jueves, agosto 20, 2009

Orlando Muñoz: "Nos debe tantas promesas este mundo"


He aquí la entrevista que me hiciera la periodista Yaniris López, del Listín Diario, a propósito de mi último libro...

EN “SANTO DOMINGO, AÑO CERO Y EN CURSO…”, SU SEGUNDO POEMARIO, EL JOVEN AUTOR Y PROFESOR DESCRIBE LAS MISERIAS DEL PAÍS Y PROPONE INVENTAR OTRA NACIÓN

Santo Domingo.- ¿Puede la poesía ser desgarradora y exquisita a la vez? ¿Cruel y esperanzadora al mismo tiempo? ¿Es posible desnudar con palabras el lado más oscuro de una ciudad, de una república, que según la historia debió gozar de mejor suerte, y hacerlo con gracia, ritmo y formas perfectos? El joven autor dominicano Orlando Muñoz lo ha conseguido en “Santo Domingo, año cero y en curso…” (Ángeles de Fierro, 2009), su segundo libro de poesía.

En 20 poemas en los que caben todas las sensaciones, todas las formas expresivas (incluidos versos de ensueño, gritos y maldiciones), Muñoz pasa de la rabia infinita que le provoca observar el estado “cero permanente” en que está sumida Santo Domingo a proponer una nueva nación que saque de la inercia a los dominicanos y los obligue a plantarse, a abrazarse, a jugarse la esperanza. LISTÍN DIARIO conversó con él.

- Pintas un Santo Domingo espantoso que agoniza en sus miserias. Incluso te atreves a echarle en cara a la ciudad muchas situaciones. ¿Qué te provocó tanto pique que decidiste convertir en arte temas cotidianos que distan mucho de inspirar poesía?

En verdad me parece que, en este caso, la realidad supera al arte. A mi entender, apenas he representado una muestra de las desmesuras a que se expone la condición humana en nuestra isla y en nuestra ciudad. De hecho, una simple lectura de la prensa dominicana un día cualquiera resulta ser, con frecuencia, una experiencia más desgarradora para el espíritu que lo que sugieren mis versos. El caso es que nada hay que deba ser ajeno a la poesía, que procede de la vida y vuelve a ella, inexorablemente. Predomina lo espantoso, es verdad, pero le opongo la esperanza, la justicia, el amor…

“He aquí la tierra reiteradamente violentada. He aquí la república en su año cero permanente”. ¿Qué es estar en un año cero permanente?
Es estar a punto de ser algo y no lograrlo. Pero el cero es ambiguo: expresa al mismo tiempo vaciedad, nulidad, insignificancia y, curiosamente, representa también el punto de origen en una escala. La nada y la posibilidad de alguna cosa, sin que una se imponga a la otra… pero el tiempo pasa y no definimos ningún rumbo.

- Recurres a otros poemas, a otros poetas, a personajes de la historia dominicana como si les pidieras redención…

Sí, se trata de un diálogo con nuestro ser en el tiempo. Con los hombres y las mujeres que han cuestionado y tratado de definir nuestra identidad; con nuestros patriotas y nuestros poetas, cuyos ideales han sido traicionados de mil maneras desde 1844 hasta la fecha. Reivindicar esos ideales es el primer paso necesario hacia la redención posible de nuestra sociedad, decepcionada hasta la saciedad por la avaricia y la corrupción.

- En ocasiones explotas junto con las letras. Es un poco impactante, porque una no puede evitar ir subiendo el tono contigo, agitarse, atormentarse y luego maldecir y explotar contigo, hasta que llega la calma. ¿Estamos asistiendo a una nueva poesía, a una poesía con movimiento, dura, más realista, menos idílica? ¿O es la misma de siempre con letras nuevas?

Así nos sentimos a veces, como materia repugnante, como el insecto kafkiano, en una sociedad que te cierra con frecuencia tantas puertas. No estoy seguro de que se trate de una nueva poesía, digamos que es mi manera personal de leer y escribir el mundo que nos rodea y nos provoca. Y como el mundo que habitamos dejó de ser idílico hace siglos, la auténtica poesía también.

Nada parece escapar a tu rabia: ni los políticos, ni los golpes de barriga, ni los golpes de vagina, ni los “diarios que aturden a la gente y luego engrosan enormes vertederos”.

Podríamos decir que todos ellos contribuyen de cierta manera a desdibujar el mundo que habitamos. Expresan sus miserias, su desequilibrio, el grado cero de lo social: lo antisocial por excelencia. Pero si te fijas bien, no todo es negativo; hay atisbos de otro tipo de realidad en mi libro: “Un sí biológico y fraterno se impone / la voluntad del niño / contra la muerte…”. De hecho, el amor, en tanto experiencia creadora fundamental, es el fantasma que se busca, se cuela y se propone desde el principio y hasta el final del libro…

- ¿Desahogo personal? ¿Una llamada de alerta? ¿Para quién escribes?
Escribo para mí y escribo para los demás. Puesto que la escritura es acto social, desde el cual uno mismo dialoga con el otro, con el prójimo y con el extraño. Con esa otredad tan diversa que trasciende tiempo y espacio. En fin, a través de mis poemas dialogo con los hombres y las mujeres que me precedieron, que me rodean y que me sucederán.
Ellos dijeron su palabra, la dicen y la dirán; y al entrar en relación dialéctica con ellos, yo digo la mía. Y la digo por necesidad, por urgencia, por amistad con la vida, por combatir el silencio, que suele ser amigo de la muerte…

- Dices: “Nos debe tantas promesas este mundo”. ¿Cuáles? ¿Qué tipo de promesas? ¿Esperas verlas cumplidas algún día?

En el ejercicio de la política y la religión, por sólo mencionar dos de las actividades de mayor incidencia en la vida de las personas, se nos ha prometido tantas cosas: paraísos, progreso, amor, justicia, pan, techo, libertad, armonía, trabajo, respeto, paz, democracia, verdad… y sin embargo, se ha mentido tanto, se ha manipulado y estafado tanto, que pareciera que todo esto es imposible, que no es más que pura utopía, algo sin lugar en la realidad.
Pero procurarlas da sentido a la existencia. Lo que esperamos es que podamos vivir en un mundo más equilibrado, más equitativo, con menos incoherencias entre las palabras y los hechos. Yo no sé si un día podremos ver cumplidas todas las promesas, pero creo que tenemos derecho a procurar hacer realidad nuestros ideales de justicia y a exigir que no nos mientan tan descaradamente como lo hacen día a día…

POETA, ENSAYISTA Y PROFESOR

Orlando Muñoz nació en Laguna Salada, provincia Valverde. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y posee una maestría en Gerencia Educativa por la Universidad Iberoamericana. Es profesor de Lengua Española en el Colegio Jaime Molina Mota y en la UASD. Ha publicado dos libros de poemas: “Entre pétalo y espina” (2007) y “Santo Domingo, año cero y en curso…” (2009) y un libro de enseñanza de la lengua, así como poemas y ensayos en once números de la revista del Círculo Literario El Aleph y en tres publicaciones del Taller Literario César Vallejo. Actualmente tiene en proceso de edición otro libro de poemas y a punto de terminar otro libro de carácter académico. Aunque hasta el momento se ha decidido por la poesía, la canción, la didáctica y el ensayo, “para el futuro, si las musas me acompañan, también podría dar a conocer teatro y narrativa”, dice Orlando…

domingo, julio 12, 2009

De la soledad y su poema

Antes del bostezo
El bostezo mismo

Después del bostezo
Un poema imposible

¿El sentido del tiempo?
La evaporación silenciosa del yo
La búsqueda y sus desencuentros
Eso que fluye, lentamente, invisible

Pero
¿Acaso no cabe mi cuerpo en algún abrazo?

He aquí un color aún no iluminado
He aquí un rincón sin habitar
El atisbo de un beso atrapado en el deseo

Y entonces
¿Qué le voy a contar a las horas?

En verdad no lo sé

Este poema es su propia soledad
Su propio misterio…

lunes, mayo 18, 2009

Adiós al cuerpo del poeta

El cuerpo del poeta desaparece, no su alma: la poesía sobrevive. Mario Benedetti, físicamente se nos acaba de ir, pero sus palabras quedan como testamento irrefutable de un gran hombre, de una conciencia sensible, aliada de los más nobles ideales humanos. Sus poemas acompañaron, acompañan y acompañarán a tantos hombres y mujeres, por lo que no nos queda más que agradecerle eternamente por ser y estar, por habitar el mundo de una manera tan hermosa. Quisiera recordarlo ahora con este poema, que testimonia su dolor, su amor, su compromiso con el prójimo:

DESAPARECIDOS

Están en algún sitio / concertados
desconcertados / sordos
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada

nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos

ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen

cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo

cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían

están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio

jueves, abril 16, 2009

Conversatorio y Recital en la Feria del Libro

Sobre el poemario
"Santo Domingo, año cero y en curso…"
de Orlando Muñoz

el jueves 23 de abril a las 5:00 p.m.
en la Feria Internacional del libro
Santo Domingo 2009

domingo, marzo 29, 2009

PEDRO PÁRAMO: LA PIEDRA Y EL POLVO

A “Pedro Páramo”, la célebre novela de Juan Rulfo, más que como “desorden estilístico” (expresión que se presta a confusiones), hay que verla como un “modelo para armar”, algo más que un simple rompecabezas, un rejuego narrativo de espirales y superposiciones de espacio y tiempo. Dentro de su gran economía de recursos, la novela precisa de lo que también Cortázar denominaba “lector cómplice”, cuasi detective, dispuesto a seguir el juego literario: reteniendo datos, atando cabos, recomponiendo la historia… Pues Rulfo dejó en cada fragmento pistas significativas que permiten al lector reestructurar y comprender, poco a poco, la trama de la novela.

