viernes, septiembre 29, 2006

Cita de estación

“¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
pues con callados pies todo lo igualas.”

Quevedo.

domingo, septiembre 24, 2006

QUEDAN AMORES Y MURMULLOS

A la memoria de Orlando Muñoz


Ahora que mi madre pregunta quién es
Ese pobre hombre que yace en el lecho
Ahora que mis hermanas lloran desconsoladas
Ahora que llamas a mi hermano y te despides
Ahora que sacas fuerza y dices ya me voy
¿Qué caminos se habrán abierto para ti?

*
Hoy los libros no me sirven para nada, papá
Hoy pierde sentido toda la historia del universo

*
De pronto pasaron y pasan las horas
Y atrás quedan amores y murmullos

*
Las viejas fotografías dicen tanto de ti
Y ahora nada ni nadie puede retratarte la vida

*
Yo quisiera recordarte con alegría
Pero te vi crujiendo dientes contra la muerte
Hasta el último instante

*
Te mueres con mi nombre
Y yo he nacido con él

Y con él te escribo estas palabras
Y con él quisiera extenderte de sol a sol
Como cuando la tierra reclamaba tus manos
Y sembrabas la savia entre los surcos

*
Hoy es una verdad irrebatible
Uno nunca está preparado para la muerte, papá

*
¿Acaso no te vi apretando a la vida entre tus manos
Forcejeando con el tiempo, tratando de vencer?

Peleabas con demonios invisibles
Lidiando con tu dolor segundo a segundo
En tardes infernales que no parecían acabarse

*
Trato en vano de colocarme en tu lugar
Y apenas me muero un momento contigo

Y al rato resucito, débil de obras y palabras, sin ti

*
Sin embargo, dicen que
Las mismas lágrimas que te nublan la mirada
Te abren poco a poco caminos de luz

Y me doy a la poesía buscándote
Y me acuso razones en el misterio de las horas

Nos hemos de quedar con tu coraje
Con tu honradez a toda prueba
Con tu pasión, con tus ganas
De ser y estar ahí donde la vida reclamaba una esperanza
Aunque cada día sorteara un desconsuelo
Y aunque ayer y hoy la vida fuera pura bagatela, sin sentido

*
Yo no sé cómo consolarte, padre
Yo no sé qué poema te mereces
Hoy, que necesito tu bendición más que nunca
Yo no sé cómo consolarme
Cómo salvarte o salvarme la memoria

*
Quédate con estas palabras, mientras tanto

Y adonde quiera que vaya tu cuerpo, hijo del dolor
Adonde quiera que vaya tu alma, inquieta de justicia
Buen viaje, papá
Que la naturaleza siga el ciclo de la vida con tu cuerpo
Y que Dios, quienquiera que sea, acoja tu alma en la amistad...

martes, septiembre 19, 2006

Sobre el eje fatigado

La hoja pide su registro verbal

Es insaciable la página

Yo me dejo llevar
Pero no tengo tanta fuerza
Para andar o desandar tantos caminos

La vida en otra parte encuentra ríos
Y esto es verdad todos los días

Pero también es verdad
La historia de los agujeros negros

Hablo talvez de

Días sin costillas ni palabras
Días de silencio para ensordecer toda la noche

Los cuento uno por uno

Días para perder amigos
Días para chocar de cabeza contra el techo
Días para dibujar a Dios en una lágrima
Días que crujen o son espejos vacíos

Y días como éste
Con más de mil horas

Para sobrevivir
O dejarse vencer por la poesía.

viernes, septiembre 15, 2006

Has cruzado el umbral

¡...y así te has hecho eterna en el murmullo de lo Imposible,
y alguna vez tendrás que dar explicaciones a la Felicidad...!

lunes, septiembre 11, 2006

El espejo roto

¿Quién eres?
¿Quiénes son esos que te rodean?
¿Cuál es el sentido de tu vida y la de todos?

¿Acaso no te sabes rutinario al sol de los deberes oscuros del mundo...?
¿Hueco, monótono y estable: ¡acaso con el alma preparada para los azares de la felicidad!?

¿Eres el hombre o la mujer que un día de golpe percibe que el mundo pende
de una hilacha cansada, que entre vivir y sobrevivir hay apenas diferencias intrascendentes, partículas de tiempo, palabras, voluntades, geografías...?

