
La espina que crece en la carne
El pétalo que cae
La calle que ladra
La noche que piensa
La palabra que duda de sí
La hoja que espera
El silencio que cruje
El poema imposible...
La espina que crece en la carne
El pétalo que cae
La calle que ladra
La noche que piensa
La palabra que duda de sí
La hoja que espera
El silencio que cruje
El poema imposible...
viernes, mayo 25, 2007
Informe de ausencias
Peregrinaba por otras tierras, por otros mares
Buscando en la niebla no sé qué fiesta de flores
No sé qué suerte de peces o fantasmas…
Fueron más las preguntas que las respuestas.
¿Habrá otras coloraciones para las pupilas, otra luz?
Y amé. Y me amaron. Pero sólo de lejos. De lejos.
Buscando en la niebla no sé qué fiesta de flores
No sé qué suerte de peces o fantasmas…
Fueron más las preguntas que las respuestas.
¿Habrá otras coloraciones para las pupilas, otra luz?
Y amé. Y me amaron. Pero sólo de lejos. De lejos.
jueves, marzo 29, 2007
martes, febrero 20, 2007
Lucas, capítulo 6, versículos 20 y 21
Y TIENEN SED
Y TIENEN HAMBRE
desde siempre
pero sus estadísticas
pertenecen al olvido
Nacen
como pequeños lagartos anónimos
y mueren
devorados por su propio retrato
Su voz
es pancarta
folclor de noticiarios
Habitan
páramos insomnes
riberas furiosas
cañadas aciagas
Entre pescadores
y pejes gordos
—a la mar —
son sólo silencio
carnada
En juegos de azar cotidiano
y en virtud de leyes oscuras
perderán la tierra y las horas
Fieles a la fe
sin embargo
añoran participar del milagro alguna vez
puesto que está escrito
sin reparos
¡heredarán el reino de los cielos!
Y TIENEN HAMBRE
desde siempre
pero sus estadísticas
pertenecen al olvido
Nacen
como pequeños lagartos anónimos
y mueren
devorados por su propio retrato
Su voz
es pancarta
folclor de noticiarios
Habitan
páramos insomnes
riberas furiosas
cañadas aciagas
Entre pescadores
y pejes gordos
—a la mar —
son sólo silencio
carnada
En juegos de azar cotidiano
y en virtud de leyes oscuras
perderán la tierra y las horas
Fieles a la fe
sin embargo
añoran participar del milagro alguna vez
puesto que está escrito
sin reparos
¡heredarán el reino de los cielos!
martes, febrero 06, 2007
Horas
Cuerpos de por medio
convenimos
en que el miedo
no se hizo para nosotros
Pero
¿por qué nos busca?
¿por qué nos encuentra
cuando las horas
los deberes
y el silencio
nos separan?
convenimos
en que el miedo
no se hizo para nosotros
Pero
¿por qué nos busca?
¿por qué nos encuentra
cuando las horas
los deberes
y el silencio
nos separan?
jueves, enero 25, 2007
Instantáneas de la eternidad
1
¿Mi eternidad?
La realidad del instante
El peso de los siglos
2
¿La
eternidad?
Un poema
Que no me escribe
¿Mi eternidad?
La realidad del instante
El peso de los siglos
2
¿La
eternidad?
Un poema
Que no me escribe
miércoles, enero 10, 2007
Palabras robadas
Hablas de ti
La calle gris que se extiende
La lluvia
La noche
Tristeza y miedo de por medio
Pero se trata de mí
Que acaso me estoy terminando en tus días
Se trata
De que no tuve todas las palabras
Que no supe escribir todos los versos
Que me fui tragando poco a poco
El apetito de tus labios
De mí
Que no supe a tiempo
Del verso que amanece en el pecho,
Doliendo,
Como un vidrio que crece.
Se trata de mí
Habitado por tu sombra
Que acaso soy
En ti
Que acaso duelo
Que puedo lastimarte o punzarte las horas
De mí
Que cuando callo miento
Que te hago triste
Culpable de lo imposible
Para que te vayas de todas las esperanzas
De mí
De mis dos o tres líneas
Que a penas
Imagino en una página
El mismo beso de otra noche
El que fue y no fue
El beso que será
Y no será
Y encima tú
También
En “el silencio de los poetas”
Que es mío
Se trata de mí
Que como tú cierro las puertas
Que apago las luces
Como tú
Que me abro al poema que somos
Y algo de ti me da vueltas dentro
Hurtándole palabras a la noche
Y es tarde.
La calle gris que se extiende
La lluvia
La noche
Tristeza y miedo de por medio
Pero se trata de mí
Que acaso me estoy terminando en tus días
Se trata
De que no tuve todas las palabras
Que no supe escribir todos los versos
Que me fui tragando poco a poco
El apetito de tus labios
De mí
Que no supe a tiempo
Del verso que amanece en el pecho,
Doliendo,
Como un vidrio que crece.
Se trata de mí
Habitado por tu sombra
Que acaso soy
En ti
Que acaso duelo
Que puedo lastimarte o punzarte las horas
De mí
Que cuando callo miento
Que te hago triste
Culpable de lo imposible
Para que te vayas de todas las esperanzas
De mí
De mis dos o tres líneas
Que a penas
Imagino en una página
El mismo beso de otra noche
El que fue y no fue
El beso que será
Y no será
Y encima tú
También
En “el silencio de los poetas”
Que es mío
Se trata de mí
Que como tú cierro las puertas
Que apago las luces
Como tú
Que me abro al poema que somos
Y algo de ti me da vueltas dentro
Hurtándole palabras a la noche
Y es tarde.
jueves, diciembre 28, 2006
1 y 2 poemas
1
contra
la calle
por la
calle
para
la calle
y a pesar
de la calle
el poema
busca
el rostro
el rastro
de los transeúntes
como la luz
busca
los ojos
el color
y se confunde
en la penumbra
copulando
contra el tiempo
con el tiempo
sin tiempo
en palabras
aladas
desgarradas
por el amor
y enfrentadas
a la muerte
contra la calle
por la calle
para la calle
y a pesar
de la calle
2
en esa
palabra que
desciende
-nocturna-
sobre mí
en esa mirada
que se olvida
de verme
¿qué soy
desde ti?
¿en qué
mundos
me nombra
tu memoria?
disuelto
en la distancia
¿cómo me
recomponen
tu deseo
tus dedos
tus labios
abiertos?
contra
la calle
por la
calle
para
la calle
y a pesar
de la calle
el poema
busca
el rostro
el rastro
de los transeúntes
como la luz
busca
los ojos
el color
y se confunde
en la penumbra
copulando
contra el tiempo
con el tiempo
sin tiempo
en palabras
aladas
desgarradas
por el amor
y enfrentadas
a la muerte
contra la calle
por la calle
para la calle
y a pesar
de la calle
2
en esa
palabra que
desciende
-nocturna-
sobre mí
en esa mirada
que se olvida
de verme
¿qué soy
desde ti?
¿en qué
mundos
me nombra
tu memoria?
disuelto
en la distancia
¿cómo me
recomponen
tu deseo
tus dedos
tus labios
abiertos?
viernes, diciembre 15, 2006
Solamente
Ni tus labios ni los míos
Ni tus manos ni mis dedos
Sólo el beso
Su túnel tibio
Su "oscura claridad"
Las historias inenarrables
Que salvan horas y deseos
Bajo los párpados cerrados
Ni tus manos ni mis dedos
Sólo el beso
Su túnel tibio
Su "oscura claridad"
Las historias inenarrables
Que salvan horas y deseos
Bajo los párpados cerrados
domingo, diciembre 03, 2006
Canción con la quinta pata
http://www.youtube.com/watch?v=sFmzoNPxqEc
La reforma tributaria,
basura y televisión…
dromedarios con caretas
se robaron la ilusión…
Doce peces tiene el año,
cuatro labios el amor…
¿Dónde curan la migraña
que la prensa me dejó?
Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.
Veinticuatro, tiene el día,
horas para naufragar…
¿Dónde está la mantequilla?
¿Cuándo vamos a bailar?
Ser hoy uno es complicado,
uno y cero no son par…
Cuando estoy entre tus brazos
no me puedo controlar…
Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.
No pongas el noticiario,
No te vayas a acostar…
Busquemos a los muchachos,
Vamos todos a volar…
Ponte las botas del gato,
quítate la realidad…
El amor es muy barato,
te lo voy a regalar…
Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.
La reforma tributaria,
basura y televisión…
dromedarios con caretas
se robaron la ilusión…
Doce peces tiene el año,
cuatro labios el amor…
¿Dónde curan la migraña
que la prensa me dejó?
Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.
Veinticuatro, tiene el día,
horas para naufragar…
¿Dónde está la mantequilla?
¿Cuándo vamos a bailar?
Ser hoy uno es complicado,
uno y cero no son par…
Cuando estoy entre tus brazos
no me puedo controlar…
Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.
No pongas el noticiario,
No te vayas a acostar…
Busquemos a los muchachos,
Vamos todos a volar…
Ponte las botas del gato,
quítate la realidad…
El amor es muy barato,
te lo voy a regalar…
Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.
viernes, noviembre 24, 2006
La soledad creciendo en las canciones
…
“Yo canto mis soledades porque me sobran…”
-Joaquín Sabina-
…
No sé la forma del amor.
No sé la línea de fondo que pone límite
o expande apetitos y distancias…
Recobro de ti, sin embargo, sonrisa y tristeza,
y una hilera de palabras que dibujan imposibles.
Y me quedo pasmado en la belleza fatal de ciertas horas,
con tu ausencia nadando como un pez entre las sílabas,
y con este poema que casi me tiembla entre los dedos.
Se escribe así otra historia de novios imposibles, talvez,
y el cuerpo de la soledad sigue creciendo en las canciones.
Cierto que hay gente que prefiere imaginar otro paisaje.
Allá tus ojos, cerrados, dibujando noche y vino para dos.
Y aquí los labios inútiles, entreabiertos, sedientos, esperando…
“Yo canto mis soledades porque me sobran…”
-Joaquín Sabina-
…
No sé la forma del amor.
No sé la línea de fondo que pone límite
o expande apetitos y distancias…
Recobro de ti, sin embargo, sonrisa y tristeza,
y una hilera de palabras que dibujan imposibles.
Y me quedo pasmado en la belleza fatal de ciertas horas,
con tu ausencia nadando como un pez entre las sílabas,
y con este poema que casi me tiembla entre los dedos.
Se escribe así otra historia de novios imposibles, talvez,
y el cuerpo de la soledad sigue creciendo en las canciones.
Cierto que hay gente que prefiere imaginar otro paisaje.
Allá tus ojos, cerrados, dibujando noche y vino para dos.
Y aquí los labios inútiles, entreabiertos, sedientos, esperando…
miércoles, noviembre 08, 2006
Kafka y Pessoa: la literatura como sino
Pessoa: o del arte de ser otro
El 29 de septiembre de 1929 la señorita Ofelia Queiroz recibió de su novio una carta en la puede leerse lo siguiente:
"Llegué a la edad en que se tiene el propio dominio de las propias cualidades... Es pues la ocasión de realizar mi obra literaria... Para realizar esa obra, necesito sosiego y un cierto aislamiento... Toda mi vida futura depende de poder o no hacer esto, y pronto. Además, mi vida gira en torno a mi obra literaria... Todo lo demás en la vida tiene para mí un interés secundario... Es preciso que todos, los que se tratan conmigo, se convenzan de que soy así, y que exigirme los sentimientos, muy dignos por cierto, de un hombre vulgar y banal, es como exigirme que tenga ojos azules y pelo rubio. Y estar tratándome como si yo fuera otra persona no es la mejor manera de mantener mi afecto... Me gusta mucho -pero mucho- usted, Ofeliña. Aprecio mucho -muchísimo- su índole y su carácter. Si me caso, no me casaré sino con usted. Resta saber si el matrimonio, el hogar (o como quiera que le llamen) son cosas que se concilien con mi vida de pensamiento. Lo dudo. Por ahora, y pronto, quiero organizar esa vida de pensamiento y de trabajo mío. Si no consigo organizaría, claro está que nunca siquiera pensaré en pensar en casarme. Si la organizo en términos de ver que el matrimonio sería un estorbo, claro que no me casaré. Pero es probable que no sea así. El futuro -y es un futuro próximo- lo dirá... Su muy afecto, Fernando."
Se trata de Pessoa, quien no se conformó jamás con ser el mismo hombre todos los días. Así, para poder escribir otra vez y desde otra perspectiva, le era necesario transformarse, ser otro, inventarse otra biografía y, dentro de sus creencias metafísicas, otra carta horoscopal. Fue, paradójicamente, un “desconocido de sí mismo”; vivió siempre entre personas fantasmales a las que él mismo dibujaba en el papel y que, con el tiempo, llegaron a tener tanta o mayor presencia material que su creador. Hoy día, por ejemplo, la crítica literaria discute quién es mejor poeta entre sus diversos heterónimos, si Campos, Reis, Caeiro o el propio Pessoa. La invención de personalidades la llevó más allá de la literatura, en sus relaciones amorosas se cuenta que el poeta no siempre visitó a Ofelia Queiroz como Fernando, a veces enviaba en su lugar a su heterónimo el ingeniero naval Álvaro de Campos, quien, en definitiva, se dice que tuvo mucho que ver con el rompimiento de la pareja.
Ya puestos a comparar, contrario a la gravedad y/o afectación en las cartas de Kafka, en las de Pessoa resalta cierto gesto de superioridad, el poeta portugués no admite que se le trate como a un hombre vulgar o estereotipado, se niega rotundamente a que los demás quieran “obligarle a tener los ojos azules”. Pero en ellas también se pone sus máscaras y se permite, por ejemplo, la ternura del retozo y el uso cordial del diminutivo al nombrar a su novia: “Ofelita, bebecito, amorcito mío, Nenita”... Por otra parte, sin embargo, la posición frente al dilema matrimonio /literatura es fundamentalmente la misma que la del escritor checo. Pero, a diferencia de Kafka, Pessoa no se auto inflige jamás y parece evidente que el matrimonio no es para él una obsesión, como parece serlo para K., aunque éste no quiera reconocerlo.