La reseña que sigue la publiqué en agosto de 2000, en el número 4 de la revista del Círculo Literario El Aleph:


Comencemos por el final: ''Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras''. De esa manera se consuma la existencia de Pedro Páramo, “un rencor vivo”, a decir de Abundio Martínez, su hijo, su victimario. Y así se cierra y así se abre a la imaginación de los lectores la que, en palabras de Jorge Luis Borges, ''es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura''. “Pedro Páramo” fue publicada inicialmente en 1955 y es la obra maestra del mexicano Juan Rulfo. Y lo es en virtud de múltiples y variados elementos; sobre todo porque rompe desde varias configuraciones con la narrativa documentalista que le precede y porque marca, al mismo tiempo, a partir de una fabulación maravillosa, una visión renovadora del discurso novelístico hispanoamericano.

La estructura de la novela presenta sesenta y nueve fragmentos (o capítulos, sugeridos por espacios en blanco). Éstos aparecen sin hilos narrativos lineales y sin seguir la continuidad cronológica normal, puesto que cada fragmento pertenece a distintos planos del relato, debido al tratamiento subjetivo del tiempo en el discurso de los personajes, lo cual permitió al autor crear toda una historia mágico-fantasmal que socaba la realidad y que precisa para su decodificación de un lector cómplice, cuasi detective, dispuesto a armar el rompecabezas de la novela.

En cuanto al relato, pudiéramos dividir la obra en dos partes: la primera abarcaría desde la llegada de Juan Preciado a Comala, en busca de su padre, hasta su muerte, días más tarde. Aquí la narración aparece en primera persona, centrada en Juan Preciado. La segunda parte sería la que presenta la plenitud y la decadencia del poderío de Pedro Páramo, los recuerdos y delirios de Susana San Juan, la única mujer que Páramo amó sobre la tierra y, finalmente, la dramatización de la muerte de ambos.

Hay una serie de aspectos esenciales que definen la escritura de Rulfo, a saber: presencia fantasmagórica de ambientes y seres devastados, economía y penetración lírica del discurso, predominio de la oralidad a través del diálogo y del monólogo interior, tiempo circular de las acciones, juego de planos narrativos, entrelazamiento de lo irreal y lo real, de la muerte y de la vida, predominio de la subjetividad de los personajes y visión pesimista de los mismos, a veces marcada por migajas de humor amargo, corrosivo, que llegan de la aceptación de la realidad, del desamparo y de la muerte.

Todos los personajes de la novela son fantasmas, hablan de la vida desde la muerte, su ser en el tiempo queda definido por la dureza de la piedra, Pedro Páramo, y la desoladora vulnerabilidad del polvo, Comala. Porque para este pueblo desgraciado, la injusticia es el nombre de la realidad: ''El caso es que nuestras madres nos malparieron en un petate aunque éramos hijos de Pedro Páramo'', dice Abundio, el arriero. Quien más tarde, frente a la muerte de su mujer, habrá de emborracharse e irá delante de Pedro Páramo a pedir una limosna para enterrar a la muerta. ''Sé que dentro de pocas horas vendrá Abundio con sus manos ensangrentadas a pedirme la ayuda que le negué. Y yo no tendré manos para taparme los ojos y no verlo. Tendré que oírlo; hasta que su voz se apague con el día, hasta que se le muera su voz.''

Asimismo, todos los personajes de Rulfo son derrotados por el tiempo:

Doloritas (''siempre vivió ella suspirando por Comala, por el retorno; pero jamás volvió'').

Juan Preciado (''me trajo la ilusión...'' ''me mataron los murmullos'').

Dorotea (''¿La ilusión?. Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido'').

Toribio Aldrete (luego de emborracharlo y ahorcarlo, ''condenaron la puerta, hasta que él se secara; para que su cuerpo no encontrara reposo'').

Eduviges (''se suicidó'' ''y sus muecas eran los más tristes gestos que ha hecho un ser humano'').

El Padre Rentería (''–¿Se siente mal?/ –Mal no, Ana. Malo. Un hombre malo. Eso siento que soy.'').

Fulgor Sedano (a quien los revolucionarios ''lo mataron cocorriendo”, según el tartamudo, “murió cocon una pata arriba y otra abajo.'').

Miguel Páramo (''–Démosle gracias a Dios Nuestro Señor porque se lo ha llevado de esta tierra donde causó tanto mal...'').

Damiana Cisneros (''Deshizo su cruz. Ahora se había caído y abría la boca como si bostezara'').

Abundio Martínez (''Entonces le comenzó a arder la cabeza y sintió la lengua trabada: –Estoy borracho –dijo'').

La mujer de Donis, ¡su hermana! (''¿No ve esas manchas moradas como de jiote que me llenan de arriba abajo? Y eso es sólo por fuera; por dentro estoy hecha un mar de lodo'').

Bartolomé (''me imagino que será fácil desaparecer al viejo en aquellas regiones adonde nadie va nunca'', dice Pedro Páramo).

Susana San Juan (''trató de separar el vientre de su cabeza; de hacer a un lado aquel vientre que le apretaba los ojos y le cortaba la respiración; pero cada vez se volcaba más como si se hundiera en la noche'').

Pedro Páramo (''Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras.'').

Sí, Comala y Pedro Páramo son uno: la piedra y el polvo, la tumba impasible y silenciosa del tiempo.

En toda la narración de “Pedro Páramo”, no parece que alguien escribiera, simplemente una voz, un rumor, va contando las cosas, y poco a poco descubrimos que el monólogo, la descripción, el sueño, la conversación, los recuerdos, corresponden a toda una vencidad de muertos que relatan sus historias desde el polvo del sepulcro: porque de pronto sabemos que Comala, otrora ''la vista muy hermosa de una llanura verde'', ya no es más que un cementerio, ''sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno''.

domingo, febrero 22, 2009

miércoles, diciembre 31, 2008

Ante las maquinarias de la muerte

A LA
LÓBREGA LUZ
DE LOS NEGROS AGUJEROS
DEL TIEMPO

desde
la columna
cotidiana
de la duda

he aquí
desnuda
y magra
la mirada

tropezando
con la cara
de un fantasma pasmado
en el espejo

he aquí
los pies
la voz
el sino
frente
a los deberes oscuros
de la ley

he aquí
mi yo de plástico
perplejo
vulgar
enajenado
ante el orden siniestro del mundo

he aquí
las esperanzas
convertidas en desmanes

he aquí la historia sin fin
ante las hordas aviesas
de banqueros y gobernantes
de palabreros y traficantes
y otros patanes sanguinarios

y otra vez
he aquí
¡hasta cuándo!
el hombre tosco
que sale
con mi nombre
a caminar
A
B
I
S
M
Á
N
D
O
S
E
¡PARDO!
—REPUGNANTE—
sobre el lomo del asfalto...

sábado, noviembre 29, 2008

Deudas pendientes

¿LA
CALAVERA
DEL AMOR,
EL CORTEJO
DE LA VIDA,
LA EUFORIA
DE LA MUERTE?

No se trata del alba.
Leí la historia y no.

No es el sol
levantando en luz el mundo;
ni es aquí, conmigo,
la palabra, la comprensión.

Toma y daca…
Substancia
repetida sin pausa en la miseria del hombre,
en la modorra de los antiguos dioses,
opacos ya, diminutos…

De mil formas,
insistente,
la iniquidad vence voluntades,
abre infiernos al paso
y va corroyendo
el alma,
sin pausa,
inexorablemente.

“Vértigo de raíces y truenos”
aquí también,
desde siempre,
repitiendo metáforas eternas,
“heladas las aguas del cálculo egoísta”

Nada se cumple…
Nos debe tantas promesas este mundo.

domingo, noviembre 02, 2008

Dormida la tarde

Y
mis
manos
se perdían

y
bogaba
conmigo
la noche

sin retorno

ligera

como
ala
de abeja
sobre el curso
de un río de miel

y llevaba los ojos cerrados
perdiendo el rostro del que fui

y entre
las hojas
de los árboles oscuros
invisibles
cantaban un beso las aves del viento

y en la ribera
todas las caras eran una sola

y hacia mí

de pronto

sobre el temblor del minutero

venía tu cuerpo

danzando

abierto en pétalos y verbos...

miércoles, octubre 01, 2008

Elegía

El parque, otra vez,
es la forma de tu ausencia,

distancia que abre mares
en el silencio espeso.

Todo te nombra, sin embargo,
todo cobra forma de ti,
sin piedad, sin remedio.

¿Quién eres, entonces, a la distancia,

o quién soy yo
tratando aquí de dibujarte
en pleno abismo de saudades y esperanzas,

y qué es el amor
hoy que tu nombre
hace temblar los cimientos del tiempo,
y que voy sorbiendo poco a poco la soledad
en medio de la multitud
que gruñe o pace o suspira?

sábado, septiembre 27, 2008

No te buscaba

No te buscaba, no,
pero tú venías al encuentro.

Estabas hecha de tiempo,
Balanceabas las formas de la carne,
delineabas el apetito en mis labios.

No te buscaba.
Pero tus ojos eran luz
para la definición de los colores,
y tu pecho era un jardín
para una larva con hambre,
y luego sol y sol y sol
para los demonios del invierno.

No te buscaba, no.
pero tú pasabas despacio por mi lado.
Las palabras se secaban en la lengua
y el reloj era un fastidio
y era un caramelo tu cintura.