¿Se te ocurre que vivimos –que sobrevivimos– en un mundo difuso y laberíntico, en una trama de enajenaciones en la que lo real puede ser perfectamente desplazado por lo virtual, o que el odio nos vence de tal suerte que cuando el espectro de la realidad nos sorprende o asalta, la existencia en el mundo se nos revela con tal contundencia que nos aturde, que nos convierte en escombros y polvo, en humo y sangre, en lágrimas, en ira, papeles, fuego, tiempo y olvido?

¿Qué visiones de mundo se te cruzan por el camino?
“un día saldrás a los apremios de la calle, como siempre, y la tierra, de pronto, ya no será la promesa feliz guardada en el silencio, ni mucho menos la imagen deslumbrante de las postales, porque los chiquillos jugarán a ser adultos en la pena, porque los amantes perderán la dulce memoria de la sal del último de los besos y porque, con voz terrible, al espanto de tus pupilas, un día se a b r i r á –gris– la flor amarga del siniestro?

¡No puedes imaginarlo!
¿Entiendes que, sin darnos cuenta –e inermes–, nos hemos acostumbrado a ser los espectadores pasivos del guión demoledor de una cohorte fratricida, seductora, incontrolable, perversa, que ensaya una y otra vez frente a nuestros ojos absortos los papeles de la inocencia, la farsa de la redención, la ilusión de la esperanza, y que nos invita –tenaz y persuasiva– a jugar con ella el peligroso juego de los espejos?

Sí. Pero sucede que el espejo está roto, para siempre, a tus ojos, y el cuerpo en él reflejado –como polvo. La memoria, la luz, rotas. Sí. Las esperanzas convertidas en desmanes... ¡Ay, entonces querrás ir y venir. Revisar el mundo. Llorar. Releer una carta. Recortar una foto. Y adorar lo que se va, terriblemente...!

...Supongamos ahora que cierras los ojos, ingenuo, que te vas –otro al fin– a tierra –o cielo– de nadie, queriendo escarbarla –o volar–, entimismado, buscando la luz, la muchedumbre... O que hoy eres el otro, yo, y en todas partes, abierta y enorme, reclamándote un grito, desde la indulgente avidez de la tinta, una página en blanco espera tus palabras...

jueves, septiembre 07, 2006

Círculo de la Musa y el Trovador

Al acecho
la sórdida muerte
llama o punza

se ríe se retuerce
te abre las fauces te muerde las horas
pronuncia con sorna tu nombre
te ofrece su mórbido cuerpo desnudo
su gólgota pardo
su turbia promesa de metales

Pero
tú me besas o chillas
yo cabalgo

Contra témpano y guadaña
la fauna del eros impone su murmullo

Hay arcos que se abren y se cierran
dos que se buscan y se huyen

Desde los labios así se atan y desatan
las posibilidades infinitas

Juego de luces y sombras

Ah
tienes
que amarme
despacio

que detrás de la puerta innombrable
la pálida parca tiene prisa
espinas de hielo
abismos de calcio
y espera…

martes, septiembre 05, 2006

Cerré los ojos

y hacia mí,
sobre el temblor del minutero,
venía tu cuerpo, danzando,
abierto en pétalos y verbos...

Cerré los ojos

y hacia mí,
sobre el temblor del minutero,
venía tu cuerpo, danzando,
abierto en pétalos y verbos...

sábado, septiembre 02, 2006

Arte poética

Las almas del aire
retozan como niños en tu pelo.

Ser poeta en este instante
podría ser un obstáculo enorme.

Líneas oscuras definen la estatura
del instante, lo sabemos:

Encontrarse también es perderse.

En una estrofa
podría caber muchas quimeras:

un vuelo de aves abismadas,
los espacios atravesados por un rayo,
la luz que parte en dos el tiempo,
las húmedas horas que son cuerpos...

Pero el deseo se impone,
su poesía circula por la sangre,
para nombrarnos, sin rubor,
su gramática desafía cursilerías infinitas:

Tú y Yo:

voluntades que danzan,
mundos que al beso se abren y se cierran,
pronombres:

Allí quedamos atrapados.