De otro lado, en relación con los heterónimos, en una carta dirigida a Adolfo Casáis Monteiro, Pessoa escribe: "El origen mental de mis heterónimos está en mi tendencia orgánica y constante a la despersonalización y a la simulación... Desde niño tuve la tendencia a crear en torno a mí un mundo ficticio, de rodearme de amigos y conocidos que nunca existieron. (No sé, bien entendido, si realmente no existieron, o si soy yo quien no existe. En estas cosas, como en todas, no debemos ser dogmáticos)..." Dos palabras a destacar: despersonalización y simulación; contra esa definida unidad que socialmente se espera de la persona, ésta deja de ser un solo rostro y al disfrazarse se multiplica. Pessoa se difumina y se reafirma en la ficción, entre sus personajes-escritores, y acaso bajo la influencia del budismo, pone en duda la propia existencia del yo... Cada heterónimo del poeta es una máscara, una pieza de palabras para ocultar o disimular el rostro del hombre, y desvelarlo. Así, en él, la negación del sujeto es su afirmación.
Según la propia Ofelia, el suyo con Pessoa fue un "noviazgo inocente, hasta cierto punto igual al de todo el mundo, aunque Fernando nunca hubiese querido ir a mi casa, como era normal en cualquier novio. Y que a propósito argumentaba: "Sabes, es preciso comprender que eso es de gente vulgar, y yo no soy vulgar." Y ella lo comprendía y lo aceptaba exactamente así, como él era. De otra parte, también relata que él le indicaba muchas veces: "No le digas a nadie que somos novios, es ridículo. Nos amamos." Y que Fernando era un poco confuso, principalmente cuando se presentaba como Á. "Hoy, no he sido yo el que ha venido, ha sido mi amigo Álvaro de Campos..." Comportándose en tales ocasiones de una manera totalmente diferente a lo que era habitual dentro del noviazgo. Sí, asumía su máscara de nuevo, fuera de la literatura: "Disparatado, diciendo despropósitos. Un día, nos sigue contando Ofelia, cuando llegó a mi lado, me dijo: "Traigo una incumbencia, señora, la de meter la fisonomía abyecta de ese Fernando Pessoa en un cubo de agua." A lo que ella replicó: "Detesto a ese Álvaro de Campos. Sólo quiero a Fernando Pessoa."
Al final, Kafka y Pessoa se casan... con la Literatura
En P. y K. hay, evidentemente, cierta rebelión definitiva frente al mundo. La introspección los convierte en otros. La realidad externa, el mundo, les es intolerable: todo, todos, atentan contra el espacio que buscan. Frente a tales circunstancias, sin amor, ambos abdican, ambos arriesgan la vida, se recogen, se juegan el tiempo presente... De ahí la metamorfosis y la teatralidad del sujeto y su discurso: Pessoa es una serie de máscaras (poetas heterónimos que juegan al vacío y a decir, desde el tedio existencial, lo indecible); Kafka, una serie de pellejos y caparazones (toda una fauna indefensa que resiste, a merced de los hombres, la absurda maquinaria del orden establecido). Pudiera decirse que en K., el sujeto, la máscara, se rebaja a la condición de animalejo: la metamorfosis es vertical hacia abajo. En P., la persona, la máscara, se multiplica en iguales: la metamorfosis es horizontal, hacia los lados.
A diferencia de sus pretendientes, Felice y Ofelia son mujeres normales, vale decir de este mundo. A ellas no se les ocurre amanecer convertidas en insecto, ni tampoco cambiar nombre y biografía para escribir uno u otro poema. Pero, ¿qué tienen O. y F. para ser esposas imposibles? El 'problema' no está realmente en ellas; ambas incluso llegaron a estimular la producción literaria de sus novios, lo cual en verdad era irremediable porque, por encima de todo, el sino de Kafka y Pessoa no era otro que la Literatura.
Y respecto a la vida, ¿cómo entonces definirlos? ¿Acomplejados? ¿Esquizofrénicos? ¿Neuróticos? ¿Egotistas? ¿Histéricos? ¿Antisociales? …Son pequeños dioses de uno y mil rostros malditos. La psicología o la sociología podrán limitarlos como gusten; pero todo aquel que les conoce desde sus obras sabe que, como Creadores, ellos desbordan los moldes. Por eso, bajo el hongo del sombrero y en silencio, ambos coquetean con la puta eternidad, ambos toman la palabra y escriben, ambos erigen murallas frente al mundo... y se enamoran y se casan con la literatura, y tienen hijos-libros y mueren. Y por esos hijos, de pronto, sin enterarse siquiera, son inmortales ante nosotros los dos, a su pesar.
__________
Segunda y última parte del ensayo KAFKA Y PESSOA: LA LITERATURA COMO SINO, que publiqué en el número 3 de la Revista del Círculo Literario El Aleph, Santo Domingo, mayo del 2000.
viernes, noviembre 03, 2006
K: el hombre más flaco del mundo
El 1º de noviembre de 1912, la señorita Felice Bauer recibe de su enamorado una curiosa carta en la que, entre otras cosas, se puede leer lo siguiente:
"Mi vida, en el fondo, consiste y ha consistido siempre en intentos de escribir, en su mayoría fracasados, pero el no escribir me hacía estar por los suelos, para ser barrido... Pese a lo flaco que soy -y soy la persona más flaca que conozco...-, tampoco puede decirse que, en lo tocante a la literatura, haya nada en mí que se pueda calificar de superfluo, superfluo en el buen sentido de la palabra... Ahora mi vida se ha hecho más ancha de pensar en usted, apenas pasa un cuarto de hora estando despierto sin que le haya dedicado un pensamiento... Últimamente he visto con asombro de qué manera se haya usted ligada íntimamente a mi trabajo literario, pese a que, hasta el momento, precisamente creía no pensar lo más mínimo en usted al escribir... Mi manera de vivir está organizada únicamente en función de escribir, y si sufre modificaciones éstas no tienen otro objeto que una mejor adecuación, en lo posible, a mi actividad literaria... Suyo, Franz K."
Se trata efectivamente del famoso Kafka, un ser “sin ascendientes, sin matrimonio, sin descendientes, con un vehemente deseo de ascendientes, de matrimonio, de descendientes...”, quien no sólo ha sido uno de los hombres que más se ha quejado de sus imposibilidades, sino también uno de los que más provecho literario les ha sacado. Sus diarios, sus cartas, sus narraciones, no son más que la descripción de un enorme combate: la lucha del hombre (diminuto) frente al tiempo (monstruoso), frente a los demás, frente a sí mismo: “todos los obstáculos me destruyen”, dirá, desde el temor y la fragilidad de su existencia, porque después de todo, no cabe dudas de que él es el hombre más flaco del mundo.
El escritor checo siempre parece estar hablando de sí mismo, y sus cartas están marcadas por el egotismo y la hipocondría: al confrontar biografía y obra, no nos quedan dudas de que él es, con diversos nombres en claves, el propio sujeto protagonista de sus historias de ficción. Para K., la literatura llega a ser su “muralla china” frente al mundo, frente al poder omnímodo representado en la figura del padre-dios, y una forma de empinarse delante de la realidad que le rodea, de esa realidad que le hace sentir como un bicho, como basura, “por los suelos”. Y en su búsqueda externa de sí mismo, Felice representa el espejo de lo que él no puede ser: una persona normal, sin excentricidades. De pronto no deja de pensar en ella, se le aparece por todas partes y, de cierta forma, también ella se convierte en literatura. ¿Se trata de Amor? Quizás sí: Cada uno se busca a sí mismo en el otro. Quizás no: En el otro, cada uno se rechaza a sí mismo...
Como otras tantas realidades, “la condición de célibe le produce horror”. Le hace ver, lógicamente, que así su ser queda “reducido a su propia existencia, sin pasado ni porvenir”, que “el célibe no tiene más que el instante”, que “ocupa en la vida un espacio cada vez más estrecho”, y que al morir, el círculo quedará enteramente ajustado a su medida. En tal sentido entiende que “celibato y suicidio se riman en el mismo plano del conocimiento”. Por eso Kafka, acaso ingenuamente, urgido por demás de que el amor lo salve, quisiera “casarse, fundar una familia; aceptar todos los hijos que nazcan, ayudarles a vivir en este mundo inseguro e, incluso, si es posible, guiarles un poco… Esto es, estoy convencido -escribe a su padre-, el más alto grado que un hombre puede alcanzar”.
Sin embargo, él, como sus personajes, es un individuo sospechoso, procesable, culpable; ni él ni nosotros sabremos a fondo de qué ni por qué, pero está condenado a la soledad por un poder invisible. Para Kafka, las conjeturas no harán más que desencadenar y potenciar su sello vital y literario: el miedo, la angustia. Lo cierto es que, fuera y dentro de los libros, enfrenta un sumario infinito ante un tribunal desconocido, inexorable; lo que asimismo, para los lectores acuciosos y la crítica, no es más que una gran metáfora del absurdo existencial con que el hombre moderno se inscribe y toma cuerpo dentro de la historia contemporánea, digamos que la escala de grises de la patología posmoderna.
Para el Kafka de los Diarios como para su Artista del hambre, la finalidad es desaparecer; su goce, su victoria, es su dolor, su derrota. El hombre, el artista, en actitud cuasi mesiánica, entiende que cumple su destino: expresar el “mundo tremendo (terrible) que tiene en la cabeza. “Pero cómo liberarme y liberarlo, dice, sin que se desgarre y me desgarre. Y es mil veces preferible desgarrarse que retenerlo o enterrarlo dentro de mí. Para eso estoy aquí, esto me resulta perfectamente claro”. Así, frente al abismo, K. justifica su decisión de saltar al vacío. Rompe todas sus ataduras, se alza contra el poder de la sangre y al tiempo se deshace del gran compromiso social en favor del otro mundo insoportable que late en su interior: la literatura.
“No soy nada más que literatura... Ni puedo ni quiero ser otra cosa... Todo lo que no es literatura me fastidia y lo odio…” La paradoja de las paradojas: la fortaleza de Kafka es su literatura; la literatura de K. es (revela) su debilidad frente al orden que le rodea. Y es así que, sobre la página, tratando de proteger el cuerpo de sus animales de ficción, Kafka se transforma y sucumbe a la vez como escarabajo, como agrimensor, como artista del hambre, como trapecista, como insecto, como viajante de comercio, “como un perro”.
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Primera parte del ensayo KAFKA Y PESSOA: LA LITERATURA COMO SINO, que publiqué en el número 3 de la Revista del Círculo Literario El Aleph, Santo Domingo, mayo del 2000.
"Mi vida, en el fondo, consiste y ha consistido siempre en intentos de escribir, en su mayoría fracasados, pero el no escribir me hacía estar por los suelos, para ser barrido... Pese a lo flaco que soy -y soy la persona más flaca que conozco...-, tampoco puede decirse que, en lo tocante a la literatura, haya nada en mí que se pueda calificar de superfluo, superfluo en el buen sentido de la palabra... Ahora mi vida se ha hecho más ancha de pensar en usted, apenas pasa un cuarto de hora estando despierto sin que le haya dedicado un pensamiento... Últimamente he visto con asombro de qué manera se haya usted ligada íntimamente a mi trabajo literario, pese a que, hasta el momento, precisamente creía no pensar lo más mínimo en usted al escribir... Mi manera de vivir está organizada únicamente en función de escribir, y si sufre modificaciones éstas no tienen otro objeto que una mejor adecuación, en lo posible, a mi actividad literaria... Suyo, Franz K."
Se trata efectivamente del famoso Kafka, un ser “sin ascendientes, sin matrimonio, sin descendientes, con un vehemente deseo de ascendientes, de matrimonio, de descendientes...”, quien no sólo ha sido uno de los hombres que más se ha quejado de sus imposibilidades, sino también uno de los que más provecho literario les ha sacado. Sus diarios, sus cartas, sus narraciones, no son más que la descripción de un enorme combate: la lucha del hombre (diminuto) frente al tiempo (monstruoso), frente a los demás, frente a sí mismo: “todos los obstáculos me destruyen”, dirá, desde el temor y la fragilidad de su existencia, porque después de todo, no cabe dudas de que él es el hombre más flaco del mundo.
El escritor checo siempre parece estar hablando de sí mismo, y sus cartas están marcadas por el egotismo y la hipocondría: al confrontar biografía y obra, no nos quedan dudas de que él es, con diversos nombres en claves, el propio sujeto protagonista de sus historias de ficción. Para K., la literatura llega a ser su “muralla china” frente al mundo, frente al poder omnímodo representado en la figura del padre-dios, y una forma de empinarse delante de la realidad que le rodea, de esa realidad que le hace sentir como un bicho, como basura, “por los suelos”. Y en su búsqueda externa de sí mismo, Felice representa el espejo de lo que él no puede ser: una persona normal, sin excentricidades. De pronto no deja de pensar en ella, se le aparece por todas partes y, de cierta forma, también ella se convierte en literatura. ¿Se trata de Amor? Quizás sí: Cada uno se busca a sí mismo en el otro. Quizás no: En el otro, cada uno se rechaza a sí mismo...
Como otras tantas realidades, “la condición de célibe le produce horror”. Le hace ver, lógicamente, que así su ser queda “reducido a su propia existencia, sin pasado ni porvenir”, que “el célibe no tiene más que el instante”, que “ocupa en la vida un espacio cada vez más estrecho”, y que al morir, el círculo quedará enteramente ajustado a su medida. En tal sentido entiende que “celibato y suicidio se riman en el mismo plano del conocimiento”. Por eso Kafka, acaso ingenuamente, urgido por demás de que el amor lo salve, quisiera “casarse, fundar una familia; aceptar todos los hijos que nazcan, ayudarles a vivir en este mundo inseguro e, incluso, si es posible, guiarles un poco… Esto es, estoy convencido -escribe a su padre-, el más alto grado que un hombre puede alcanzar”.
Sin embargo, él, como sus personajes, es un individuo sospechoso, procesable, culpable; ni él ni nosotros sabremos a fondo de qué ni por qué, pero está condenado a la soledad por un poder invisible. Para Kafka, las conjeturas no harán más que desencadenar y potenciar su sello vital y literario: el miedo, la angustia. Lo cierto es que, fuera y dentro de los libros, enfrenta un sumario infinito ante un tribunal desconocido, inexorable; lo que asimismo, para los lectores acuciosos y la crítica, no es más que una gran metáfora del absurdo existencial con que el hombre moderno se inscribe y toma cuerpo dentro de la historia contemporánea, digamos que la escala de grises de la patología posmoderna.