Yo no te buscaba,
pero al encontrarte,
me descubrí a mí mismo en el agua del deseo.

lunes, agosto 11, 2008

Caminar

¿la tierra que soñaste alguna vez?
¿los cuerpos que delineaban tus manos en el vacío?
¿los transeúntes con que quisiste tropezar?
¿el dios que colocaste rozando el techo de la casa?

nunca pudiste escribir ni la receta ni el poema
nunca pudieron encontrarte las palabras

lávate los sueños
despierta
sacúdete los pies y la memoria
mete la cama debajo de la cama
y el futuro
y el bostezo

ponte la misma voluntad del segundero y
luego salta
apriétate los pantalones
encomiéndate a todos los cemíes boquiabiertos

la ciudad es la de siempre
mírala
en cada esquina los perros apurados te buscarán la quinta pata
las lagartijas, compadecidas, te mirarán dearribabajo

¡levántate, pues! recoge tu gallo…
canta con él tres veces… camina. y olvídate del alba.

martes, julio 29, 2008

Tarde con ángel

sales a buscar el amor
y el amor
se hace imposible por las calles

talvez sudas la tarde y la esperanza
soñando un rostro
donde descansar las horas tristes

pues a ti también te duele la soledad
en todo el cuerpo
y el alma te tose sus anemias

pero te dices que el amor paga sus penas
y ciertamente vale lo que pesa

por eso
te acomodas
la carga
del tedio
en la espalda
por eso
lames la piel de un caramelo
y silbas luego una canción

y esperas
y esperas
y esperas
hasta que llega un ángel y saluda
y te imaginas
que así ha de ser el amor
un día cualquiera

entonces
sueñas
que vas del brazo
de un ser alado
por el mundo
y la calle el conde es un enjambre
de lobos y sombras
las unas
que huyen de la luz buscando su ser en las vitrinas
los otros
que aúllan hipando la miel en flor de una muchacha

La gente camina y mira y habla y mira y sueña
y tú te sientas en un parque con un ángel saboreando el amor

pero santo domingo sigue siendo un carnaval de vanidades
y el mundo un teatro donde el viento exhibe sus máscaras
sus miserias:

adolescentes
turbios
retorciéndose debajo del traje negro
lánguidos
viejecitos
que esperan la muerte
dando maíz a las palomas
camareros
urbanamente
cansados
niños
callejeros
que envejecen entre brocha y betún
amargos
vendedores
de golosinas
policías
aviesos
en un desconcierto de locos y turistas
y mendigos
solteros
sin suerte
intelectuales
sin ideas
artistas
sin obras
y prostitutas en busca del italiano perdido

así te muestra sus llagas la ciudad

y tú
como todos
sigues buscando el amor por la tarde
y en los ojos de un ángel alguna ilusión

y la tarde se te hace triste y hermosa
y en un suspiro se muere otra vez
en el parque colón

lunes, julio 21, 2008

Del parque cayendo la tarde

la ausencia de todos pasa
la tuya no

podrías hoy morirte o danzar entre las flores
nada cambiaría
en el banco de parque en que no estás

ninguna palabra podría
darle al poema la belleza que le niegas

la tarde pasa

ya la noche sobreviene
sin pausa

y la luna será
otra vez
ese triste silencio numinoso
redondo
sin tu nombre

sábado, julio 12, 2008

La palabra

la palabra es sangre,
la palabra es destino,

un río lácteo para frágiles criaturas en avidez.

con ella gruñen
con ella se tiran de los pelos,
retozan con el tedio, discuten como perros
con la sombra. suspiran, punzan, resbalan,
se rascan, bostezan, se duermen y sueñan.

con ella se pierden en la noche. danzan con
ella, y se disuelven, se hacen y deshacen, son...

Que trata de lo que quiere el poeta y dónde, sin señalar las causas ni la persona

Hoy quiero tomarme tiempo y jugos eternos en tu boca.

sábado, julio 05, 2008

Divagaciones para una lírica del huevo y una metafísica del mangú

Escena 1 (casi platónica y completamente incompleta)

—Mi querido Bufón (Glaucón o Cabrón, no importa), represéntate la NaturaleSa Umana en la siguiente coyuntura, con relación a la Heducación y a la falta de Hella. Imagínate un país en el mundo...
—¿Colocado en el mismo trayecto del sol?
—Seguramente.
—¿Oriundo de la noche?
—Eso es.
—¿Colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol?
—Sí.
—Lo buscaré en el mapa…

—En tal país vive un monstruo con rostro de lechuza, orejas de elefante, cuello de caballo, plumas de garza, cola de serpiente, pico de cotorra, alas de murciélago y patas de gallina.
—Sí. Desde el siglo XVI.

Escena 2 (fragmentaria y con demasiadas divagaciones)

—¡Exacto! No podemos hablar de otra cosa.
—Pero conste que también vivimos de pan.
—¡Y de circo!
—Puede ser. Pero... bromas aparte, lo que soy yo, de entrada sólo se me ocurre decir que, luego de tantos siglos de desaciertos, luego de tantos eternos retornos, habría que aprender a ver el mundo de otra manera.

—Y yo, por cierto, siempre he querido comprarme gafas sicodélicas.
—Y haces bien, porque sucede que las apariencias también son la realidad...
—Disculpen que los moleste, pero tengo una pregunta muy importante que hacerles.
—Suéltala.

—¿Quién se ha robado mi queso?
—Genial. Te voy a responder con otra pregunta. ¿Cuándo te vas a tomar la vida en serio, eh?
—Según mis cálculos, es evidente que cuando tenga sed... solamente.
—¡Bufones incorporados!

—Bueno, no sé qué decir.
—Divaga, pues.
—¿Sabe alguno qué hacen los poetas cuando no tienen nada que decir?
—Creo que hablan de literatura.

—Pues hablemos... Comienzo: Se me ocurre que Hamlet, aquí, probablemente hubiese reformulado su pregunta: Ser o Parecer... He ahí la verdadera cuestión.
—Y un cartón de huevos, por favor...
—O Tener... Algo así.
—¿No podemos tener una conversación normal, por ejemplo?

—Pero, ¿acaso no quieres conversar sobre la formidable bibliografía de la nada interminable?
—Me ves cara de aburrido, ciertamente.
—¡Creo que sí!
—Plátanos aparte, en serio, ¿de qué vamos a hablar?

—De todo y de nada.
—Bien, te toca comenzar.
—¿Pero cómo lo hago?
—De cualquier forma, no importa.... puedes decir, por ejemplo, lo que alguna vez dijo un amigo mío. Cito: “...te amo, Raquel”. Y a continuación deliraba por sus cabellos, por su inmensa ternura... etcétera, y en pleno clímax de la inspiración metafórica le espetó lo siguiente: “eres mi cárcel que no es cárcel porque es inmensurable”, y que dizque la tal Raquel hasta le había puesto alas para que él volara sin fatigarse… cursilerías de poetas… ¿Ves?

—Ya veo.
—Antes de que comiences a divagar, ¿podría citar también una frase célebre, para ambientarnos un poco?
—No hay niños a la vista. Hazlo.
—"Sobre estas personas (el célebre gobernante se refería a los manifestantes que pudieran protestar) caerá todo el peso de la democracia, incluyendo la prisión...", etcétera.
—¿Quién dijo eso?
—Un sujeto de cuyo nombre nadie quiere acordarse.
—¿Ipólito?

—¿De qué otra cosa pueden hablar los poetas?
—Los poetas se juntan para delirar.
—Deliremos, pues…

—Los pueblos se salvan en la cultura, dijo Pedro, y dijo bien.
—Queremos libros, revistas, periódicos, boletines, almanaques, enciclopedias, folios, gacetas, vallas publicitarias y trataditos evangélicos que nos puncen el alma y no la vista...
—que nos hagan cosquillas en la espalda,
—que nos pongan a llorar a lluvia suelta,
—que nos coloquen desnudos frente al precipicio del tiempo,
—que nos manden al Hespejo a re-visar-nos el rostro...
—En fin, libros libres LIBERALES LIBERTINOS, serios, juguetones, cuerderos...
—Sueña,
—vuela,
—piérdete.
—¿Qué es lo que queremos? Pregunto.
—Trascender por el verbo la cotidianidad, el camerino, el café, los callejones, el colmadón, el bulevar de la 27,
—ir-nos más allá del espejo, dije, digo, diré,
—barrer las telarañas de los rincones del espíritu,
—trapear el piso vocinglero de lo anodino.
—Sí.
—Pero, ¿qué hacemos aquí?

Escena 3 (con poeta soñando-delirando, demasiados paréntesis y demasiadas faltas harto gráficas)

—Mejor sería que nos fuéramos a dormir.
—Durmamos.
—¿Podría uno decidir con lo que quiere soñar?
—Hay gente que puede.
—Soñaré.
—Pero si no tienes fe, si te duermes con la boca abierta, podría ser una pesadilla.

(Monólogo de poeta soñando-delirando)(La escena trascurre en una cama-palacio con mosquitero)(Los personajes usan pañales, túnicas, taparrabos y pantalones cantinflásicos)(Al centro de la cama-palacio, encima de la mesa del banquete, un poeta-profeta delira)

—He aquí señoras y señores que hoy se abre la nueva perspectiva de la bienaventuranza poética: los rigurosos Jhuezes, después, todo lo juzgarán con indulgencia. Porque habrán cambiado los tiempos y, con ellos, para la placidez de los pesimistas, la lectura de Platón: Los Pohetas, satisfechos, reconocida y confirmada por fin su glamorosa utilidad, cabrán –cabremos– perfectamente en los ideales de la Repúvlika. (Y entonces algún meteorólogo dirá, por ejemplo: Con el cielo totalmente despejado, he aquí la gran revolución del espíritu, la presencia activa y feliz del hombre nuevo, más allá del vuelo etéreo de sus palabras...). Lejanos, pues, de los apuros existenciales de las composiciones, los bardos orondos dirán –diremos– que el río sigue y seguirá corriendo y que todos los camaleones del mundo continuarán reflejándose en el espejo escéptico y eterno de la corriente... Y ya jurarán los profetas de nuevo cuño y en el éxtasis de la retórica nos dirán: Venturosos los que lean y escuchen con apetito la palabra. (Pues he aquí que vi, y miren: ¡Magnánimo Banquete Para Los Señores De La Repúvlika! Los dioses, que no otro es el nombre de las fuerzas invisibles –e invencibles– que rigen los destinos del universo, cursarán invitaciones a todos los distinguidos juglares, ciudadanos y dirigentes de la Polis... (Mientras allá, en el Palacio Universal de la Crema y de la Nata, disfrutarán de lo lindo, como siempre: al centro, la celeste sorpresa de la noche: en lúbrico contoneo de morenas nalgas, poderosas, cabriolearán las divinas ninfas de pechos alegres. (Y en la mesa, seductores, los enormes rumiantes en su salsa, desentrañados, listos para ser furiosamente zampados y al punto debidamente relamidos en las elásticas comisuras. Y ante la ansiedad de las copas, a poco de ser escanciados por la destakada konkurrencia, los obesos barriles de vino... (Será entonces allí, y así, cuando los Diputha2 adviertan la posibilidad de disputarse buena parte del platónico convite, y todos levantarán las dos manos, abiertos los cinco dedos de cada una, y votarán a favor, por supuesto... (Evidentemente, los Zenadhores, a esta hora, buscando la entereza necesaria, preocupados por enfrentar las enmarañadas situaciones de la Polis, ni qué decir que habrán cenado ya muy bien... Casi la media noche y Baco en su vacuencia feliz, camaradas. (Y claro que no nos quedaremos atrás los desenredados rapsodas de la Repúvlika. Y en esto, de cierto, de cierto, os digo que el sabio PrezidhenT será, mañana por mañana, nuestro aliado cardinal... Porque, señores, no sé si lo comprenden... lo que quiero decir –y digo– es que, llegado el momento y dadas las circunstancias oportunas, ya no querremos volver a tener grandes problemas filosóficos con la Pholizí-ah...)))))

—Es hora de despertar, hora de levantarse y de andar.
—¿Pero por qué? No soy Lázaro ni Jesucristo…
—Porque es una arca de estupores la vida.
—Sí, y una hilera en trapos y quejas.
—Porque a nuestros pies hay (¡ay!) un país en el mundo colocado olocado locado ocado cado ado do o en el mismo trayecto del sol,
—es decir: quemándose en la cresta del fuego…
—Claro (y sólo cenizas hallarás, ya lo dijo el que lo dijo).
—Y también dijo que hay que barrer las telarañas de los rincones del espíritu.
—Y trapear el piso vocinglero de lo H-ano-di-no?
—Y Ha-prender y des-a-prender.
—Sí.
—Y también Heskribir un Pohema.
—Mejor aún: Dejar de tragarnos un cable...

—¿Y crees que alguien lo lea?
—Creo que sí. Una vez me leyeron 15 personas.
—Uao. Hay gente capaz de cualquier cosa…

viernes, junio 27, 2008

Signatura vallejiana

hoy sufro de oreja, señora

desde su niño lejano, he aquí mi costilla, mi fruta mordida, el árbol sin raíces y una hormiga cavilando… hileras de las horas que me cercan, sarcófagos obscenos en la espera, lunas de hiel que fueron y que son, amores que serán desde el ayer entre los dedos inocentes

hoy apenas sobrevivo, a penas, con mi pan elemental debajo del sombrero
y me abismo en el lenguaje queriendo escribir, aunque también a mí me sale espuma... por eso me siento a meditar en el centro de la palma de mi mano, y luego salto a la calle y trato de sumarme a la costumbre, como siempre

hoy he de oler a loco con húmeros borrachos, porque todo se me agolpa en la mirada, también, porque hoy todo me saca la lengua… las cuatro paredes, la soledad y la lluvia, la botella –magnética y nupcial– y, en sus átomos amargos, los caminos

hoy sufro, ya lo dije

i en su cadáver va, conmigo, la portentosa poesía debajo del zapato, loca de calles, con esa voz que me susurra que el reloj es un cerdo perfecto y el hombre ¡pobre y pobre! –residual, opulento de pelos y materia, potentado de nubes y pelucas, y rico de quebrantos y otra vez rico, y otra vez, como nunca, numeroso en su envoltura y diminuto, inocente y corrompido, a los pies de sus actos capitales y delante de su anciana sien legislativa

hoy sólo sufro de oreja, señora, solo
como quien se sabe en pleno circo y le fuera imposible disfrutar del espectáculo…

jueves, junio 19, 2008

La lengua libre

lame la luz de ti la lengua libre
la lengua lenta o loca
la lengua viva
la lúdica
la lírica lengua del beso

la lengua alivio
libre
liberada
delirante
abriendo senderos al deseo
escribiendo versos de agua y tiempo

la lengua lumbre
libre
salobre y lisonjera
para poner nombre a tu piel desnuda
para limpiar de soledades tu vientre
libidinosa
aliterada
lentamente

lengua líquida
lúbrica
litúrgica
la flor de la sangre
que apresura sus insectos
que hierve
que sale a buscarte
alada y
libre
lengua de los alisios vientos

lengua de alquimia
lengua del alba
lengua que alumbra
cálida
lúdica
lírica lengua

dulzura de almíbar

línea libre

aliento y luz
lenta y leve
locuaz

la lengua libre

de mar y fuego en la piel

lunes, abril 28, 2008

De lo imposible cotidiano

1

Hay un poema que espera
Que te busca o me pierde
Cuando la ciudad es ausencia
Laberinto de aceras grises
Oscuro panteón de los deseos

2

Tan imposible la belleza
Tan espejismo
Fantasma recurrente
Hueco de formas
Frías
Tiritando
En el color de la esperanza
Bajo la luna nueva y primitiva
Que hoy como ayer ocultan las nubes

3

En medio de todo esto
Hemos tratado de hacer
La realidad del amor
Pero
No siempre la gracia
Bendice nuestro instante

domingo, abril 13, 2008

Del placer, del texto…

Leer (a Barthes, a Cortázar, al universo) en el pla(ser… En la carne y el espíritu del que le place ser. Desplazarse, en alegre procesión intelectual, hacia esas diminutas configuraciones de la tinta. Descubrir el cuerpo del deseo. Y escribir. Escrib(ir hacia tantos mundos posibles, cercanos y distantes). Sentir el planeta de otro modo. Sentirse de otro mundo. Y “nunca excusarse, nunca explicarse”… Experimentar el goce de la lectoescritura una mañana cualquiera, como quien viaja o se deja viajar por otro cuerpo, macho y hembra entrelazados en el beso, por esos senderos indecibles, inciertos, del deseo. Por el lenguaje de la carne estremecida. ¿Le aburre a usted? Mis condolencias… De cierta manera, aburrirse es no tener, no poder, no querer, no ser… Problema personal. Hay tantas cosas, tantas geografías, tantas historias, tantos paisajes, tantos libros, tantas palabras… ¿En cuál esquina del tiempo se queda, usted, parado, varado, sumido en la des-gracia…? Habrá que vivir por usted. Leer su no-historia y escribir. Recordarle la vida, con su doxa y su paradoxa, con su dialéctica de sol y sombra… Que a cada dolor parece corresponderle su cuota de placer. A cada lector su texto. Y hay tantas cosas por escribir. Y a cada yo… su otro, su murmullo, la sustancia del deseo…

lunes, diciembre 31, 2007

Preguntas

¿A dónde va
la muchedumbre taimada?
¿Hacia dónde se apresuran
los pasos del tiempo?
¿Qué espacios por escribir
le esperan a la tinta tras el punto final?

domingo, noviembre 11, 2007

Las deja danzar entre sus dedos

Y, en ellas,
ella vuelve
sumerge sus raíces,
se abre en poros y apetito
y extrae, poco a poco,
la savia, la pátina del tiempo.
Busca luego el aire, las nubes,
para precipitarse en gotas,
insistente, vital, enamorada,
trazando riachuelos, arco iris,
aves que son árboles y lunas...

domingo, septiembre 16, 2007

Muere la tarde en la mirada

Y A VECES
TIENE DIENTES
LA CALLE

y pasan los hombres
silbando la muerte

buscando espejos donde reconocerse

volviendo el rostro talvez

sumando nostalgias

muriendo de vista para siempre...

jueves, agosto 09, 2007

De la poesía, el amor y la luz...


POEMA DE LA LUZ

PRÓLOGO

Te lo he dicho muchas veces: yo he amado
con voz jamás escuchada hasta entonces en sueños,
en sueños que buscan la pureza de la forma apetecida.
Yo he amado con sangres como nubes, como praderas
todas llenas de llamas y animales antiguos.
Mas un amo de carne lleva su hueco frío...

Ahora soy una ardiente suavidad de huesos hechos flor y aire.

EL POEMA

Te lo he dicho muchas veces, y el corazón es un espacio
donde los tiempos, cautivos, se aventuran.

Se aventuran por ti, ay, cautivos, vuelven al gran tiempo
que es tu pureza y tu mayor deleite.

Esa eres tú: la más bella aventura del cuerpo,
el júbilo que a veces corrobora la más honda agua de tu sueño,

y yo no lo sabía. No sabía cómo obtener el tú que te hace hermosa,
cómo llamarte Luz si no eres día y noche.

Pero eras mía desde antes de que mis ojos fuesen míos
desde antes de que mis labios fuesen míos para tu nombre,

Y no hay holgura. No hay hondura mayor que recordarte
y mirarse tan basto que hasta la misma savia es ruda en primavera.

En primavera, cuando entre árboles circula una vaga urdimbre de frutas
con la misma inquietud que un pájaro en los versos.

Oh pudorosa, gran testimonio mío y de todo,
es muy difícil conservar la pureza del júbilo después de haber amado.

Tú lo sabes, lo he hecho muchas veces: yo te aparto
como Dios aparta su perfección, a fuerza de preguntas y respuestas.

Dios todavía ignora cuántas lágrimas bastan para que un amor sea hermoso, para que un amor tal vez sea hermoso.

Yo no puedo decírtelo, alma mía. Pero cuando un amor nace
hay una multitud de cosas que quedan como muertas.

Mira esa isla. Su muerte no crece de la luz;
es en la luz su propio crecimiento.

Y a aquél. Sí. Míralo. Cómo simula un huerto del mar,
de ese mar que se dice, que nos dice la heredad de los cielos.

Su angustia, ¡desnúdate alegría!, no es el inicio de la inteligencia deseada,
que es la rosa en pájaro y hueso compartida.

Tómalo. Suéñalo, oh jubilosa, tú que eres dulce y tierna,
manantial y delirio que ignora la manzana.

Ponlo junto a tu cuerpo como un ungüento más para mis manos.
Lo alzaré a tu cielo, y verás que también hay árboles diversos en la tierra.

Te lo he dicho muchas veces: eres mi salvación desnuda.
La mejor parte de ti se eleva indefensa para mi poesía.

¿Qué puedes hacer? ¿Qué puede toda la luz contra tanta belleza como lazo?
Recuerda que en el poema no hay amistad para la mujer.