Para el Kafka de los Diarios como para su Artista del hambre, la finalidad es desaparecer; su goce, su victoria, es su dolor, su derrota. El hombre, el artista, en actitud cuasi mesiánica, entiende que cumple su destino: expresar el “mundo tremendo (terrible) que tiene en la cabeza. “Pero cómo liberarme y liberarlo, dice, sin que se desgarre y me desgarre. Y es mil veces preferible desgarrarse que retenerlo o enterrarlo dentro de mí. Para eso estoy aquí, esto me resulta perfectamente claro”. Así, frente al abismo, K. justifica su decisión de saltar al vacío. Rompe todas sus ataduras, se alza contra el poder de la sangre y al tiempo se deshace del gran compromiso social en favor del otro mundo insoportable que late en su interior: la literatura.
“No soy nada más que literatura... Ni puedo ni quiero ser otra cosa... Todo lo que no es literatura me fastidia y lo odio…” La paradoja de las paradojas: la fortaleza de Kafka es su literatura; la literatura de K. es (revela) su debilidad frente al orden que le rodea. Y es así que, sobre la página, tratando de proteger el cuerpo de sus animales de ficción, Kafka se transforma y sucumbe a la vez como escarabajo, como agrimensor, como artista del hambre, como trapecista, como insecto, como viajante de comercio, “como un perro”.
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Primera parte del ensayo KAFKA Y PESSOA: LA LITERATURA COMO SINO, que publiqué en el número 3 de la Revista del Círculo Literario El Aleph, Santo Domingo, mayo del 2000.
sábado, octubre 28, 2006
Dos versiones para un solo beso
1
Como un sorbo de sol
ha sido tu beso, poderoso.
2
De leche y miel, así
te me quedas en los labios.
Como un sorbo de sol
ha sido tu beso, poderoso.
2
De leche y miel, así
te me quedas en los labios.
domingo, octubre 22, 2006
Cul de sac
Vienes. Te vas. Vuelves.
La vida es abrir y cerrar círculos.
La historia se hace caminando.
Y corriendo. Saltando.
Invocando sortilegios. Dioses de barro.
Retando demonios de humo y de sol.
Ven y vete. Las tuyas son anécdotas para el olvido.
Y estás aquí, pero no. Y si te vas,
será porque todavía no acabas de llegar.
Callejones sin salida, tu pasaje.
La luz es una vela frente al viento.
Y el amor, sexo barato, flor imposible.
El destino se construye sin un plan.
Habitando la sombra. El silencio.
Durmiendo con un ojo abierto.
Con un pie fuera de la cama.
Soñando arañas o serpientes.
O acunando una esperanza desesperada.
¿Te llamas Jacques, Jean, Pierre?
Te llamas Nadie. Te llamas máscara.
Y espejo.
La vida es abrir y cerrar círculos.
La historia se hace caminando.
Y corriendo. Saltando.
Invocando sortilegios. Dioses de barro.
Retando demonios de humo y de sol.
Ven y vete. Las tuyas son anécdotas para el olvido.
Y estás aquí, pero no. Y si te vas,
será porque todavía no acabas de llegar.
Callejones sin salida, tu pasaje.
La luz es una vela frente al viento.
Y el amor, sexo barato, flor imposible.
El destino se construye sin un plan.
Habitando la sombra. El silencio.
Durmiendo con un ojo abierto.
Con un pie fuera de la cama.
Soñando arañas o serpientes.
O acunando una esperanza desesperada.
¿Te llamas Jacques, Jean, Pierre?
Te llamas Nadie. Te llamas máscara.
Y espejo.
martes, octubre 17, 2006
Eros en la Poiesis de Borges*
“Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor.”
(Borges)
Octavio Paz dijo alguna vez que la historia de la poesía es inseparable de la del amor. Eros et Poiesis, cuerpo y alma, ciertamente, se nos suelen presentar abrazados, confundidos en la odisea del tiempo, siendo palabra y cuerpo protagonistas de su aproximación y de su cópula constante. Amor y Poesía: el Uno que se busca en el Otro, en una recóndita necesidad de completud. La Poesía como reflejo lírico del alma, como estética de la intimidad; y el Amor como apetencia de la belleza, como anhelo primordial de plenitud existencial.
Aunque, aparentemente, Eros no es la manifestación central en la poesía de Jorge Luis Borges ni se exhibe en su más íntima desnudez ante la silenciosa apetencia de ciertos lectores, los versos del escritor argentino que refieren el amor no escapan en modo alguno a esta visión. En la obra poética de Borges el acto y la palabra se acercan y hasta se tocan, se disfrazan, se confunden, se pierden; se desean tristemente o inútilmente se reclaman.
Para el joven Borges, en el principio, por ejemplo, Eros, el invisible, fue la luz (la manifestación de lo visible), la belleza y el milagro del cuerpo, la totalidad: ‘‘Siempre la multitud de tu belleza’’… ‘‘A despecho de tu desamor / tu hermosura / prodiga su milagro por el tiempo’’… ‘‘Tú / que ayer sólo eras la hermosura / eres también todo el amor ahora’’. En esos versos de juventud el amor aparece como experiencia visceral, bastante entrañable para el hombre; y luego Eros fluye, como queriendo vencer el feroz desamparo del tiempo: ‘‘En la sala severa / se buscan como ciegos nuestras dos soledades’’. Sí, en ellos, los amantes, se expresa entonces la cercanía de lo tibio, de alguna despedida vesperal inolvidable: ‘‘Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos’’. Pero ya también el dolor del amargo desprendimiento, la herida: ‘‘Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo” –dice el poeta-, como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas’’.
Asimismo, en muchos textos de la primera etapa de Borges, el tema amoroso se presenta bastante marcado por la tragicidad y la retórica del romanticismo. De tal suerte, la ausencia del ser amado se describe, alguna vez, como un sol terrible; manifestación sensorial de la conciencia del vacío; y luego, más adelante, percepción imaginaria del abismo, lo que de cierta forma también deja implícita la eterna dicotomía de ‘amor o muerte’: ‘‘Tu ausencia me rodea / como la cuerda a la garganta, / el mar al que se hunde.’’
En términos generales, el Eros borgiano se nos revela muy marcado por el recato y la añoranza. Y seguramente que ello nos conecta directamente con la biografía del autor… Respecto al amor, la poética de Borges responde, es evidente, a la mentalidad de un individuo que, a pesar de ser un confeso heresiarca, resulta religioso en el sentido esencial de la palabra. Mentalidad de quien, como se sabe, no vivió con efervescencia ni amplitud los placeres inmediatos de la carne y en cambio se identificó casi totalmente con los del espíritu.
Es acaso “El amenazado” el texto borgiano que contiene mayor cantidad de elementos en cuanto a la concepción amorosa de su autor. Allí, Eros es avistado por el pudibundo y temeroso poeta con estas palabras: “Es el amor / tendré que ocultarme o que huir. / Crecen los muros de su cárcel como en un sueño atroz.” Eros avanza y ‘amenaza’. El hombre teme sucumbir ante la tempestuosa forma de su ser y de su estar, etéreo y corpóreo a la vez.
A partir de una paradójica concepción monista del universo, se le ocurre que cada mujer es la misma mujer, la Mujer, que todas las experiencias amorosas son una sola y la misma, el Amor. Pero nada puede contra la fuerza sibilina del Eros, contra su imprudencia deliciosa; ni los placeres de la razón ni los mecanismos de la costumbre ni el afecto maternal; todo parecen sucumbir frente a este dios omnipresente… el poeta dice: “De qué me servirán mis talismanes, / el ejercicio de las letras, / la vaga erudición, / el aprendizaje de las palabras que usó el áspero norte para cantar sus mares y sus espadas, / la serena amistad, / las galerías de la biblioteca, / las cosas comunes, / los hábitos, / el joven amor de mi madre, / la sombra militar de mis muertos, / la noche intemporal, / el sabor del sueño...”
El Otro lucha por definirse frente al Uno y, de pronto, pero se convierte en punto de referencia inevitable: “Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.” Ciertamente, nada puede adormecer o domeñar al invasor. El alivio que da, el placer, viene siempre de la mano con el temor a la infausta soledad, puesto que las cosas sólo adquieren realidad satisfactoria ante la presencia del Otro. El insistente Amor reclama comunión espiritual y de la carne. Por ello, la mujer que nos ocupa y que nos place, es también la que nos duele: “El nombre de una mujer me delata –dice Borges, para terminar de manera contundente el poema– / me duele una mujer en todo el cuerpo.”
En algunos otros versos de la madurez, el amor no es más que una reflexión: ‘‘Este polvo que soy será innumerable. / Si una mujer comparte mi amor / mi verso rozará la décima esfera de los cielos concéntricos; / si una mujer desdeña mi amor / haré de mi tristeza una música, / un alto río que siga resonando en el tiempo. / Viviré de olvidarme’’. En otros, el deseo de lo imposible: ‘‘Que no daría yo por la memoria / de que me hubieras dicho que me querías / y de no haber dormido hasta la aurora, / desgarrado y feliz.’’ O una mera recreación literaria: ‘‘Diana, la diosa que es también la luna, / me veía dormir en la montaña / y lentamente descendió a mis brazos / oro y amor en la encendida noche. / Yo apretaba los párpados mortales, / yo quería no ver el rostro bello / que mis labios de polvo profanaban. / Yo aspiré la fragancia de la luna / y su infinita voz dijo mi nombre. / Oh las puras mejillas que se buscan, / oh ríos del amor y de la noche...’’ O simplemente un fantasma que merodea la atmósfera del poema, con una que otra repentina aparición en su discurso.
Respecto a los últimos libros, la de Borges sigue siendo una literatura puritana de una refinada y, para muchos, alarmante castidad. Eros en ella es la eterna nostalgia, un vacío irremediable que algunas veces se reduce a la cándida evocación de algún beso, del acto amatorio más simple y primigenio: ‘‘La memoria del tiempo / está llena de espadas y de naves / y de polvo de imperios / y de rumor de hexámetros / y de altos caballos de guerra / y de clamores y de Shakespeare. / Yo quiero recordar aquel beso/ con el que me besabas en Islandia”. Dentro de este contexto, Islandia es el paraíso perdido y por tanto el amor (el amor, lo único que pareciera salvar al hombre del olvido); y el beso es una experiencia pletórica y es una síntesis del tiempo, puesto que en él el instante concentra y descarta todos los elementos que les son caros al poeta, siempre fascinado por los valores culturales de la historia y, sobre todo, de la literatura.
Finalmente, en cuanto a la filosofía de la escritura, acaso justificando con ello toda la carga de nostalgia que permea su poesía, Jorge Luis Borges escribe: “Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza’’, y concluye asegurando que ‘‘no hay otros paraísos que los paraísos perdidos.”
De todos modos, en Borges, como siempre, la aventura del espíritu es una experiencia fascinante. Nuestro autor, a pesar de sus relativas insuficiencias carnales o mundanales, ha sabido poner firmemente los pies en la tierra sin descender jamás del cielo; ha hecho del dolor ‘‘una música, un alto río que [sigue] resonando en el tiempo’’ y así, a su manera, ha ganado el eterno paraíso de los libros y del laberíntico amor, porque, a pesar de todo, la literatura lo salva frente al mundo para siempre en nuestros corazones.
…
*Publiqué este ensayo originalmente en el primer número de la Revista del Círculo Literario El Aleph, Santo Domingo, República Dominicana, agosto de 1999.
(Borges)
Octavio Paz dijo alguna vez que la historia de la poesía es inseparable de la del amor. Eros et Poiesis, cuerpo y alma, ciertamente, se nos suelen presentar abrazados, confundidos en la odisea del tiempo, siendo palabra y cuerpo protagonistas de su aproximación y de su cópula constante. Amor y Poesía: el Uno que se busca en el Otro, en una recóndita necesidad de completud. La Poesía como reflejo lírico del alma, como estética de la intimidad; y el Amor como apetencia de la belleza, como anhelo primordial de plenitud existencial.
Aunque, aparentemente, Eros no es la manifestación central en la poesía de Jorge Luis Borges ni se exhibe en su más íntima desnudez ante la silenciosa apetencia de ciertos lectores, los versos del escritor argentino que refieren el amor no escapan en modo alguno a esta visión. En la obra poética de Borges el acto y la palabra se acercan y hasta se tocan, se disfrazan, se confunden, se pierden; se desean tristemente o inútilmente se reclaman.
Para el joven Borges, en el principio, por ejemplo, Eros, el invisible, fue la luz (la manifestación de lo visible), la belleza y el milagro del cuerpo, la totalidad: ‘‘Siempre la multitud de tu belleza’’… ‘‘A despecho de tu desamor / tu hermosura / prodiga su milagro por el tiempo’’… ‘‘Tú / que ayer sólo eras la hermosura / eres también todo el amor ahora’’. En esos versos de juventud el amor aparece como experiencia visceral, bastante entrañable para el hombre; y luego Eros fluye, como queriendo vencer el feroz desamparo del tiempo: ‘‘En la sala severa / se buscan como ciegos nuestras dos soledades’’. Sí, en ellos, los amantes, se expresa entonces la cercanía de lo tibio, de alguna despedida vesperal inolvidable: ‘‘Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos’’. Pero ya también el dolor del amargo desprendimiento, la herida: ‘‘Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo” –dice el poeta-, como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas’’.
Asimismo, en muchos textos de la primera etapa de Borges, el tema amoroso se presenta bastante marcado por la tragicidad y la retórica del romanticismo. De tal suerte, la ausencia del ser amado se describe, alguna vez, como un sol terrible; manifestación sensorial de la conciencia del vacío; y luego, más adelante, percepción imaginaria del abismo, lo que de cierta forma también deja implícita la eterna dicotomía de ‘amor o muerte’: ‘‘Tu ausencia me rodea / como la cuerda a la garganta, / el mar al que se hunde.’’