El poema es una de aquellas cosas que quedan como muertas.
Como muerte, porque con él percibimos la presencia y el tiempo.

Un poema no es el gran tiempo aquél de que te hablaba, ni eres tú.
Es lo que abunda después de despojarse de todo lo que es nuestro.

Por eso dicen que es el cuerpo el que hace la muerte.
Que la vida es cuando la forma persiste.

Yo no lo creo. Hay mucha realidad como posible salvación desnuda.
Mas, ¿qué es una salvación posible, desnuda?

Yo quiero que me digas: cuando se habla de la muerte,
¿acaso es el cuerpo el artífice total de nuestro mundo,

o es entonces cuando sabemos que la duración es cosa pura,
y en nombre y llama cae por su interior desnudo?

EPÍLOGO

Esto, tú lo sabes, te lo he dicho muchas veces: el amor es un monstruo
que exige el sacrificio de todas nuestras criaturas,

y yo amo la poesía. La amaba desde antes de decir: «Sea la luz».
Amar es preguntar y ver que todo continúa en su tiempo, amada.

Y por esto me tumbo y murmuro en tu oído:
querida, tú eres todo lo que yo esperaba —y sigo esperando.


Freddy Gatón Arce

_________________


La poesía dominicana del siglo XX muestra al mundo grandes aciertos. Es lamentable, sin embargo, que tanto sus autores como la crítica nacional, los editores y los profesores de literatura no hayan resultado lo suficientemente eficaces o competentes como para promover las grandes obras poéticas nacionales, por lo menos en el entorno de la República Dominicana. Y, por supuesto que también resulta de lamentar el hecho de que tantos investigadores y antólogos internacionales de poesía hispana no hayan sido lo suficientemente acuciosos como para descubrir y dar a conocer la calidad y la diversidad de nuestras más genuinas voces poéticas. La auténtica poesía se define en la trascendencia, trasvasa épocas y geografías, producto de la inteligente concentración del poeta en dos instancias esenciales: sensibilidad y conocimiento. Y es por ello que las grandes obras a la larga se imponen, a pesar de la sordera, la negligencia, la pobreza espiritual y material, e incluso a pesar de ciertos gustos y corrientes estéticas… ¿Acaso no merece este poema de Gatón Arce figurar en los libros de texto y antologías que circulan en cualquiera de las instituciones del sistema educativo dominicano? ¿Acaso no merece este poema figurar en cualquiera de las más exigentes antologías poéticas en lengua hispana?

O. M.

jueves, junio 14, 2007

Magister dixit

Jorge Luis Borges siempre fue controversial respecto al tema de la política. En medio de un diálogo con Osvaldo Ferrari dijo cierta vez: “Creo que se tiende a exagerar la importancia del Estado ahora. No sólo la del Estado sino que todos pensamos que un país depende de su gobierno; y quizá los gobiernos no sean tan importantes, quizá lo importante sea cada individuo, o cada modo de vivir”. Más adelante daba un ejemplo: “Vamos a suponer que Suiza sea un reino y que Suecia sea una república, ¿cambiarían en alguna cosa?”. Y luego agregaba: “tendemos a suponer que es muy importante todo eso, y quizá no lo sea, y también de ahí se llega al error de suponer que de todos los males es culpable el gobierno”, pero “quizá el gobierno esté tan perplejo y tan perdido como nosotros. Es lo más probable.” ¿Tendrá razón? ¿Qué pensarán puertorriqueños y cubanos de esto; Hipólito Mejía, el presidente Leonel Fernández y el Pobre-Cristo-Peregrino de Dajabón; el Rey Juan Carlos y Joaquín Sabina, usted y yo…?

martes, junio 12, 2007

A(la) Silverio, Rosa y Musa

"Y yo soy el gran vacío"
La espina que crece en la carne
El pétalo que cae
La calle que ladra
La noche que piensa
La palabra que duda de sí
La hoja que espera
El silencio que cruje
El poema imposible...

viernes, mayo 25, 2007

Informe de ausencias

Peregrinaba por otras tierras, por otros mares
Buscando en la niebla no sé qué fiesta de flores
No sé qué suerte de peces o fantasmas…

Fueron más las preguntas que las respuestas.
¿Habrá otras coloraciones para las pupilas, otra luz?

Y amé. Y me amaron. Pero sólo de lejos. De lejos.

Presagio

pero
un día
el globo
de la mentira
no aceptará más
aire descompuesto
y simplemente estallará

jueves, marzo 29, 2007

Entre pétalo y espina


Tempestades por venir,
mundos en abrazo y soledad.

Seres informes tú y yo:
Aún el amor no nos hace…

martes, febrero 20, 2007

Lucas, capítulo 6, versículos 20 y 21

Y TIENEN SED
Y TIENEN HAMBRE
desde siempre

pero sus estadísticas
pertenecen al olvido

Nacen
como pequeños lagartos anónimos
y mueren
devorados por su propio retrato

Su voz
es pancarta
folclor de noticiarios

Habitan
páramos insomnes
riberas furiosas
cañadas aciagas

Entre pescadores
y pejes gordos
—a la mar —
son sólo silencio
carnada

En juegos de azar cotidiano
y en virtud de leyes oscuras
perderán la tierra y las horas

Fieles a la fe
sin embargo
añoran participar del milagro alguna vez

puesto que está escrito
sin reparos

¡heredarán el reino de los cielos!

martes, febrero 06, 2007

Horas

Cuerpos de por medio
convenimos
en que el miedo
no se hizo para nosotros

Pero
¿por qué nos busca?
¿por qué nos encuentra
cuando las horas
los deberes
y el silencio
nos separan?

jueves, enero 25, 2007

Instantáneas de la eternidad

1

¿Mi eternidad?
La realidad del instante
El peso de los siglos

2

¿La
eternidad?
Un poema
Que no me escribe

miércoles, enero 10, 2007

Palabras robadas

Hablas de ti
La calle gris que se extiende
La lluvia
La noche
Tristeza y miedo de por medio

Pero se trata de mí
Que acaso me estoy terminando en tus días

Se trata
De que no tuve todas las palabras
Que no supe escribir todos los versos
Que me fui tragando poco a poco
El apetito de tus labios

De mí
Que no supe a tiempo
Del verso que amanece en el pecho,
Doliendo,
Como un vidrio que crece.

Se trata de mí
Habitado por tu sombra

Que acaso soy
En ti
Que acaso duelo

Que puedo lastimarte o punzarte las horas

De mí
Que cuando callo miento

Que te hago triste
Culpable de lo imposible
Para que te vayas de todas las esperanzas
De mí
De mis dos o tres líneas

Que a penas
Imagino en una página
El mismo beso de otra noche
El que fue y no fue
El beso que será
Y no será

Y encima tú
También
En “el silencio de los poetas”
Que es mío

Se trata de mí
Que como tú cierro las puertas
Que apago las luces
Como tú

Que me abro al poema que somos
Y algo de ti me da vueltas dentro
Hurtándole palabras a la noche
Y es tarde.

jueves, diciembre 28, 2006

1 y 2 poemas

1

contra
la calle
por la
calle
para
la calle
y a pesar
de la calle
el poema
busca
el rostro
el rastro
de los transeúntes
como la luz
busca
los ojos
el color
y se confunde
en la penumbra
copulando
contra el tiempo
con el tiempo
sin tiempo
en palabras
aladas
desgarradas
por el amor
y enfrentadas
a la muerte
contra la calle
por la calle
para la calle
y a pesar
de la calle

2

en esa
palabra que
desciende
-nocturna-
sobre mí
en esa mirada
que se olvida
de verme
¿qué soy
desde ti?
¿en qué
mundos
me nombra
tu memoria?
disuelto
en la distancia
¿cómo me
recomponen
tu deseo
tus dedos
tus labios
abiertos?

viernes, diciembre 15, 2006

Solamente

Ni tus labios ni los míos
Ni tus manos ni mis dedos
Sólo el beso
Su túnel tibio
Su "oscura claridad"
Las historias inenarrables
Que salvan horas y deseos
Bajo los párpados cerrados

domingo, diciembre 03, 2006

Canción con la quinta pata

http://www.youtube.com/watch?v=sFmzoNPxqEc

La reforma tributaria,
basura y televisión…
dromedarios con caretas
se robaron la ilusión…

Doce peces tiene el año,
cuatro labios el amor…
¿Dónde curan la migraña
que la prensa me dejó?

Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.

Veinticuatro, tiene el día,
horas para naufragar…
¿Dónde está la mantequilla?
¿Cuándo vamos a bailar?

Ser hoy uno es complicado,
uno y cero no son par…
Cuando estoy entre tus brazos
no me puedo controlar…

Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.

No pongas el noticiario,
No te vayas a acostar…
Busquemos a los muchachos,
Vamos todos a volar…

Ponte las botas del gato,
quítate la realidad…
El amor es muy barato,
te lo voy a regalar…

Oye,
Relájate,
que es una canción,
mejor grita,
mejor salta,
dale cuerda al corazón.

viernes, noviembre 24, 2006

La soledad creciendo en las canciones



“Yo canto mis soledades porque me sobran…”

-Joaquín Sabina-


No sé la forma del amor.
No sé la línea de fondo que pone límite
o expande apetitos y distancias…

Recobro de ti, sin embargo, sonrisa y tristeza,
y una hilera de palabras que dibujan imposibles.

Y me quedo pasmado en la belleza fatal de ciertas horas,
con tu ausencia nadando como un pez entre las sílabas,
y con este poema que casi me tiembla entre los dedos.

Se escribe así otra historia de novios imposibles, talvez,
y el cuerpo de la soledad sigue creciendo en las canciones.

Cierto que hay gente que prefiere imaginar otro paisaje.

Allá tus ojos, cerrados, dibujando noche y vino para dos.
Y aquí los labios inútiles, entreabiertos, sedientos, esperando…

miércoles, noviembre 08, 2006

Kafka y Pessoa: la literatura como sino


Pessoa: o del arte de ser otro

El 29 de septiembre de 1929 la señorita Ofelia Queiroz recibió de su novio una carta en la puede leerse lo siguiente:

"Llegué a la edad en que se tiene el propio dominio de las propias cualidades... Es pues la ocasión de realizar mi obra literaria... Para realizar esa obra, necesito sosiego y un cierto aislamiento... Toda mi vida futura depende de poder o no hacer esto, y pronto. Además, mi vida gira en torno a mi obra literaria... Todo lo demás en la vida tiene para mí un interés secundario... Es preciso que todos, los que se tratan conmigo, se convenzan de que soy así, y que exigirme los sentimientos, muy dignos por cierto, de un hombre vulgar y banal, es como exigirme que tenga ojos azules y pelo rubio. Y estar tratándome como si yo fuera otra persona no es la mejor manera de mantener mi afecto... Me gusta mucho -pero mucho- usted, Ofeliña. Aprecio mucho -muchísimo- su índole y su carácter. Si me caso, no me casaré sino con usted. Resta saber si el matrimonio, el hogar (o como quiera que le llamen) son cosas que se concilien con mi vida de pensamiento. Lo dudo. Por ahora, y pronto, quiero organizar esa vida de pensamiento y de trabajo mío. Si no consigo organizaría, claro está que nunca siquiera pensaré en pensar en casarme. Si la organizo en términos de ver que el matrimonio sería un estorbo, claro que no me casaré. Pero es probable que no sea así. El futuro -y es un futuro próximo- lo dirá... Su muy afecto, Fernando."

Se trata de Pessoa, quien no se conformó jamás con ser el mismo hombre todos los días. Así, para poder escribir otra vez y desde otra perspectiva, le era necesario transformarse, ser otro, inventarse otra biografía y, dentro de sus creencias metafísicas, otra carta horoscopal. Fue, paradójicamente, un “desconocido de sí mismo”; vivió siempre entre personas fantasmales a las que él mismo dibujaba en el papel y que, con el tiempo, llegaron a tener tanta o mayor presencia material que su creador. Hoy día, por ejemplo, la crítica literaria discute quién es mejor poeta entre sus diversos heterónimos, si Campos, Reis, Caeiro o el propio Pessoa. La invención de personalidades la llevó más allá de la literatura, en sus relaciones amorosas se cuenta que el poeta no siempre visitó a Ofelia Queiroz como Fernando, a veces enviaba en su lugar a su heterónimo el ingeniero naval Álvaro de Campos, quien, en definitiva, se dice que tuvo mucho que ver con el rompimiento de la pareja.

Ya puestos a comparar, contrario a la gravedad y/o afectación en las cartas de Kafka, en las de Pessoa resalta cierto gesto de superioridad, el poeta portugués no admite que se le trate como a un hombre vulgar o estereotipado, se niega rotundamente a que los demás quieran “obligarle a tener los ojos azules”. Pero en ellas también se pone sus máscaras y se permite, por ejemplo, la ternura del retozo y el uso cordial del diminutivo al nombrar a su novia: “Ofelita, bebecito, amorcito mío, Nenita”... Por otra parte, sin embargo, la posición frente al dilema matrimonio /literatura es fundamentalmente la misma que la del escritor checo. Pero, a diferencia de Kafka, Pessoa no se auto inflige jamás y parece evidente que el matrimonio no es para él una obsesión, como parece serlo para K., aunque éste no quiera reconocerlo.

De otro lado, en relación con los heterónimos, en una carta dirigida a Adolfo Casáis Monteiro, Pessoa escribe: "El origen mental de mis heterónimos está en mi tendencia orgánica y constante a la despersonalización y a la simulación... Desde niño tuve la tendencia a crear en torno a mí un mundo ficticio, de rodearme de amigos y conocidos que nunca existieron. (No sé, bien entendido, si realmente no existieron, o si soy yo quien no existe. En estas cosas, como en todas, no debemos ser dogmáticos)..." Dos palabras a destacar: despersonalización y simulación; contra esa definida unidad que socialmente se espera de la persona, ésta deja de ser un solo rostro y al disfrazarse se multiplica. Pessoa se difumina y se reafirma en la ficción, entre sus personajes-escritores, y acaso bajo la influencia del budismo, pone en duda la propia existencia del yo... Cada heterónimo del poeta es una máscara, una pieza de palabras para ocultar o disimular el rostro del hombre, y desvelarlo. Así, en él, la negación del sujeto es su afirmación.

Según la propia Ofelia, el suyo con Pessoa fue un "noviazgo inocente, hasta cierto punto igual al de todo el mundo, aunque Fernando nunca hubiese querido ir a mi casa, como era normal en cualquier novio. Y que a propósito argumentaba: "Sabes, es preciso comprender que eso es de gente vulgar, y yo no soy vulgar." Y ella lo comprendía y lo aceptaba exactamente así, como él era. De otra parte, también relata que él le indicaba muchas veces: "No le digas a nadie que somos novios, es ridículo. Nos amamos." Y que Fernando era un poco confuso, principalmente cuando se presentaba como Á. "Hoy, no he sido yo el que ha venido, ha sido mi amigo Álvaro de Campos..." Comportándose en tales ocasiones de una manera totalmente diferente a lo que era habitual dentro del noviazgo. Sí, asumía su máscara de nuevo, fuera de la literatura: "Disparatado, diciendo despropósitos. Un día, nos sigue contando Ofelia, cuando llegó a mi lado, me dijo: "Traigo una incumbencia, señora, la de meter la fisonomía abyecta de ese Fernando Pessoa en un cubo de agua." A lo que ella replicó: "Detesto a ese Álvaro de Campos. Sólo quiero a Fernando Pessoa."

Al final, Kafka y Pessoa se casan... con la Literatura

En P. y K. hay, evidentemente, cierta rebelión definitiva frente al mundo. La introspección los convierte en otros. La realidad externa, el mundo, les es intolerable: todo, todos, atentan contra el espacio que buscan. Frente a tales circunstancias, sin amor, ambos abdican, ambos arriesgan la vida, se recogen, se juegan el tiempo presente... De ahí la metamorfosis y la teatralidad del sujeto y su discurso: Pessoa es una serie de máscaras (poetas heterónimos que juegan al vacío y a decir, desde el tedio existencial, lo indecible); Kafka, una serie de pellejos y caparazones (toda una fauna indefensa que resiste, a merced de los hombres, la absurda maquinaria del orden establecido). Pudiera decirse que en K., el sujeto, la máscara, se rebaja a la condición de animalejo: la metamorfosis es vertical hacia abajo. En P., la persona, la máscara, se multiplica en iguales: la metamorfosis es horizontal, hacia los lados.

A diferencia de sus pretendientes, Felice y Ofelia son mujeres normales, vale decir de este mundo. A ellas no se les ocurre amanecer convertidas en insecto, ni tampoco cambiar nombre y biografía para escribir uno u otro poema. Pero, ¿qué tienen O. y F. para ser esposas imposibles? El 'problema' no está realmente en ellas; ambas incluso llegaron a estimular la producción literaria de sus novios, lo cual en verdad era irremediable porque, por encima de todo, el sino de Kafka y Pessoa no era otro que la Literatura.

Y respecto a la vida, ¿cómo entonces definirlos? ¿Acomplejados? ¿Esquizofrénicos? ¿Neuróticos? ¿Egotistas? ¿Histéricos? ¿Antisociales? …Son pequeños dioses de uno y mil rostros malditos. La psicología o la sociología podrán limitarlos como gusten; pero todo aquel que les conoce desde sus obras sabe que, como Creadores, ellos desbordan los moldes. Por eso, bajo el hongo del sombrero y en silencio, ambos coquetean con la puta eternidad, ambos toman la palabra y escriben, ambos erigen murallas frente al mundo... y se enamoran y se casan con la literatura, y tienen hijos-libros y mueren. Y por esos hijos, de pronto, sin enterarse siquiera, son inmortales ante nosotros los dos, a su pesar.

__________
Segunda y última parte del ensayo KAFKA Y PESSOA: LA LITERATURA COMO SINO, que publiqué en el número 3 de la Revista del Círculo Literario El Aleph, Santo Domingo, mayo del 2000.

viernes, noviembre 03, 2006

K: el hombre más flaco del mundo

El 1º de noviembre de 1912, la señorita Felice Bauer recibe de su enamorado una curiosa carta en la que, entre otras cosas, se puede leer lo siguiente:

"Mi vida, en el fondo, consiste y ha consistido siempre en intentos de escribir, en su mayoría fracasados, pero el no escribir me hacía estar por los suelos, para ser barrido... Pese a lo flaco que soy -y soy la persona más flaca que conozco...-, tampoco puede decirse que, en lo tocante a la literatura, haya nada en mí que se pueda calificar de superfluo, superfluo en el buen sentido de la palabra... Ahora mi vida se ha hecho más ancha de pensar en usted, apenas pasa un cuarto de hora estando despierto sin que le haya dedicado un pensamiento... Últimamente he visto con asombro de qué manera se haya usted ligada íntimamente a mi trabajo literario, pese a que, hasta el momento, precisamente creía no pensar lo más mínimo en usted al escribir... Mi manera de vivir está organizada únicamente en función de escribir, y si sufre modificaciones éstas no tienen otro objeto que una mejor adecuación, en lo posible, a mi actividad literaria... Suyo, Franz K."

Se trata efectivamente del famoso Kafka, un ser “sin ascendientes, sin matrimonio, sin descendientes, con un vehemente deseo de ascendientes, de matrimonio, de descendientes...”, quien no sólo ha sido uno de los hombres que más se ha quejado de sus imposibilidades, sino también uno de los que más provecho literario les ha sacado. Sus diarios, sus cartas, sus narraciones, no son más que la descripción de un enorme combate: la lucha del hombre (diminuto) frente al tiempo (monstruoso), frente a los demás, frente a sí mismo: “todos los obstáculos me destruyen”, dirá, desde el temor y la fragilidad de su existencia, porque después de todo, no cabe dudas de que él es el hombre más flaco del mundo.