En términos generales, el Eros borgiano se nos revela muy marcado por el recato y la añoranza. Y seguramente que ello nos conecta directamente con la biografía del autor… Respecto al amor, la poética de Borges responde, es evidente, a la mentalidad de un individuo que, a pesar de ser un confeso heresiarca, resulta religioso en el sentido esencial de la palabra. Mentalidad de quien, como se sabe, no vivió con efervescencia ni amplitud los placeres inmediatos de la carne y en cambio se identificó casi totalmente con los del espíritu.
Es acaso “El amenazado” el texto borgiano que contiene mayor cantidad de elementos en cuanto a la concepción amorosa de su autor. Allí, Eros es avistado por el pudibundo y temeroso poeta con estas palabras: “Es el amor / tendré que ocultarme o que huir. / Crecen los muros de su cárcel como en un sueño atroz.” Eros avanza y ‘amenaza’. El hombre teme sucumbir ante la tempestuosa forma de su ser y de su estar, etéreo y corpóreo a la vez.
A partir de una paradójica concepción monista del universo, se le ocurre que cada mujer es la misma mujer, la Mujer, que todas las experiencias amorosas son una sola y la misma, el Amor. Pero nada puede contra la fuerza sibilina del Eros, contra su imprudencia deliciosa; ni los placeres de la razón ni los mecanismos de la costumbre ni el afecto maternal; todo parecen sucumbir frente a este dios omnipresente… el poeta dice: “De qué me servirán mis talismanes, / el ejercicio de las letras, / la vaga erudición, / el aprendizaje de las palabras que usó el áspero norte para cantar sus mares y sus espadas, / la serena amistad, / las galerías de la biblioteca, / las cosas comunes, / los hábitos, / el joven amor de mi madre, / la sombra militar de mis muertos, / la noche intemporal, / el sabor del sueño...”
El Otro lucha por definirse frente al Uno y, de pronto, pero se convierte en punto de referencia inevitable: “Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.” Ciertamente, nada puede adormecer o domeñar al invasor. El alivio que da, el placer, viene siempre de la mano con el temor a la infausta soledad, puesto que las cosas sólo adquieren realidad satisfactoria ante la presencia del Otro. El insistente Amor reclama comunión espiritual y de la carne. Por ello, la mujer que nos ocupa y que nos place, es también la que nos duele: “El nombre de una mujer me delata –dice Borges, para terminar de manera contundente el poema– / me duele una mujer en todo el cuerpo.”
En algunos otros versos de la madurez, el amor no es más que una reflexión: ‘‘Este polvo que soy será innumerable. / Si una mujer comparte mi amor / mi verso rozará la décima esfera de los cielos concéntricos; / si una mujer desdeña mi amor / haré de mi tristeza una música, / un alto río que siga resonando en el tiempo. / Viviré de olvidarme’’. En otros, el deseo de lo imposible: ‘‘Que no daría yo por la memoria / de que me hubieras dicho que me querías / y de no haber dormido hasta la aurora, / desgarrado y feliz.’’ O una mera recreación literaria: ‘‘Diana, la diosa que es también la luna, / me veía dormir en la montaña / y lentamente descendió a mis brazos / oro y amor en la encendida noche. / Yo apretaba los párpados mortales, / yo quería no ver el rostro bello / que mis labios de polvo profanaban. / Yo aspiré la fragancia de la luna / y su infinita voz dijo mi nombre. / Oh las puras mejillas que se buscan, / oh ríos del amor y de la noche...’’ O simplemente un fantasma que merodea la atmósfera del poema, con una que otra repentina aparición en su discurso.
Respecto a los últimos libros, la de Borges sigue siendo una literatura puritana de una refinada y, para muchos, alarmante castidad. Eros en ella es la eterna nostalgia, un vacío irremediable que algunas veces se reduce a la cándida evocación de algún beso, del acto amatorio más simple y primigenio: ‘‘La memoria del tiempo / está llena de espadas y de naves / y de polvo de imperios / y de rumor de hexámetros / y de altos caballos de guerra / y de clamores y de Shakespeare. / Yo quiero recordar aquel beso/ con el que me besabas en Islandia”. Dentro de este contexto, Islandia es el paraíso perdido y por tanto el amor (el amor, lo único que pareciera salvar al hombre del olvido); y el beso es una experiencia pletórica y es una síntesis del tiempo, puesto que en él el instante concentra y descarta todos los elementos que les son caros al poeta, siempre fascinado por los valores culturales de la historia y, sobre todo, de la literatura.
Finalmente, en cuanto a la filosofía de la escritura, acaso justificando con ello toda la carga de nostalgia que permea su poesía, Jorge Luis Borges escribe: “Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza’’, y concluye asegurando que ‘‘no hay otros paraísos que los paraísos perdidos.”
De todos modos, en Borges, como siempre, la aventura del espíritu es una experiencia fascinante. Nuestro autor, a pesar de sus relativas insuficiencias carnales o mundanales, ha sabido poner firmemente los pies en la tierra sin descender jamás del cielo; ha hecho del dolor ‘‘una música, un alto río que [sigue] resonando en el tiempo’’ y así, a su manera, ha ganado el eterno paraíso de los libros y del laberíntico amor, porque, a pesar de todo, la literatura lo salva frente al mundo para siempre en nuestros corazones.
…
*Publiqué este ensayo originalmente en el primer número de la Revista del Círculo Literario El Aleph, Santo Domingo, República Dominicana, agosto de 1999.
jueves, octubre 12, 2006
Otra vez
A lo lejos,
bardos y amantes
fracasados
tramarán
mitologías de papel
y leerán de nuevo
la historia del mundo:
la tierra baldía,
la rayuela,
los cien años de soledad
¿el tiempo perdido?
bardos y amantes
fracasados
tramarán
mitologías de papel
y leerán de nuevo
la historia del mundo:
la tierra baldía,
la rayuela,
los cien años de soledad
¿el tiempo perdido?
martes, octubre 03, 2006
Hoy, como ayer o mañana
Cargar con la vida que
Se retuerce en las entrañas.
Ser para las excreciones
Cotidianas. La escritura. El dolor.
Andar con éste que soy,
desde la efervescencia del vacío,
Cuerpo y alma desamparados.
He aquí el resumen de los días:
El insecto impertinente. La espina.
Esta mancha de las horas sobre el papel…
Se retuerce en las entrañas.
Ser para las excreciones
Cotidianas. La escritura. El dolor.
Andar con éste que soy,
desde la efervescencia del vacío,
Cuerpo y alma desamparados.
He aquí el resumen de los días:
El insecto impertinente. La espina.
Esta mancha de las horas sobre el papel…
viernes, septiembre 29, 2006
Cita de estación
“¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
pues con callados pies todo lo igualas.”
Quevedo.
pues con callados pies todo lo igualas.”
Quevedo.
domingo, septiembre 24, 2006
QUEDAN AMORES Y MURMULLOS
A la memoria de Orlando Muñoz
Ahora que mi madre pregunta quién es
Ese pobre hombre que yace en el lecho
Ahora que mis hermanas lloran desconsoladas
Ahora que llamas a mi hermano y te despides
Ahora que sacas fuerza y dices ya me voy
¿Qué caminos se habrán abierto para ti?
*
Hoy los libros no me sirven para nada, papá
Hoy pierde sentido toda la historia del universo
*
De pronto pasaron y pasan las horas
Y atrás quedan amores y murmullos
*
Las viejas fotografías dicen tanto de ti
Y ahora nada ni nadie puede retratarte la vida
*
Yo quisiera recordarte con alegría
Pero te vi crujiendo dientes contra la muerte
Hasta el último instante
*
Te mueres con mi nombre
Y yo he nacido con él
Y con él te escribo estas palabras
Y con él quisiera extenderte de sol a sol
Como cuando la tierra reclamaba tus manos
Y sembrabas la savia entre los surcos
*
Hoy es una verdad irrebatible
Uno nunca está preparado para la muerte, papá
*
¿Acaso no te vi apretando a la vida entre tus manos
Forcejeando con el tiempo, tratando de vencer?
Peleabas con demonios invisibles
Lidiando con tu dolor segundo a segundo
En tardes infernales que no parecían acabarse
*
Trato en vano de colocarme en tu lugar
Y apenas me muero un momento contigo
Y al rato resucito, débil de obras y palabras, sin ti
*
Sin embargo, dicen que
Las mismas lágrimas que te nublan la mirada
Te abren poco a poco caminos de luz
Y me doy a la poesía buscándote
Y me acuso razones en el misterio de las horas
Nos hemos de quedar con tu coraje
Con tu honradez a toda prueba
Con tu pasión, con tus ganas
De ser y estar ahí donde la vida reclamaba una esperanza
Aunque cada día sorteara un desconsuelo
Y aunque ayer y hoy la vida fuera pura bagatela, sin sentido
*
Yo no sé cómo consolarte, padre
Yo no sé qué poema te mereces
Ahora que mi madre pregunta quién es
Ese pobre hombre que yace en el lecho
Ahora que mis hermanas lloran desconsoladas
Ahora que llamas a mi hermano y te despides
Ahora que sacas fuerza y dices ya me voy
¿Qué caminos se habrán abierto para ti?
*
Hoy los libros no me sirven para nada, papá
Hoy pierde sentido toda la historia del universo
*
De pronto pasaron y pasan las horas
Y atrás quedan amores y murmullos
*
Las viejas fotografías dicen tanto de ti
Y ahora nada ni nadie puede retratarte la vida
*
Yo quisiera recordarte con alegría
Pero te vi crujiendo dientes contra la muerte
Hasta el último instante
*
Te mueres con mi nombre
Y yo he nacido con él
Y con él te escribo estas palabras
Y con él quisiera extenderte de sol a sol
Como cuando la tierra reclamaba tus manos
Y sembrabas la savia entre los surcos
*
Hoy es una verdad irrebatible
Uno nunca está preparado para la muerte, papá
*
¿Acaso no te vi apretando a la vida entre tus manos
Forcejeando con el tiempo, tratando de vencer?
Peleabas con demonios invisibles
Lidiando con tu dolor segundo a segundo
En tardes infernales que no parecían acabarse
*
Trato en vano de colocarme en tu lugar
Y apenas me muero un momento contigo
Y al rato resucito, débil de obras y palabras, sin ti
*
Sin embargo, dicen que
Las mismas lágrimas que te nublan la mirada
Te abren poco a poco caminos de luz
Y me doy a la poesía buscándote
Y me acuso razones en el misterio de las horas
Nos hemos de quedar con tu coraje
Con tu honradez a toda prueba
Con tu pasión, con tus ganas
De ser y estar ahí donde la vida reclamaba una esperanza
Aunque cada día sorteara un desconsuelo
Y aunque ayer y hoy la vida fuera pura bagatela, sin sentido
*
Yo no sé cómo consolarte, padre
Yo no sé qué poema te mereces
Hoy, que necesito tu bendición más que nunca
Yo no sé cómo consolarme
Cómo salvarte o salvarme la memoria
*
Quédate con estas palabras, mientras tanto
Y adonde quiera que vaya tu cuerpo, hijo del dolor
Adonde quiera que vaya tu alma, inquieta de justicia
Buen viaje, papá
Cómo salvarte o salvarme la memoria
*
Quédate con estas palabras, mientras tanto
Y adonde quiera que vaya tu cuerpo, hijo del dolor
Adonde quiera que vaya tu alma, inquieta de justicia
Buen viaje, papá
Que la naturaleza siga el ciclo de la vida con tu cuerpo
Y que Dios, quienquiera que sea, acoja tu alma en la amistad...
Y que Dios, quienquiera que sea, acoja tu alma en la amistad...
martes, septiembre 19, 2006
Sobre el eje fatigado

Es insaciable la página
Yo me dejo llevar
Pero no tengo tanta fuerza
Para andar o desandar tantos caminos
La vida en otra parte encuentra ríos
Y esto es verdad todos los días
Pero también es verdad
La historia de los agujeros negros
Hablo talvez de
Días sin costillas ni palabras
Días de silencio para ensordecer toda la noche
Los cuento uno por uno
Días para perder amigos
Días para chocar de cabeza contra el techo
Días para dibujar a Dios en una lágrima
Días que crujen o son espejos vacíos
Y días como éste
Con más de mil horas
Para sobrevivir
O dejarse vencer por la poesía.
viernes, septiembre 15, 2006
Has cruzado el umbral
¡...y así te has hecho eterna en el murmullo de lo Imposible,
y alguna vez tendrás que dar explicaciones a la Felicidad...!
y alguna vez tendrás que dar explicaciones a la Felicidad...!
lunes, septiembre 11, 2006
El espejo roto
¿Quién eres?
¿Quiénes son esos que te rodean?
¿Cuál es el sentido de tu vida y la de todos?
¿Acaso no te sabes rutinario al sol de los deberes oscuros del mundo...?
¿Hueco, monótono y estable: ¡acaso con el alma preparada para los azares de la felicidad!?
¿Eres el hombre o la mujer que un día de golpe percibe que el mundo pende
de una hilacha cansada, que entre vivir y sobrevivir hay apenas diferencias intrascendentes, partículas de tiempo, palabras, voluntades, geografías...?
¿Se te ocurre que vivimos –que sobrevivimos– en un mundo difuso y laberíntico, en una trama de enajenaciones en la que lo real puede ser perfectamente desplazado por lo virtual, o que el odio nos vence de tal suerte que cuando el espectro de la realidad nos sorprende o asalta, la existencia en el mundo se nos revela con tal contundencia que nos aturde, que nos convierte en escombros y polvo, en humo y sangre, en lágrimas, en ira, papeles, fuego, tiempo y olvido?
¿Qué visiones de mundo se te cruzan por el camino?
“un día saldrás a los apremios de la calle, como siempre, y la tierra, de pronto, ya no será la promesa feliz guardada en el silencio, ni mucho menos la imagen deslumbrante de las postales, porque los chiquillos jugarán a ser adultos en la pena, porque los amantes perderán la dulce memoria de la sal del último de los besos y porque, con voz terrible, al espanto de tus pupilas, un día se a b r i r á –gris– la flor amarga del siniestro?
¡No puedes imaginarlo!
¿Entiendes que, sin darnos cuenta –e inermes–, nos hemos acostumbrado a ser los espectadores pasivos del guión demoledor de una cohorte fratricida, seductora, incontrolable, perversa, que ensaya una y otra vez frente a nuestros ojos absortos los papeles de la inocencia, la farsa de la redención, la ilusión de la esperanza, y que nos invita –tenaz y persuasiva– a jugar con ella el peligroso juego de los espejos?
Sí. Pero sucede que el espejo está roto, para siempre, a tus ojos, y el cuerpo en él reflejado –como polvo. La memoria, la luz, rotas. Sí. Las esperanzas convertidas en desmanes... ¡Ay, entonces querrás ir y venir. Revisar el mundo. Llorar. Releer una carta. Recortar una foto. Y adorar lo que se va, terriblemente...!
...Supongamos ahora que cierras los ojos, ingenuo, que te vas –otro al fin– a tierra –o cielo– de nadie, queriendo escarbarla –o volar–, entimismado, buscando la luz, la muchedumbre... O que hoy eres el otro, yo, y en todas partes, abierta y enorme, reclamándote un grito, desde la indulgente avidez de la tinta, una página en blanco espera tus palabras...
¿Quiénes son esos que te rodean?
¿Cuál es el sentido de tu vida y la de todos?
¿Acaso no te sabes rutinario al sol de los deberes oscuros del mundo...?
¿Hueco, monótono y estable: ¡acaso con el alma preparada para los azares de la felicidad!?
¿Eres el hombre o la mujer que un día de golpe percibe que el mundo pende
de una hilacha cansada, que entre vivir y sobrevivir hay apenas diferencias intrascendentes, partículas de tiempo, palabras, voluntades, geografías...?
¿Se te ocurre que vivimos –que sobrevivimos– en un mundo difuso y laberíntico, en una trama de enajenaciones en la que lo real puede ser perfectamente desplazado por lo virtual, o que el odio nos vence de tal suerte que cuando el espectro de la realidad nos sorprende o asalta, la existencia en el mundo se nos revela con tal contundencia que nos aturde, que nos convierte en escombros y polvo, en humo y sangre, en lágrimas, en ira, papeles, fuego, tiempo y olvido?
¿Qué visiones de mundo se te cruzan por el camino?
“un día saldrás a los apremios de la calle, como siempre, y la tierra, de pronto, ya no será la promesa feliz guardada en el silencio, ni mucho menos la imagen deslumbrante de las postales, porque los chiquillos jugarán a ser adultos en la pena, porque los amantes perderán la dulce memoria de la sal del último de los besos y porque, con voz terrible, al espanto de tus pupilas, un día se a b r i r á –gris– la flor amarga del siniestro?
¡No puedes imaginarlo!
¿Entiendes que, sin darnos cuenta –e inermes–, nos hemos acostumbrado a ser los espectadores pasivos del guión demoledor de una cohorte fratricida, seductora, incontrolable, perversa, que ensaya una y otra vez frente a nuestros ojos absortos los papeles de la inocencia, la farsa de la redención, la ilusión de la esperanza, y que nos invita –tenaz y persuasiva– a jugar con ella el peligroso juego de los espejos?
Sí. Pero sucede que el espejo está roto, para siempre, a tus ojos, y el cuerpo en él reflejado –como polvo. La memoria, la luz, rotas. Sí. Las esperanzas convertidas en desmanes... ¡Ay, entonces querrás ir y venir. Revisar el mundo. Llorar. Releer una carta. Recortar una foto. Y adorar lo que se va, terriblemente...!
...Supongamos ahora que cierras los ojos, ingenuo, que te vas –otro al fin– a tierra –o cielo– de nadie, queriendo escarbarla –o volar–, entimismado, buscando la luz, la muchedumbre... O que hoy eres el otro, yo, y en todas partes, abierta y enorme, reclamándote un grito, desde la indulgente avidez de la tinta, una página en blanco espera tus palabras...
jueves, septiembre 07, 2006
Círculo de la Musa y el Trovador
Al acecho
la sórdida muerte
llama o punza
se ríe se retuerce
te abre las fauces te muerde las horas
pronuncia con sorna tu nombre
te ofrece su mórbido cuerpo desnudo
su gólgota pardo
su turbia promesa de metales
Pero
tú me besas o chillas
yo cabalgo
Contra témpano y guadaña
la fauna del eros impone su murmullo
Hay arcos que se abren y se cierran
dos que se buscan y se huyen
Desde los labios así se atan y desatan
las posibilidades infinitas
Juego de luces y sombras
Ah
tienes
que amarme
despacio
que detrás de la puerta innombrable
la pálida parca tiene prisa
espinas de hielo
abismos de calcio
y espera…
la sórdida muerte
llama o punza
se ríe se retuerce
te abre las fauces te muerde las horas
pronuncia con sorna tu nombre
te ofrece su mórbido cuerpo desnudo
su gólgota pardo
su turbia promesa de metales
Pero
tú me besas o chillas
yo cabalgo
Contra témpano y guadaña
la fauna del eros impone su murmullo
Hay arcos que se abren y se cierran
dos que se buscan y se huyen
Desde los labios así se atan y desatan
las posibilidades infinitas
Juego de luces y sombras
Ah
tienes
que amarme
despacio
que detrás de la puerta innombrable
la pálida parca tiene prisa
espinas de hielo
abismos de calcio
y espera…
martes, septiembre 05, 2006
Cerré los ojos
y hacia mí,
sobre el temblor del minutero,
venía tu cuerpo, danzando,
abierto en pétalos y verbos...
sobre el temblor del minutero,
venía tu cuerpo, danzando,
abierto en pétalos y verbos...
Cerré los ojos
y hacia mí,
sobre el temblor del minutero,
venía tu cuerpo, danzando,
abierto en pétalos y verbos...
sobre el temblor del minutero,
venía tu cuerpo, danzando,
abierto en pétalos y verbos...
sábado, septiembre 02, 2006
Arte poética

retozan como niños en tu pelo.
Ser poeta en este instante
podría ser un obstáculo enorme.
Líneas oscuras definen la estatura
del instante, lo sabemos:
Encontrarse también es perderse.
En una estrofa
podría caber muchas quimeras:
un vuelo de aves abismadas,
los espacios atravesados por un rayo,
la luz que parte en dos el tiempo,
las húmedas horas que son cuerpos...
Pero el deseo se impone,
su poesía circula por la sangre,
para nombrarnos, sin rubor,
su gramática desafía cursilerías infinitas:
Tú y Yo:
voluntades que danzan,
mundos que al beso se abren y se cierran,
pronombres:
Allí quedamos atrapados.
miércoles, agosto 30, 2006
Para recordar
La de tus ojos,
camino de la luna:
la luz...
Y
aquellos besos:
los de tus labios,
espejos de mi boca...
camino de la luna:
la luz...
Y
aquellos besos:
los de tus labios,
espejos de mi boca...
miércoles, agosto 23, 2006
Yo, tú, él, ella, ellos...
TRISTES
Y TOSCOS
HENCHIDOS
DE SOMBRA
Y SOLEDAD
se les ve cruzar
la puerta
la calle
la noche
en escobas
deslizarse
como brujas
por el viento
descender
en parihuelas
sobre
bares y cafés
Van
de cuerpos etéreos
a discutir si son
si están
si no
a masticar la nostalgia
la rabia
los amores de papel
Flotan
o se esfuman
en tos y arrugas
con el alma del cigarro
Leves y lerdos
se cumplen
en el exacto ritual
del minutero
Y
se sabe
que regresan
a la calle
la casa
la cama
que mañana volverán
con ojos
pobres
a buscarte
y a buscarse
porque alcohol y luna
los repiten para siempre
y porque son de barro y viento
sus palabras.
Y TOSCOS
HENCHIDOS
DE SOMBRA
Y SOLEDAD
se les ve cruzar
la puerta
la calle
la noche
en escobas
deslizarse
como brujas
por el viento
descender
en parihuelas
sobre
bares y cafés
Van
de cuerpos etéreos
a discutir si son
si están
si no
a masticar la nostalgia
la rabia
los amores de papel
Flotan
o se esfuman
en tos y arrugas
con el alma del cigarro
Leves y lerdos
se cumplen
en el exacto ritual
del minutero
Y
se sabe
que regresan
a la calle
la casa
la cama
que mañana volverán
con ojos
pobres
a buscarte
y a buscarse
porque alcohol y luna
los repiten para siempre
y porque son de barro y viento
sus palabras.
sábado, agosto 19, 2006
Son las once y diecisiete

el ojo
triste
Pero has de beberte
la luz
cargar
con horas y murmullos
¿Aún quieres
preguntarle al caminante
dónde vive
la esperanza?
¿Quieres
el beso todavía?
¿Te animas
a remover
la tumba
en que los bardos vacuos
enterraron la poesía?
Hoy es amarga la palabra
y el mundo un libro
en una lengua indescifrable…
martes, agosto 15, 2006
Poema con primates, aves y batracios
COMO
CÁNDIDAS RANAS
PARA LA DILATADA
MELANCOLÍA
DE LAS TINIEBLAS
las camareras
saltan o danzan
risueñas
entre vocales roncas y café
aquí o allá
las caderas se retuercen
y en pleno espasmo
de las horas
la vida cobra o paga sus apetitos
los ásperos gendarmes
—lengüilargos
babeando
como perros anhelantes—
envejecen
trago a trago
acodados en la barra del infierno
las sombras
se diluyen o se abisman
pasan lunas y suspiros
carcajadas de madera
lagrimeos de reptiles
argonautas hostigados y bachatas
despatarrado en un rincón
un borracho sueña
que se levanta un jardín sobre un pantano
toma nota el poeta
leyendo cada suspiro
y a la gracia del alba se levanta
con su nombre al fin sobre los pasos
temblando
con la noche
la pluma y el beso
y el oro y el tiempo
perdidos
y apenas la memoria nocturna
de unas cándidas ranas que son como los cisnes…
CÁNDIDAS RANAS
PARA LA DILATADA
MELANCOLÍA
DE LAS TINIEBLAS
las camareras
saltan o danzan
risueñas
entre vocales roncas y café
aquí o allá
las caderas se retuercen
y en pleno espasmo
de las horas
la vida cobra o paga sus apetitos
los ásperos gendarmes
—lengüilargos
babeando
como perros anhelantes—
envejecen
trago a trago
acodados en la barra del infierno
las sombras
se diluyen o se abisman
pasan lunas y suspiros
carcajadas de madera
lagrimeos de reptiles
argonautas hostigados y bachatas
despatarrado en un rincón
un borracho sueña
que se levanta un jardín sobre un pantano
toma nota el poeta
leyendo cada suspiro
y a la gracia del alba se levanta
con su nombre al fin sobre los pasos
temblando
con la noche
la pluma y el beso
y el oro y el tiempo
perdidos
y apenas la memoria nocturna
de unas cándidas ranas que son como los cisnes…
domingo, agosto 13, 2006
jueves, agosto 10, 2006
Poema que no
¿Aún quieres el amor o
esa parda letanía de las horas perdidas?
El hoy poema es éste que no.
Hubo antes jardines abiertos,
nuestras fueron las grandes afirmaciones,
y fue de las hojas la esperanza.
Luego en la mirada un día volaron cuervos con hambre
y, en nombre de la literatura,
un lagarto hizo su trono sobre la piedra del amor.
En el trecho de la luz a la sombra
hubo luna y murmullo, hubo sol y soledades,
horas ganadas al infierno, sí, palabras enfermas
en el cuerpo, espacios vacíos, tristes apetitos de ti.
(Y buscándote, buscándome,
color perdieron los versos, los besos ganaron nostalgias)
Y hoy, así, éste que no, palabra por palabra, es el poema.
martes, agosto 08, 2006
Epitafios

1
Trataba de vencer
con palabras la muerte.
Pero fue vencido, sin remedio,
en el primer renglón del poema.
2
Hay un cielo
pintado en el techo
Hay un poeta
atrapado en el poema
Hay afuera un niño
colgando de la puerta
Y en este nicho
hay una ventana
que conduce a otra ventana
3
Yace aquí el más triste Rapsoda de la Era de los Cuantos
Quiso Baladas para recomponer la Noche y sus Guarismos
Pero la Diosa Lunática y Descolorida jamás pasó frente a su Hogar…
domingo, agosto 06, 2006
Deuda pendiente
Te debo la historia y es ésta
el animal
me ataca de pronto
cuando menos lo espero
cuando quisiera tener
la gramática precisa
un acaso de luz
la flor azul
o el dardo certero
necesito
entonces
zozobrar sobre la nada blanca
de la página
hundirme
sin retorno
en unos ojos
o en unos labios
o en unos brazos
que no están.
eventos que
evidentemente
la poesía no puede resolver...
el animal
me ataca de pronto
cuando menos lo espero
cuando quisiera tener
la gramática precisa
un acaso de luz
la flor azul
o el dardo certero
necesito
entonces
zozobrar sobre la nada blanca
de la página
hundirme
sin retorno
en unos ojos
o en unos labios
o en unos brazos
que no están.
eventos que
evidentemente
la poesía no puede resolver...
miércoles, agosto 02, 2006
Balance de las horas
De la luz apenas
tengo fragmentos
migajas de memoria
esquirlas de tiempo
versos disueltos en el aire
Y me sobran
soledades
esquinas de barrio
esperanzas que aún esperan
Me debe
tantas promesas
tantos amores invisibles
tanta ruina esta ciudad…
tengo fragmentos
migajas de memoria
esquirlas de tiempo
versos disueltos en el aire
Y me sobran
soledades
esquinas de barrio
esperanzas que aún esperan
Me debe
tantas promesas
tantos amores invisibles
tanta ruina esta ciudad…
domingo, julio 30, 2006
Santo Domingo, año cero y en curso...