El escritor checo siempre parece estar hablando de sí mismo, y sus cartas están marcadas por el egotismo y la hipocondría: al confrontar biografía y obra, no nos quedan dudas de que él es, con diversos nombres en claves, el propio sujeto protagonista de sus historias de ficción. Para K., la literatura llega a ser su “muralla china” frente al mundo, frente al poder omnímodo representado en la figura del padre-dios, y una forma de empinarse delante de la realidad que le rodea, de esa realidad que le hace sentir como un bicho, como basura, “por los suelos”. Y en su búsqueda externa de sí mismo, Felice representa el espejo de lo que él no puede ser: una persona normal, sin excentricidades. De pronto no deja de pensar en ella, se le aparece por todas partes y, de cierta forma, también ella se convierte en literatura. ¿Se trata de Amor? Quizás sí: Cada uno se busca a sí mismo en el otro. Quizás no: En el otro, cada uno se rechaza a sí mismo...

Como otras tantas realidades, “la condición de célibe le produce horror”. Le hace ver, lógicamente, que así su ser queda “reducido a su propia existencia, sin pasado ni porvenir”, que “el célibe no tiene más que el instante”, que “ocupa en la vida un espacio cada vez más estrecho”, y que al morir, el círculo quedará enteramente ajustado a su medida. En tal sentido entiende que “celibato y suicidio se riman en el mismo plano del conocimiento”. Por eso Kafka, acaso ingenuamente, urgido por demás de que el amor lo salve, quisiera “casarse, fundar una familia; aceptar todos los hijos que nazcan, ayudarles a vivir en este mundo inseguro e, incluso, si es posible, guiarles un poco… Esto es, estoy convencido -escribe a su padre-, el más alto grado que un hombre puede alcanzar”.

Sin embargo, él, como sus personajes, es un individuo sospechoso, procesable, culpable; ni él ni nosotros sabremos a fondo de qué ni por qué, pero está condenado a la soledad por un poder invisible. Para Kafka, las conjeturas no harán más que desencadenar y potenciar su sello vital y literario: el miedo, la angustia. Lo cierto es que, fuera y dentro de los libros, enfrenta un sumario infinito ante un tribunal desconocido, inexorable; lo que asimismo, para los lectores acuciosos y la crítica, no es más que una gran metáfora del absurdo existencial con que el hombre moderno se inscribe y toma cuerpo dentro de la historia contemporánea, digamos que la escala de grises de la patología posmoderna.

Para el Kafka de los Diarios como para su Artista del hambre, la finalidad es desaparecer; su goce, su victoria, es su dolor, su derrota. El hombre, el artista, en actitud cuasi mesiánica, entiende que cumple su destino: expresar el “mundo tremendo (terrible) que tiene en la cabeza. “Pero cómo liberarme y liberarlo, dice, sin que se desgarre y me desgarre. Y es mil veces preferible desgarrarse que retenerlo o enterrarlo dentro de mí. Para eso estoy aquí, esto me resulta perfectamente claro”. Así, frente al abismo, K. justifica su decisión de saltar al vacío. Rompe todas sus ataduras, se alza contra el poder de la sangre y al tiempo se deshace del gran compromiso social en favor del otro mundo insoportable que late en su interior: la literatura.

“No soy nada más que literatura... Ni puedo ni quiero ser otra cosa... Todo lo que no es literatura me fastidia y lo odio…” La paradoja de las paradojas: la fortaleza de Kafka es su literatura; la literatura de K. es (revela) su debilidad frente al orden que le rodea. Y es así que, sobre la página, tratando de proteger el cuerpo de sus animales de ficción, Kafka se transforma y sucumbe a la vez como escarabajo, como agrimensor, como artista del hambre, como trapecista, como insecto, como viajante de comercio, “como un perro”.

______
Primera parte del ensayo KAFKA Y PESSOA: LA LITERATURA COMO SINO, que publiqué en el número 3 de la Revista del Círculo Literario El Aleph, Santo Domingo, mayo del 2000.

sábado, octubre 28, 2006

Dos versiones para un solo beso

1

Como un sorbo de sol
ha sido tu beso, poderoso.

2

De leche y miel, así
te me quedas en los labios.

domingo, octubre 22, 2006

Cul de sac

Vienes. Te vas. Vuelves.
La vida es abrir y cerrar círculos.

La historia se hace caminando.

Y corriendo. Saltando.
Invocando sortilegios. Dioses de barro.
Retando demonios de humo y de sol.

Ven y vete. Las tuyas son anécdotas para el olvido.
Y estás aquí, pero no. Y si te vas,
será porque todavía no acabas de llegar.

Callejones sin salida, tu pasaje.
La luz es una vela frente al viento.
Y el amor, sexo barato, flor imposible.

El destino se construye sin un plan.
Habitando la sombra. El silencio.
Durmiendo con un ojo abierto.
Con un pie fuera de la cama.
Soñando arañas o serpientes.
O acunando una esperanza desesperada.

¿Te llamas Jacques, Jean, Pierre?

Te llamas Nadie. Te llamas máscara.
Y espejo.

martes, octubre 17, 2006

Eros en la Poiesis de Borges*

“Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor.”
(Borges)

Octavio Paz dijo alguna vez que la historia de la poesía es inseparable de la del amor. Eros et Poiesis, cuerpo y alma, ciertamente, se nos suelen presentar abrazados, confundidos en la odisea del tiempo, siendo palabra y cuerpo protagonistas de su aproximación y de su cópula constante. Amor y Poesía: el Uno que se busca en el Otro, en una recóndita necesidad de completud. La Poesía como reflejo lírico del alma, como estética de la intimidad; y el Amor como apetencia de la belleza, como anhelo primordial de plenitud existencial.

Aunque, aparentemente, Eros no es la manifestación central en la poesía de Jorge Luis Borges ni se exhibe en su más íntima desnudez ante la silenciosa apetencia de ciertos lectores, los versos del escritor argentino que refieren el amor no escapan en modo alguno a esta visión. En la obra poética de Borges el acto y la palabra se acercan y hasta se tocan, se disfrazan, se confunden, se pierden; se desean tristemente o inútilmente se reclaman.

Para el joven Borges, en el principio, por ejemplo, Eros, el invisible, fue la luz (la manifestación de lo visible), la belleza y el milagro del cuerpo, la totalidad: ‘‘Siempre la multitud de tu belleza’’… ‘‘A despecho de tu desamor / tu hermosura / prodiga su milagro por el tiempo’’… ‘‘Tú / que ayer sólo eras la hermosura / eres también todo el amor ahora’’. En esos versos de juventud el amor aparece como experiencia visceral, bastante entrañable para el hombre; y luego Eros fluye, como queriendo vencer el feroz desamparo del tiempo: ‘‘En la sala severa / se buscan como ciegos nuestras dos soledades’’. Sí, en ellos, los amantes, se expresa entonces la cercanía de lo tibio, de alguna despedida vesperal inolvidable: ‘‘Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos’’. Pero ya también el dolor del amargo desprendimiento, la herida: ‘‘Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo” –dice el poeta-, como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas’’.

Asimismo, en muchos textos de la primera etapa de Borges, el tema amoroso se presenta bastante marcado por la tragicidad y la retórica del romanticismo. De tal suerte, la ausencia del ser amado se describe, alguna vez, como un sol terrible; manifestación sensorial de la conciencia del vacío; y luego, más adelante, percepción imaginaria del abismo, lo que de cierta forma también deja implícita la eterna dicotomía de ‘amor o muerte’: ‘‘Tu ausencia me rodea / como la cuerda a la garganta, / el mar al que se hunde.’’

En términos generales, el Eros borgiano se nos revela muy marcado por el recato y la añoranza. Y seguramente que ello nos conecta directamente con la biografía del autor… Respecto al amor, la poética de Borges responde, es evidente, a la mentalidad de un individuo que, a pesar de ser un confeso heresiarca, resulta religioso en el sentido esencial de la palabra. Mentalidad de quien, como se sabe, no vivió con efervescencia ni amplitud los placeres inmediatos de la carne y en cambio se identificó casi totalmente con los del espíritu.

Es acaso “El amenazado” el texto borgiano que contiene mayor cantidad de elementos en cuanto a la concepción amorosa de su autor. Allí, Eros es avistado por el pudibundo y temeroso poeta con estas palabras: “Es el amor / tendré que ocultarme o que huir. / Crecen los muros de su cárcel como en un sueño atroz.” Eros avanza y ‘amenaza’. El hombre teme sucumbir ante la tempestuosa forma de su ser y de su estar, etéreo y corpóreo a la vez.

A partir de una paradójica concepción monista del universo, se le ocurre que cada mujer es la misma mujer, la Mujer, que todas las experiencias amorosas son una sola y la misma, el Amor. Pero nada puede contra la fuerza sibilina del Eros, contra su imprudencia deliciosa; ni los placeres de la razón ni los mecanismos de la costumbre ni el afecto maternal; todo parecen sucumbir frente a este dios omnipresente… el poeta dice: “De qué me servirán mis talismanes, / el ejercicio de las letras, / la vaga erudición, / el aprendizaje de las palabras que usó el áspero norte para cantar sus mares y sus espadas, / la serena amistad, / las galerías de la biblioteca, / las cosas comunes, / los hábitos, / el joven amor de mi madre, / la sombra militar de mis muertos, / la noche intemporal, / el sabor del sueño...”

El Otro lucha por definirse frente al Uno y, de pronto, pero se convierte en punto de referencia inevitable: “Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.” Ciertamente, nada puede adormecer o domeñar al invasor. El alivio que da, el placer, viene siempre de la mano con el temor a la infausta soledad, puesto que las cosas sólo adquieren realidad satisfactoria ante la presencia del Otro. El insistente Amor reclama comunión espiritual y de la carne. Por ello, la mujer que nos ocupa y que nos place, es también la que nos duele: “El nombre de una mujer me delata –dice Borges, para terminar de manera contundente el poema– / me duele una mujer en todo el cuerpo.”