ESTOY AQUÍ
DANDO VUELTAS
CON UN VERSO
atravesado en la garganta
aquí
contigo
donde
el mapa
tiembla
diminuto
a punto de
disolverse
en la mirada
donde la luz no puede conjugarnos
en este teatro
de humo y pantomimas
en este dibujo
donde apenas palpita
el tiempo
y la memoria
aquí donde la patria es
un murmullo de hojas secas
un largo letargo de lagartos
un bostezo que se prolonga
entre discursos
que dan vueltas
atrapados
en una pompa de jabón
entrañable y proterva
la tierra de mi madre
es una cruz atravesada sobre el pecho
¿es
tatuas
fechas?
y ruinas
y amores
de niño
y tristezas
de siempre
como
una triste damisela
trenzando nubes
en el absurdo de las horas
debajo de su careta merenguera
borracha de sol y maldita
su aliento
es esta fábula que somos
—las páginas en blanco
—los amores de papel
entre sus piernas
se quedarán petrificados
tus labios
tus ojos en ella
padecerán el olvido de los haces
se hará carcoma la memoria
tizne sin rumbo
polvo y humo —desde siempre
porque esta tierra
te ha inventado los pasos
el silencio
la palabra
porque dibuja tu sino
desde el claroscuro de su rostro
en la lámina quebrada de la memoria
y porque los ciclos
de la vida y de la muerte
ruedan y ruedan con ella
por el mapa
sin pausa
sin rumbo
contigo
sin ti
DANDO VUELTAS
CON UN VERSO
atravesado en la garganta
aquí
contigo
donde
el mapa
tiembla
diminuto
a punto de
disolverse
en la mirada
donde la luz no puede conjugarnos
en este teatro
de humo y pantomimas
en este dibujo
donde apenas palpita
el tiempo
y la memoria
aquí donde la patria es
un murmullo de hojas secas
un largo letargo de lagartos
un bostezo que se prolonga
entre discursos
que dan vueltas
atrapados
en una pompa de jabón
entrañable y proterva
la tierra de mi madre
es una cruz atravesada sobre el pecho
¿es
tatuas
fechas?
y ruinas
y amores
de niño
y tristezas
de siempre
como
una triste damisela
trenzando nubes
en el absurdo de las horas
debajo de su careta merenguera
borracha de sol y maldita
su aliento
es esta fábula que somos
—las páginas en blanco
—los amores de papel
entre sus piernas
se quedarán petrificados
tus labios
tus ojos en ella
padecerán el olvido de los haces
se hará carcoma la memoria
tizne sin rumbo
polvo y humo —desde siempre
porque esta tierra
te ha inventado los pasos
el silencio
la palabra
porque dibuja tu sino
desde el claroscuro de su rostro
en la lámina quebrada de la memoria
y porque los ciclos
de la vida y de la muerte
ruedan y ruedan con ella
por el mapa
sin pausa
sin rumbo
contigo
sin ti
jueves, julio 27, 2006
Digamos...

Digamos que
zapatos y caminan
digamos
que aman
que deambulan que copulan
que son que constan y que rugen
digamos
que se marchan
lejos
que sufren y recuerdan
que contienden y patean
que tropiezan
que las promesas se les rompen
como frágiles cristales
digamos que pasan
o se quedan
y que el hastío feroz
los deshace poco a poco
en su burbuja
digamos
que sueñan que tosen
que saltan
que bailan que cantan
y ermitaños en la copa
y en los húmedos andenes
hienden mares y zozobran
y digamos
que un día regresan
aturdidos
que abren los ojos las puertas
los brazos
y que el viento los disuelve
como polvo
en sus caminos
domingo, julio 23, 2006
Preguntas para entender La República de Platón
OH, POETAS, MAMÍFEROS PARLANCHINES
DE TODOS LOS PUEBLOS, DE TODAS LAS EDADES,
¿por qué siempre han querido echarnos de la República?
¿Será porque creen que sabemos del hambre y de la sed?
¿De uno y otro y otro pan y pan y pan disueltos en una lágrima?
¿Acaso porque sabemos, por ejemplo, en qué cauce
se bañan tres veces los peces azures, como también
perdernos en la noche y saltar, a ciegas,
los charcos en que la luna se disuelve silenciosa?
¿Será porque creen que sabemos en qué nido crecen y se enroscan
las arteras serpientes y quién es el ángel oscuro
que administra su veneno al atardecer?
¿Por qué, poetas del mundo,
tiernos y babosos batracios solitarios?
¿Creerán que sabemos, como otrora también
los dioses vagabundos,
dónde huelgan los húmedos cuerpos de las vírgenes
que almacenan silencio y madrugada?
¿Acaso se les ocurre que nos hemos enterado
de cuáles son los himnos con que se mecen
las estatuas de las grandes avenidas
y cuáles son los perros irreverentes que las riegan?
¿O es porque, en fin, como siempre lo desearon los tiranos,
aún no aprendemos a hacer silencio, vencidos,
y quedarnos detrás de un punto sin palabras?
DE TODOS LOS PUEBLOS, DE TODAS LAS EDADES,
¿por qué siempre han querido echarnos de la República?
¿Será porque creen que sabemos del hambre y de la sed?
¿De uno y otro y otro pan y pan y pan disueltos en una lágrima?
¿Acaso porque sabemos, por ejemplo, en qué cauce
se bañan tres veces los peces azures, como también
perdernos en la noche y saltar, a ciegas,
los charcos en que la luna se disuelve silenciosa?
¿Será porque creen que sabemos en qué nido crecen y se enroscan
las arteras serpientes y quién es el ángel oscuro
que administra su veneno al atardecer?
¿Por qué, poetas del mundo,
tiernos y babosos batracios solitarios?
¿Creerán que sabemos, como otrora también
los dioses vagabundos,
dónde huelgan los húmedos cuerpos de las vírgenes
que almacenan silencio y madrugada?
¿Acaso se les ocurre que nos hemos enterado
de cuáles son los himnos con que se mecen
las estatuas de las grandes avenidas
y cuáles son los perros irreverentes que las riegan?
¿O es porque, en fin, como siempre lo desearon los tiranos,
aún no aprendemos a hacer silencio, vencidos,
y quedarnos detrás de un punto sin palabras?
jueves, julio 20, 2006
Tan linda te vas te ves te vi
No te miro
Yo no te
Conozco
Tan linda
Te ves
Te vas
Te vi
Tan ya
No te quiero
No me miras
No te importa
Quién es ése
Que te lleva
Quién es
Éste que te pierde
Quién es
El enemigo
Silencioso
De mi horario
No te miro
No te conozco
Sol y sombra
Sombra y
Murmullo tú
Tan tuya
Te vas
Te ves
Te vi
Tan ya
No te quiero
No me miras
No te importa
Tan
Del viento tú
Tú tan tuya
Tan ajena tú
Tú tan otra
Tú tan linda.
Yo no te
Conozco
Tan linda
Te ves
Te vas
Te vi
Tan ya
No te quiero
No me miras
No te importa
Quién es ése
Que te lleva
Quién es
Éste que te pierde
Quién es
El enemigo
Silencioso
De mi horario
No te miro
No te conozco
Sol y sombra
Sombra y
Murmullo tú
Tan tuya
Te vas
Te ves
Te vi
Tan ya
No te quiero
No me miras
No te importa
Tan
Del viento tú
Tú tan tuya
Tan ajena tú
Tú tan otra
Tú tan linda.
lunes, julio 17, 2006
Poeta con pique

HOY
ME URGEN
PALABRAS ASESINAS
palabras como piedras
polvareda
para los hórridos espejos
de la nada
proyectiles exactos
endiablados vendavales
para pájaros aciagos
apremia convencerme
de que tengo un nuevo nombre
una gestión personal
recién nacida
un destino que asumir
con cara dura
sin el peso de las horas
ya vividas
y
con desdén
por esa muerte
que me falta…
miércoles, julio 12, 2006
Le gustaba escribir versos...
“Déjenme solo con el día.
Pido permiso para nacer”.
Pudo haberle dicho eso a su madre el 12 de julio de 1904, cuando vio la luz del mundo por primera vez. Sí, porque le gustaba escribir versos. Versos para transfigurar lo cotidiano desde la magia verbal:
“La línea que tu espalda
ha dividido
en pálidas regiones
se pierde y surge
en dos tersas mitades
de manzana,
y sigue separando tu hermosura
en dos columnas
de oro quemado, de alabastro fino,
a perderse en tus pies como en dos uvas,
desde donde otra vez arde y se eleva
el árbol doble de tu simetría,
fuego florido, candelabro abierto,
turgente fruta erguida
sobre el pacto del mar y de la tierra.”
Versos, a veces, inquietantemente eróticos:
“La pondré como una espada o un espejo,
y abriré hasta la muerte sus piernas temerosas,
y morderé sus orejas y sus venas,
y haré que retroceda con los ojos cerrados
en un espeso río de semen verde.
La inundaré de amapolas y relámpagos,
la envolveré en rodillas, en labios, en agujas,
la entraré con pulgadas de epidermis llorando
y presiones de crimen y pelos empapados.
La haré huir escapándose por uñas y suspiros,
hacia nunca, hacia nada,
trepándose a la lenta médula y al oxígeno,
agarrándose a recuerdos y razones
como una sola mano, como un dedo partido
agitando una uña de sal desamparada.”
Versos también, ante la impotencia y la rabia, para denunciar la muerte y sus chacales:
“Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños…”
Versos impregnados de romanticismo, desconcertadamente sencillos y hermosos:
“tu boca era mi día y mi noche terrestres
y tu piel la república fundada por mis besos.
…
hay sólo tu mirada para tanto vacío,
sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.”
Versos tan claros como contundentes, porque:
“Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.”
Versos para preguntar y responder:
"¿Para qué sirven los versos si no es para esa noche
en que un puñal amargo nos averigua, para ese día,
para ese crepúsculo, para ese rincón roto
donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir?"
Así es. Así fue. Le gustaba escribir versos. Para toda ocasión. Por lo que al morir, el 23 de septiembre de 1973, pudo haber dicho:
“Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.”
¡Loor al gran poeta! Era chileno. De niño le llamaban Ricardo Eliecer Neftalí Reyes, pero él quiso nombrarse, luego, Pablo Neruda.
Pido permiso para nacer”.
Pudo haberle dicho eso a su madre el 12 de julio de 1904, cuando vio la luz del mundo por primera vez. Sí, porque le gustaba escribir versos. Versos para transfigurar lo cotidiano desde la magia verbal:
“La línea que tu espalda
ha dividido
en pálidas regiones
se pierde y surge
en dos tersas mitades
de manzana,
y sigue separando tu hermosura
en dos columnas
de oro quemado, de alabastro fino,
a perderse en tus pies como en dos uvas,
desde donde otra vez arde y se eleva
el árbol doble de tu simetría,
fuego florido, candelabro abierto,
turgente fruta erguida
sobre el pacto del mar y de la tierra.”
Versos, a veces, inquietantemente eróticos:
“La pondré como una espada o un espejo,
y abriré hasta la muerte sus piernas temerosas,
y morderé sus orejas y sus venas,
y haré que retroceda con los ojos cerrados
en un espeso río de semen verde.
La inundaré de amapolas y relámpagos,
la envolveré en rodillas, en labios, en agujas,
la entraré con pulgadas de epidermis llorando
y presiones de crimen y pelos empapados.
La haré huir escapándose por uñas y suspiros,
hacia nunca, hacia nada,
trepándose a la lenta médula y al oxígeno,
agarrándose a recuerdos y razones
como una sola mano, como un dedo partido
agitando una uña de sal desamparada.”
Versos también, ante la impotencia y la rabia, para denunciar la muerte y sus chacales:
“Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños…”
Versos impregnados de romanticismo, desconcertadamente sencillos y hermosos:
“tu boca era mi día y mi noche terrestres
y tu piel la república fundada por mis besos.
…
hay sólo tu mirada para tanto vacío,
sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.”
Versos tan claros como contundentes, porque:
“Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.”
Versos para preguntar y responder:
"¿Para qué sirven los versos si no es para esa noche
en que un puñal amargo nos averigua, para ese día,
para ese crepúsculo, para ese rincón roto
donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir?"
Así es. Así fue. Le gustaba escribir versos. Para toda ocasión. Por lo que al morir, el 23 de septiembre de 1973, pudo haber dicho:
“Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.”
¡Loor al gran poeta! Era chileno. De niño le llamaban Ricardo Eliecer Neftalí Reyes, pero él quiso nombrarse, luego, Pablo Neruda.
jueves, julio 06, 2006
Santo Domingo, año cero y en curso...

SOÑAR Y
DESPERTAR AQUÍ
SALTAR DE LA CAMA
Y DILUIRSE EN EL AZOGUE
merecer la sonrisa del sapo
alcanzar el horario
arribar a la hoja en punto
para suspirar sobre una tumba talvez
para leer y escribir allí
en la heredad de los relojes derretidos
donde el cielo en olas se resiste a ser nombrado
donde desdibujar las curvas del amor
donde solazarse en el imaginario de lo imposible
donde preguntar por un ángel
por un proyecto perdido
y luego ordenar sobre la barra
sin remedio
una bachata
y un puñal...
martes, julio 04, 2006
El peso de los días
Horas
Fatales
Desleídas
Ella no estaba
Ni la luna recreaba las formas
Bucando su rastro
Leí todos los poemas
Todos los ríos crucé
Agoté sin suerte toda la noche
Fatales
Desleídas
Ella no estaba
Ni la luna recreaba las formas
Bucando su rastro
Leí todos los poemas
Todos los ríos crucé
Agoté sin suerte toda la noche
viernes, junio 30, 2006
Historias para el olvido
Vienes. Te vas. Vuelves.
La vida es abrir y cerrar círculos.
Caminando. Corriendo. Saltando.
Invocando sortilegios. Dioses de barro.
O retando demonios de humo y de sol.
Ven y vete.
Las tuyas son historias para el olvido.
Y estás aquí, pero no. Y si te vas,
será porque todavía no acabas de llegar.
¿Te llamas Jacques, Jean, Pierre?
La vida es abrir y cerrar círculos.
Caminando. Corriendo. Saltando.
Invocando sortilegios. Dioses de barro.
O retando demonios de humo y de sol.
Ven y vete.
Las tuyas son historias para el olvido.
Y estás aquí, pero no. Y si te vas,
será porque todavía no acabas de llegar.
¿Te llamas Jacques, Jean, Pierre?
lunes, junio 26, 2006
Poema con espinas

soñaba
laberintos
las calles
más angostas
más astutos los niños
soñaba poemas
y
yo
estaba
atrapado
en el diccionario
buscándolos
perdiéndome sin causa
con-
sumiéndome allí
donde
yo
no acababa de nacer
o
daba vueltas
yo
insensato
sobre la palma de mi mano
o
yo
daba
vinagre
a las palomas
o
yo
ciego y sordo
me cardaba la cabeza con los pies
historia de locos
soñaba
luego
un dedo
me mira
o está llorando
no sé
luego llueve
o la luna
me saca la lengua
o algún ruiseñor
entona
el himno nacional
no sé
el ánimo
se viste de musa
y
canta
contra
la muerte
contra
la línea recta
vuelve
a levantarse
conmigo
giro
a la izquierda
ladro
salto
escribo
abajo
arriba
todos obraban abismos
entonces
todos eran
yo
y era
siempre gris
el cielo en las pupilas
imágenes absurdas
la
esperanza
por ejemplo
totalmente muerta
y estaba
en el piso
con sus ocho patas verdes para arriba
y el amor se arrastraba con ella
o andaba vestido
y desarmado
a pleno sol
pero
no digo esto
por apartar una cruz
no es que quiera
edificar
un matadero
no es que joda
no
ni encumbro al ave
de mal agüero
ni tampoco respaldo con esto
lo que a otro dicta la sombra
apenas
le abro escotillones
al mito de la verdad
a penas
enuncio
un torrente
y
me hago
preguntas
desconcertado
¿hay
algún hilo
alguna ariadna?
conste que
quisiera ser optimista
pero
¿qué
bandidos
qué
funcionarios
qué
serpientes me acechan
al final de cada manzana?
el caso
es que
hay un país
en el mundo
pataleando
en un estanque
de aguardiente
la
voluntad
de poder
quedó atrapada
en el espejo
alguien sigue
soñando
que la máximogómez
se sigue entaponando
con las mil y una
madres
pedigüeñas
ante el redivivo cadáver
del más grande
y trapacero
cortesano de la república
y
en pleno
contoneo
de las nalgas
la hiel
de las bachatas
sigue dando
forma
y
fondo
al vecindario
todas
las emisoras
se ponen
de acuerdo
para que
votemos el golpe
y la memoria
y
es
así
como
la sustancia
nos circunda
por todas partes
entre
romo
y sol
y golpes
de barriga
entre
humo
y luna
y golpes
de vagina
con
esos
gigantescos
altavoces
que difunden
el logos
con
esos
diarios
que aturden a la gente
y luego
engrosan
enormes
vertederos
aquí
deliran
setenta
y siete poetas
con mi nombre
y
antes
de que
se disuelva
la luna
en el cielo
antes
de que en luz
el sol imponga
su volumen
y calcine
la pálida
memoria
quisieran tener
algo más qué decir
pero
nietzsche
y juanbobo
han muerto
y
dios
desde entonces
no ha vuelto a
tomar la palabra
ah
si la poesía
sirviera para sobrevivir
en la ciudad
para tomar autobuses
y refrescos…
sábado, junio 24, 2006
Dicen que dijo…
Dizque dijo que no hay grandes diferencias entre realidad y ficción, ni entre lo verdadero y lo falso. Que una cosa no es necesariamente cierta o falsa; que puede ser al mismo tiempo verdad y mentira.
Que, de vez en cuando, te tropiezas con la verdad en la oscuridad, chocando con ella o capturando una imagen fugaz o una forma que parece tener relación con la verdad, muy frecuentemente, sin que te hayas dado cuenta de ello.
Dizque dijo que el lenguaje político, tal como lo usan los políticos, no se adentra en ninguno de estos territorios dado que la mayoría de los políticos, según las evidencias a las que tenemos acceso, no están interesados en la verdad sino en el poder y en conservar ese poder. Y para conservar ese poder es necesario mantener al pueblo en la ignorancia, que todos vivan sin conocer la verdad, incluso la verdad sobre sus propias vidas, y en tal sentido lo que nos rodea es un enorme entramado de mentiras, de las cuales nos alimentamos.
Dizque dijo que lo que pretende mostrar es que los crímenes de los gobiernos estadounidenses posteriores a la segunda Guerra Mundial sólo han sido registrados de forma superficial, no digamos ya documentados, o admitidos, o reconocidos siquiera como crímenes. Y que, aunque limitadas, hasta cierto punto, por la existencia de la Unión Soviética, las acciones de EE. UU. a lo ancho y largo del mundo dejaron claro que habían decidido que tenían carta blanca para hacer lo que quisieran.
Que los gobiernos estadounidenses apoyaron y en algunos casos crearon todas las dictaduras militares de derechas en el mundo tras el final de la Segunda Guerra Mundial: en Indonesia, Grecia, Uruguay, Brasil, Paraguay, Haití, Turquía, Filipinas, Guatemala, El Salvador y, por supuesto, Chile (y, por cierto, dicen que se le olvidó República Dominicana), y puntualizó que cientos de miles de muertes tuvieron lugar en todos estos países.
Y dizque entonces se preguntó si tuvieron lugar, si son todas esas muertes atribuibles a la política exterior estadounidense, y dizque se respondió que sí, que tuvieron lugar y que son atribuibles a la política exterior estadounidense, pero luego dizque dijo que ustedes no lo sabrían. Que esto nunca ocurrió. Que nunca ocurrió nada. Que ni siquiera mientras ocurría estaba ocurriendo. Que no importaba. Que no era de interés.
Dizque dijo que los crímenes de los gobiernos estadounidenses han sido sistemáticos, constantes, inmorales, despiadados, pero que dizque muy pocas personas han hablado de ellos. Y que dizque esto es algo que hay que reconocerle a EE. UU., que ha ejercido su poder a través del mundo sin apenas dejarse llevar por las emociones mientras pretendía ser una fuerza al servicio del bien universal. Y que ha sido un brillante ejercicio de hipnosis, incluso ingenioso, y ha tenido un gran éxito. Y que los EE. UU. son sin duda el mayor espectáculo ambulante. Que pueden ser brutales, indiferentes, desdeñosos y bárbaros, pero dizque también son muy inteligentes. Y dicen que dijo que Inglaterra era cómplice de muchas de esas barbaridades.
Luego dizque se preguntó que qué le ha pasado a nuestra sensibilidad moral, y que si hemos tenido alguna vez alguna, que qué significan estas palabras, que si se refieren a un término muy raramente utilizado estos días: conciencia, y que si no es una conciencia para usar no sólo con nuestros propios actos sino para usar también con nuestra responsabilidad compartida en los actos de los demás.
Dizque dijo que la vida de un escritor es extremadamente vulnerable, apenas una actividad desnuda. Que no tenemos que llorar por ello. Que el escritor hace su elección y queda atrapado en ella. Pero que es cierto que estás expuesto a todos los vientos, algunos de ellos en verdad helados. Que estás solo, por tu cuenta. Que no encuentras refugio, ni protección, a menos que mientas, en cuyo caso, por supuesto, te habrás construido tu propia protección y, podría decirse, te habrás vuelto un político.
Que cuando miramos un espejo pensamos que la imagen que nos ofrece es exacta, pero que si te mueves un milímetro la imagen cambia. Que ahora mismo estamos mirando a un círculo de reflejos sin fin. Pero que a veces el escritor tiene que destrozar el espejo, porque es en el otro lado del espejo donde la verdad nos mira a nosotros.
Y dizque dijo que cree que, a pesar de las enormes dificultades que existen, una firme determinación, inquebrantable, sin vuelta atrás, como ciudadanos, para definir la auténtica verdad de nuestras vidas y nuestras sociedades es una necesidad crucial que nos afecta a todos. Que es, de hecho, una obligación. Y que si una determinación como ésta no forma parte de nuestra visión política, no tenemos esperanza de restituir lo que casi se nos ha perdido: la dignidad como personas.
Eso dicen que dijo. Y lo escucharon todos los que estaban sentaditos y bien vestidos en plena Academia Sueca. Y dizque es un dramaturgo inglés, le llaman Harold Pinter y ganó el Premio Nobel de Literatura 2005.
Que, de vez en cuando, te tropiezas con la verdad en la oscuridad, chocando con ella o capturando una imagen fugaz o una forma que parece tener relación con la verdad, muy frecuentemente, sin que te hayas dado cuenta de ello.
Dizque dijo que el lenguaje político, tal como lo usan los políticos, no se adentra en ninguno de estos territorios dado que la mayoría de los políticos, según las evidencias a las que tenemos acceso, no están interesados en la verdad sino en el poder y en conservar ese poder. Y para conservar ese poder es necesario mantener al pueblo en la ignorancia, que todos vivan sin conocer la verdad, incluso la verdad sobre sus propias vidas, y en tal sentido lo que nos rodea es un enorme entramado de mentiras, de las cuales nos alimentamos.
Dizque dijo que lo que pretende mostrar es que los crímenes de los gobiernos estadounidenses posteriores a la segunda Guerra Mundial sólo han sido registrados de forma superficial, no digamos ya documentados, o admitidos, o reconocidos siquiera como crímenes. Y que, aunque limitadas, hasta cierto punto, por la existencia de la Unión Soviética, las acciones de EE. UU. a lo ancho y largo del mundo dejaron claro que habían decidido que tenían carta blanca para hacer lo que quisieran.
Que los gobiernos estadounidenses apoyaron y en algunos casos crearon todas las dictaduras militares de derechas en el mundo tras el final de la Segunda Guerra Mundial: en Indonesia, Grecia, Uruguay, Brasil, Paraguay, Haití, Turquía, Filipinas, Guatemala, El Salvador y, por supuesto, Chile (y, por cierto, dicen que se le olvidó República Dominicana), y puntualizó que cientos de miles de muertes tuvieron lugar en todos estos países.
Y dizque entonces se preguntó si tuvieron lugar, si son todas esas muertes atribuibles a la política exterior estadounidense, y dizque se respondió que sí, que tuvieron lugar y que son atribuibles a la política exterior estadounidense, pero luego dizque dijo que ustedes no lo sabrían. Que esto nunca ocurrió. Que nunca ocurrió nada. Que ni siquiera mientras ocurría estaba ocurriendo. Que no importaba. Que no era de interés.
Dizque dijo que los crímenes de los gobiernos estadounidenses han sido sistemáticos, constantes, inmorales, despiadados, pero que dizque muy pocas personas han hablado de ellos. Y que dizque esto es algo que hay que reconocerle a EE. UU., que ha ejercido su poder a través del mundo sin apenas dejarse llevar por las emociones mientras pretendía ser una fuerza al servicio del bien universal. Y que ha sido un brillante ejercicio de hipnosis, incluso ingenioso, y ha tenido un gran éxito. Y que los EE. UU. son sin duda el mayor espectáculo ambulante. Que pueden ser brutales, indiferentes, desdeñosos y bárbaros, pero dizque también son muy inteligentes. Y dicen que dijo que Inglaterra era cómplice de muchas de esas barbaridades.
Luego dizque se preguntó que qué le ha pasado a nuestra sensibilidad moral, y que si hemos tenido alguna vez alguna, que qué significan estas palabras, que si se refieren a un término muy raramente utilizado estos días: conciencia, y que si no es una conciencia para usar no sólo con nuestros propios actos sino para usar también con nuestra responsabilidad compartida en los actos de los demás.
Dizque dijo que la vida de un escritor es extremadamente vulnerable, apenas una actividad desnuda. Que no tenemos que llorar por ello. Que el escritor hace su elección y queda atrapado en ella. Pero que es cierto que estás expuesto a todos los vientos, algunos de ellos en verdad helados. Que estás solo, por tu cuenta. Que no encuentras refugio, ni protección, a menos que mientas, en cuyo caso, por supuesto, te habrás construido tu propia protección y, podría decirse, te habrás vuelto un político.
Que cuando miramos un espejo pensamos que la imagen que nos ofrece es exacta, pero que si te mueves un milímetro la imagen cambia. Que ahora mismo estamos mirando a un círculo de reflejos sin fin. Pero que a veces el escritor tiene que destrozar el espejo, porque es en el otro lado del espejo donde la verdad nos mira a nosotros.
Y dizque dijo que cree que, a pesar de las enormes dificultades que existen, una firme determinación, inquebrantable, sin vuelta atrás, como ciudadanos, para definir la auténtica verdad de nuestras vidas y nuestras sociedades es una necesidad crucial que nos afecta a todos. Que es, de hecho, una obligación. Y que si una determinación como ésta no forma parte de nuestra visión política, no tenemos esperanza de restituir lo que casi se nos ha perdido: la dignidad como personas.
Eso dicen que dijo. Y lo escucharon todos los que estaban sentaditos y bien vestidos en plena Academia Sueca. Y dizque es un dramaturgo inglés, le llaman Harold Pinter y ganó el Premio Nobel de Literatura 2005.
jueves, junio 22, 2006
Resaca dadaísta

Leyendo yo
su que informes
baleada
momento
la mañana
Mujer un
constantemente
Cabral
pecho confirman
esposo negativa
Emilia
disparo celoso
Regional
encontraba familia mes
de fue dentro policía
haciéndose ex
Gómez el
suicidarse
visitando balazo
su Arismendy citado
en dándose
muere
presentó para médicos
Rosa mientras
de Gómez identifica
por cabeza
en un irritado años fue
en Vanesa que
mientras tarde
por deceso y del estado
sale a golpearme la muerte
también...
viernes, junio 16, 2006
Banderas atadas al cuello
1
DE MIL FORMAS, INSISTENTE,
LA INIQUIDAD VENCE VOLUNTADES
Nos abre infiernos al paso
Nos va corroyendo el alma,
Sin pausa, inexorablemente.
¿Vas a renunciar al mundo
Hombre decadente,
Desventurada mujer,
Miserables ambos en la duda y el polvo?
Mil caminos se abren a tu paso cada vez…
2
Y HAS DE NACER
Y HAS DE MORIR AQUÍ
BARDO CON UN VERSO
ATRAVESADO EN LA GARGANTA
cuerpo sin luz
en puro hueso
a veces huérfano de tiempo y amores
espectro y soledad
flagelada la mirada
en una y otra y otra cachetadas de la historia
¡pero del cero al uno cuántos intersticios!
¡cuánto camino por recorrer!
y has de amar
y has de llorar aquí
donde a veces el mapa tiembla
diminuto
a punto de disolverse en los dedos...
DE MIL FORMAS, INSISTENTE,
LA INIQUIDAD VENCE VOLUNTADES
Nos abre infiernos al paso
Nos va corroyendo el alma,
Sin pausa, inexorablemente.
¿Vas a renunciar al mundo
Hombre decadente,
Desventurada mujer,
Miserables ambos en la duda y el polvo?
Mil caminos se abren a tu paso cada vez…
2
Y HAS DE NACER
Y HAS DE MORIR AQUÍ
BARDO CON UN VERSO
ATRAVESADO EN LA GARGANTA
cuerpo sin luz
en puro hueso
a veces huérfano de tiempo y amores
espectro y soledad
flagelada la mirada
en una y otra y otra cachetadas de la historia
¡pero del cero al uno cuántos intersticios!
¡cuánto camino por recorrer!
y has de amar
y has de llorar aquí
donde a veces el mapa tiembla
diminuto
a punto de disolverse en los dedos...
jueves, junio 15, 2006
Poema para leer antes de ver o soñar una mariposa en pleno vuelo
Esta sombra y estos dedos y estos labios que
contigo se deslizan, se destilan, se disipan…
¿Qué hacer con ellos, en las trenzas?
¿Es esta página la vida y esta hora
y este pie detrás del otro y esta palabra?
¿Con estos versos defines la corriente del río?
El mundo es un laberinto. Un murmullo. Una guerra
de fantasmas. Ilusiones. Forrest, Lola, Puertas, Carcajadas.
El mundo es un rompecabezas. Pasión y bostezo.
Lágrimas. Suspiros. ¿Mausoleos, Paredones, Caminos?
Debes perderte y debes encontrarte. Correr. Sí.
Correr. Pero, ¿cuántos zapatos habrá que ponerse?
¿Cuántos poemas habrá que escribir mientras corres?
contigo se deslizan, se destilan, se disipan…
¿Qué hacer con ellos, en las trenzas?
¿Es esta página la vida y esta hora
y este pie detrás del otro y esta palabra?
¿Con estos versos defines la corriente del río?
El mundo es un laberinto. Un murmullo. Una guerra
de fantasmas. Ilusiones. Forrest, Lola, Puertas, Carcajadas.
El mundo es un rompecabezas. Pasión y bostezo.
Lágrimas. Suspiros. ¿Mausoleos, Paredones, Caminos?
Debes perderte y debes encontrarte. Correr. Sí.
Correr. Pero, ¿cuántos zapatos habrá que ponerse?
¿Cuántos poemas habrá que escribir mientras corres?
viernes, junio 09, 2006
Historia para leer con un clavel en los dedos

Quiso
con ella
que su nombre fuera Sí.
Quiso beber en sus ojos
la posibilidad.
Ser Sí, danzando
bajo un diluvio
demencial
de flores enfrentadas a un desierto.
Quiso Ser con ella y en ella
lo inenarrable Sí.
Quiso Ser Sí
más allá de los ojos de la noche,
total y Sí,
dejándose beber en su boca,
deslizándose Sí por su cuerpo.
Quiso ser un himno a lo deseable.
Ser el Sí de las cosas
y la cosa en Sí, para Sí.
Pero,
al preguntarle nombre y esperanza,
ella quiso ser sumamente precisa,
sincera,
terrible,
y apartando uno por uno cada Sí
como a los pétalos de una flor endemoniada
le dijo,
simplemente,
No…
viernes, junio 02, 2006
A la que no
I
Eco
de silencios
Eco de olas
y peces
Eco
de apetitos
y barcos
que no zarpan
Que no se consuman
Milagros
que las horas olvidan
Y
aún
siguen
cayendo
las hojas
como esas horas
inútiles
perdidas
y
yo
hun
dién
dome
despacio
con
ellas
entrampado
en las dudas
de mí…
II
Que qué
que dónde
que cómo
que por qué
dormía mi voz
simplemente
al amparo de una noche de esas
que irremediablemente se pierden
no lo supe
y no sé
y si luego las horas maduraron versos
si luego flotaba en las palabras
el murmullo
nocturno
de tus ojos
entonces te debo la historia y es esta
el animal
me ataca de pronto
cuando menos lo espero
cuando quisiera tener
la gramática precisa
un acaso de luz
la flor azul
o el dardo certero.
necesito
entonces
zozobrar sobre la nada blanca
de la página
hundirme
sin retorno
en unos ojos
o en unos labios
o en unos brazos
que no están.
eventos que
evidentemente
la poesía no puede resolver...
Eco
de silencios
Eco de olas
y peces
Eco
de apetitos
y barcos
que no zarpan
Que no se consuman
Milagros
que las horas olvidan
Y
aún
siguen
cayendo
las hojas
como esas horas
inútiles
perdidas
y
yo
hun
dién
dome
despacio
con
ellas
entrampado
en las dudas
de mí…
II
Que qué
que dónde
que cómo
que por qué
dormía mi voz
simplemente
al amparo de una noche de esas
que irremediablemente se pierden
no lo supe
y no sé
y si luego las horas maduraron versos
si luego flotaba en las palabras
el murmullo
nocturno
de tus ojos
entonces te debo la historia y es esta
el animal
me ataca de pronto
cuando menos lo espero
cuando quisiera tener
la gramática precisa
un acaso de luz
la flor azul
o el dardo certero.
necesito
entonces
zozobrar sobre la nada blanca
de la página
hundirme
sin retorno
en unos ojos
o en unos labios
o en unos brazos
que no están.
eventos que
evidentemente
la poesía no puede resolver...
domingo, mayo 28, 2006
La mirada...
Tus manos son aves leves e inquietas.
Dibujan historias imposibles en el aire.
Las miro.
¿Soy yo quien tiembla?
¿Son tus manos las que miran mis ojos?
Dibujan historias imposibles en el aire.
Las miro.
¿Soy yo quien tiembla?
¿Son tus manos las que miran mis ojos?
miércoles, mayo 24, 2006
Poeta con la tarde sobre los hombros

Hoy, a propósito de flores: ni un solo pétalo...
¿Acaso contagio de ti, hoy virulenta en la torva desgana?
Vengo acumulando muecas atrasadas,
miradas que no miran, cajones en que nada encaja
...relojes derretidos hurtados de un cuadro de Dalí.
La vida: un sueño que se sueña a sí mismo sin sueño.
¡A veces tan ancha la ciudad y sin un rincón para los dos!
Día es este para la literatura. Con abismo, con
ganas de ganar perdidas. Con hambre y sed de ser y estar.
¿Qué cosas increíbles podrás hoy estar creyendo?
¿No sabes? Tampoco yo, hoy huérfano del mundo y de ti...
lunes, mayo 22, 2006
Nociones de Física para principiantes y para veteranos que no acaban de aprender
Primera ley newtoniana del movimiento erótico
Si es cero
la suma vectorial
de las fuerzas eróticas
que actúan sobre una persona,
dicha persona permanecerá en reposo
o seguirá a b u r r i d a m e n t e
m o v i é n d o s e a v e l o c i d a d c o n s t a n t e.
Segunda ley
Una fuerza erótica neta
ejercida sobre una persona
la acelerará en cuerpo y alma,
es decir: cambiará su resolución amorosa.
La ley tercera
Cuando una persona
ejerce determinado tipo de calor sobre otra,
esta otra persona
ejerce también cierto calor sobre la primera.
Así, la excitación que ejerce
la primera persona sobre la segunda
debe tener la misma magnitud
que el ardor que la segunda persona ejerce
sobre la primera, pero con opuesto sentido.
Primera ley erótica kepleriana
Los cuerpos
giran alrededor del amor
en órbitas elípticas
en las que el sexo
ocupa uno de los focos de la elipse.
La segunda ley
Cuanto más cerca está alguien
del cuerpo de la persona amada
con mucho más rapidez logra moverse.
Única ley erótica coulombiana
La fuerza de la pasión amorosa
es proporcional al producto de las cargas eróticas de los cuerpos
dividido entre el cuadrado de la distancia que los separa.
Principio universal de la conservación del amor
El amor no se establece ni se arruina, sólo se desquicia…
Si es cero
la suma vectorial
de las fuerzas eróticas
que actúan sobre una persona,
dicha persona permanecerá en reposo
o seguirá a b u r r i d a m e n t e
m o v i é n d o s e a v e l o c i d a d c o n s t a n t e.
Segunda ley
Una fuerza erótica neta
ejercida sobre una persona
la acelerará en cuerpo y alma,
es decir: cambiará su resolución amorosa.
La ley tercera
Cuando una persona
ejerce determinado tipo de calor sobre otra,
esta otra persona
ejerce también cierto calor sobre la primera.
Así, la excitación que ejerce
la primera persona sobre la segunda
debe tener la misma magnitud
que el ardor que la segunda persona ejerce
sobre la primera, pero con opuesto sentido.
Primera ley erótica kepleriana
Los cuerpos
giran alrededor del amor
en órbitas elípticas
en las que el sexo
ocupa uno de los focos de la elipse.
La segunda ley
Cuanto más cerca está alguien
del cuerpo de la persona amada
con mucho más rapidez logra moverse.
Única ley erótica coulombiana
La fuerza de la pasión amorosa
es proporcional al producto de las cargas eróticas de los cuerpos
dividido entre el cuadrado de la distancia que los separa.
Principio universal de la conservación del amor
El amor no se establece ni se arruina, sólo se desquicia…
sábado, mayo 20, 2006
Primera ley de la fuerza erótica de la gravedad
jueves, mayo 18, 2006
Tres versiones de la tristeza
1
“Te quería
con el corazón limpio,
como un niño.
Y era mi sueño habitar
un universo inventado
por nosotros.
La historia es otra
sin embargo.
Soñaba paraísos de papel:
cerrar los ojos
al roce tenue de tus dedos en mi rostro,
caer sobre la cama
en un nudo de brazos y piernas...
Disueltos en el murmullo del tiempo,
soñaba que nos mirábamos,
que nos olíamos, que nos besábamos.
Soñaba paisajes, ternuras, sí,
tú y yo, cada uno en la punta de los dedos
dibujando la geografía precisa del otro.
Y
¡mira cómo el frío del amor
me escarcha el cuerpo!
¡Mira por dónde van las horas
...sin ti!
¡Cómo soñaba!
El cuadro sólo es otro, de pronto:
despedirnos del ensueño y de la luz,
conjugar en pasado los verbos
y entrar lentamente en la sombra,
tú y yo
...tan lejos del amor.”
2
Las palabras de los dioses son actos;
las tuyas sólo dolores atrapados en el cuerpo.
¿Acaso no te quemabas en la chispa del deseo?
¿No te urgían versos y besos para urdir,
en un acaso desnudo, la trama de un dulce laberinto?
¿Acaso no te agotabas despacio en la esperanza,
en un paisaje de celdillas y espejismos
en que el otoño se hundía lentamente en los puñales del invierno?
Soñabas.
¿No es eso la vida?
Pero
tus palabras,
a ras de piel,
inapelables,
eran pétalo y espina…
3
Dijo que buscaba
una sombra entre los transeúntes despistados.
Que buscaba luces, líneas, tormentas.
Pupilas y dolor ante un retrato,
se le ocurrió que toda historia
es un abismo de nubes y tijeras,
y el amor un torbellino.
Pasiones buscaba, eclipses, naufragios.
Buscaba
una palabra estremecedora,
un jardín y una casa para el sueño.
(A veces quería quedarse plantada en un verso).
Dijo que guardaba amor y cuerpo,
voluntades y versos
para el alma que trajera miel en la mirada
y agua fresca en los labios del beso.
Un abrazo buscaba, una caricia, un te quiero.
Y dijo que buscaba flores,
crepúsculos,
lunas.
Y espacio buscaba, y tiempo.
(De paso hacía planes para ser,
para estar,
para merecer).
Buscaba signos, historias.
Cielos, dioses, infiernos.
Y dijo que a veces ni siquiera sabía
qué buscaba.
Pero buscaba.
Y dijo que un día olvidó cómo encontrarse en el espejo…
“Te quería
con el corazón limpio,
como un niño.
Y era mi sueño habitar
un universo inventado
por nosotros.
La historia es otra
sin embargo.
Soñaba paraísos de papel:
cerrar los ojos
al roce tenue de tus dedos en mi rostro,
caer sobre la cama
en un nudo de brazos y piernas...
Disueltos en el murmullo del tiempo,
soñaba que nos mirábamos,
que nos olíamos, que nos besábamos.
Soñaba paisajes, ternuras, sí,
tú y yo, cada uno en la punta de los dedos
dibujando la geografía precisa del otro.
Y
¡mira cómo el frío del amor
me escarcha el cuerpo!
¡Mira por dónde van las horas
...sin ti!
¡Cómo soñaba!
El cuadro sólo es otro, de pronto:
despedirnos del ensueño y de la luz,
conjugar en pasado los verbos
y entrar lentamente en la sombra,
tú y yo
...tan lejos del amor.”
2
Las palabras de los dioses son actos;
las tuyas sólo dolores atrapados en el cuerpo.
¿Acaso no te quemabas en la chispa del deseo?
¿No te urgían versos y besos para urdir,
en un acaso desnudo, la trama de un dulce laberinto?
¿Acaso no te agotabas despacio en la esperanza,
en un paisaje de celdillas y espejismos
en que el otoño se hundía lentamente en los puñales del invierno?
Soñabas.
¿No es eso la vida?
Pero
tus palabras,
a ras de piel,
inapelables,
eran pétalo y espina…
3
Dijo que buscaba
una sombra entre los transeúntes despistados.
Que buscaba luces, líneas, tormentas.
Pupilas y dolor ante un retrato,
se le ocurrió que toda historia
es un abismo de nubes y tijeras,
y el amor un torbellino.
Pasiones buscaba, eclipses, naufragios.
Buscaba
una palabra estremecedora,
un jardín y una casa para el sueño.
(A veces quería quedarse plantada en un verso).
Dijo que guardaba amor y cuerpo,
voluntades y versos
para el alma que trajera miel en la mirada
y agua fresca en los labios del beso.
Un abrazo buscaba, una caricia, un te quiero.
Y dijo que buscaba flores,
crepúsculos,
lunas.
Y espacio buscaba, y tiempo.
(De paso hacía planes para ser,
para estar,
para merecer).
Buscaba signos, historias.
Cielos, dioses, infiernos.
Y dijo que a veces ni siquiera sabía
qué buscaba.
Pero buscaba.
Y dijo que un día olvidó cómo encontrarse en el espejo…
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