En algunos otros versos de la madurez, el amor no es más que una reflexión: ‘‘Este polvo que soy será innumerable. / Si una mujer comparte mi amor / mi verso rozará la décima esfera de los cielos concéntricos; / si una mujer desdeña mi amor / haré de mi tristeza una música, / un alto río que siga resonando en el tiempo. / Viviré de olvidarme’’. En otros, el deseo de lo imposible: ‘‘Que no daría yo por la memoria / de que me hubieras dicho que me querías / y de no haber dormido hasta la aurora, / desgarrado y feliz.’’ O una mera recreación literaria: ‘‘Diana, la diosa que es también la luna, / me veía dormir en la montaña / y lentamente descendió a mis brazos / oro y amor en la encendida noche. / Yo apretaba los párpados mortales, / yo quería no ver el rostro bello / que mis labios de polvo profanaban. / Yo aspiré la fragancia de la luna / y su infinita voz dijo mi nombre. / Oh las puras mejillas que se buscan, / oh ríos del amor y de la noche...’’ O simplemente un fantasma que merodea la atmósfera del poema, con una que otra repentina aparición en su discurso.

Respecto a los últimos libros, la de Borges sigue siendo una literatura puritana de una refinada y, para muchos, alarmante castidad. Eros en ella es la eterna nostalgia, un vacío irremediable que algunas veces se reduce a la cándida evocación de algún beso, del acto amatorio más simple y primigenio: ‘‘La memoria del tiempo / está llena de espadas y de naves / y de polvo de imperios / y de rumor de hexámetros / y de altos caballos de guerra / y de clamores y de Shakespeare. / Yo quiero recordar aquel beso/ con el que me besabas en Islandia”. Dentro de este contexto, Islandia es el paraíso perdido y por tanto el amor (el amor, lo único que pareciera salvar al hombre del olvido); y el beso es una experiencia pletórica y es una síntesis del tiempo, puesto que en él el instante concentra y descarta todos los elementos que les son caros al poeta, siempre fascinado por los valores culturales de la historia y, sobre todo, de la literatura.

Finalmente, en cuanto a la filosofía de la escritura, acaso justificando con ello toda la carga de nostalgia que permea su poesía, Jorge Luis Borges escribe: “Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza’’, y concluye asegurando que ‘‘no hay otros paraísos que los paraísos perdidos.”

De todos modos, en Borges, como siempre, la aventura del espíritu es una experiencia fascinante. Nuestro autor, a pesar de sus relativas insuficiencias carnales o mundanales, ha sabido poner firmemente los pies en la tierra sin descender jamás del cielo; ha hecho del dolor ‘‘una música, un alto río que [sigue] resonando en el tiempo’’ y así, a su manera, ha ganado el eterno paraíso de los libros y del laberíntico amor, porque, a pesar de todo, la literatura lo salva frente al mundo para siempre en nuestros corazones.


*Publiqué este ensayo originalmente en el primer número de la Revista del Círculo Literario El Aleph, Santo Domingo, República Dominicana, agosto de 1999.

jueves, octubre 12, 2006

Otra vez

A lo lejos,
bardos y amantes
fracasados
tramarán
mitologías de papel
y leerán de nuevo
la historia del mundo:
la tierra baldía,
la rayuela,
los cien años de soledad
¿el tiempo perdido?

martes, octubre 03, 2006

Hoy, como ayer o mañana

Cargar con la vida que
Se retuerce en las entrañas.
Ser para las excreciones
Cotidianas. La escritura. El dolor.

Andar con éste que soy,
desde la efervescencia del vacío,
Cuerpo y alma desamparados.

He aquí el resumen de los días:
El insecto impertinente. La espina.
Esta mancha de las horas sobre el papel…

viernes, septiembre 29, 2006

Cita de estación

“¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
pues con callados pies todo lo igualas.”

Quevedo.

domingo, septiembre 24, 2006

QUEDAN AMORES Y MURMULLOS

A la memoria de Orlando Muñoz


Ahora que mi madre pregunta quién es
Ese pobre hombre que yace en el lecho
Ahora que mis hermanas lloran desconsoladas
Ahora que llamas a mi hermano y te despides
Ahora que sacas fuerza y dices ya me voy
¿Qué caminos se habrán abierto para ti?

*
Hoy los libros no me sirven para nada, papá
Hoy pierde sentido toda la historia del universo

*
De pronto pasaron y pasan las horas
Y atrás quedan amores y murmullos

*
Las viejas fotografías dicen tanto de ti
Y ahora nada ni nadie puede retratarte la vida

*
Yo quisiera recordarte con alegría
Pero te vi crujiendo dientes contra la muerte
Hasta el último instante

*
Te mueres con mi nombre
Y yo he nacido con él

Y con él te escribo estas palabras
Y con él quisiera extenderte de sol a sol
Como cuando la tierra reclamaba tus manos
Y sembrabas la savia entre los surcos

*
Hoy es una verdad irrebatible
Uno nunca está preparado para la muerte, papá

*
¿Acaso no te vi apretando a la vida entre tus manos
Forcejeando con el tiempo, tratando de vencer?

Peleabas con demonios invisibles
Lidiando con tu dolor segundo a segundo
En tardes infernales que no parecían acabarse

*
Trato en vano de colocarme en tu lugar
Y apenas me muero un momento contigo

Y al rato resucito, débil de obras y palabras, sin ti

*
Sin embargo, dicen que
Las mismas lágrimas que te nublan la mirada
Te abren poco a poco caminos de luz

Y me doy a la poesía buscándote
Y me acuso razones en el misterio de las horas

Nos hemos de quedar con tu coraje
Con tu honradez a toda prueba
Con tu pasión, con tus ganas
De ser y estar ahí donde la vida reclamaba una esperanza
Aunque cada día sorteara un desconsuelo
Y aunque ayer y hoy la vida fuera pura bagatela, sin sentido

*
Yo no sé cómo consolarte, padre
Yo no sé qué poema te mereces
Hoy, que necesito tu bendición más que nunca
Yo no sé cómo consolarme
Cómo salvarte o salvarme la memoria

*
Quédate con estas palabras, mientras tanto

Y adonde quiera que vaya tu cuerpo, hijo del dolor
Adonde quiera que vaya tu alma, inquieta de justicia
Buen viaje, papá
Que la naturaleza siga el ciclo de la vida con tu cuerpo
Y que Dios, quienquiera que sea, acoja tu alma en la amistad...

martes, septiembre 19, 2006

Sobre el eje fatigado

La hoja pide su registro verbal

Es insaciable la página

Yo me dejo llevar
Pero no tengo tanta fuerza
Para andar o desandar tantos caminos

La vida en otra parte encuentra ríos
Y esto es verdad todos los días

Pero también es verdad
La historia de los agujeros negros

Hablo talvez de

Días sin costillas ni palabras
Días de silencio para ensordecer toda la noche

Los cuento uno por uno

Días para perder amigos
Días para chocar de cabeza contra el techo
Días para dibujar a Dios en una lágrima
Días que crujen o son espejos vacíos

Y días como éste
Con más de mil horas

Para sobrevivir
O dejarse vencer por la poesía.

viernes, septiembre 15, 2006

Has cruzado el umbral

¡...y así te has hecho eterna en el murmullo de lo Imposible,
y alguna vez tendrás que dar explicaciones a la Felicidad...!

lunes, septiembre 11, 2006

El espejo roto

¿Quién eres?
¿Quiénes son esos que te rodean?
¿Cuál es el sentido de tu vida y la de todos?

¿Acaso no te sabes rutinario al sol de los deberes oscuros del mundo...?
¿Hueco, monótono y estable: ¡acaso con el alma preparada para los azares de la felicidad!?

¿Eres el hombre o la mujer que un día de golpe percibe que el mundo pende
de una hilacha cansada, que entre vivir y sobrevivir hay apenas diferencias intrascendentes, partículas de tiempo, palabras, voluntades, geografías...?

¿Se te ocurre que vivimos –que sobrevivimos– en un mundo difuso y laberíntico, en una trama de enajenaciones en la que lo real puede ser perfectamente desplazado por lo virtual, o que el odio nos vence de tal suerte que cuando el espectro de la realidad nos sorprende o asalta, la existencia en el mundo se nos revela con tal contundencia que nos aturde, que nos convierte en escombros y polvo, en humo y sangre, en lágrimas, en ira, papeles, fuego, tiempo y olvido?

¿Qué visiones de mundo se te cruzan por el camino?
“un día saldrás a los apremios de la calle, como siempre, y la tierra, de pronto, ya no será la promesa feliz guardada en el silencio, ni mucho menos la imagen deslumbrante de las postales, porque los chiquillos jugarán a ser adultos en la pena, porque los amantes perderán la dulce memoria de la sal del último de los besos y porque, con voz terrible, al espanto de tus pupilas, un día se a b r i r á –gris– la flor amarga del siniestro?

¡No puedes imaginarlo!
¿Entiendes que, sin darnos cuenta –e inermes–, nos hemos acostumbrado a ser los espectadores pasivos del guión demoledor de una cohorte fratricida, seductora, incontrolable, perversa, que ensaya una y otra vez frente a nuestros ojos absortos los papeles de la inocencia, la farsa de la redención, la ilusión de la esperanza, y que nos invita –tenaz y persuasiva– a jugar con ella el peligroso juego de los espejos?

Sí. Pero sucede que el espejo está roto, para siempre, a tus ojos, y el cuerpo en él reflejado –como polvo. La memoria, la luz, rotas. Sí. Las esperanzas convertidas en desmanes... ¡Ay, entonces querrás ir y venir. Revisar el mundo. Llorar. Releer una carta. Recortar una foto. Y adorar lo que se va, terriblemente...!

...Supongamos ahora que cierras los ojos, ingenuo, que te vas –otro al fin– a tierra –o cielo– de nadie, queriendo escarbarla –o volar–, entimismado, buscando la luz, la muchedumbre... O que hoy eres el otro, yo, y en todas partes, abierta y enorme, reclamándote un grito, desde la indulgente avidez de la tinta, una página en blanco espera tus palabras...

jueves, septiembre 07, 2006

Círculo de la Musa y el Trovador

Al acecho
la sórdida muerte
llama o punza

se ríe se retuerce
te abre las fauces te muerde las horas
pronuncia con sorna tu nombre
te ofrece su mórbido cuerpo desnudo
su gólgota pardo
su turbia promesa de metales

Pero
tú me besas o chillas
yo cabalgo

Contra témpano y guadaña
la fauna del eros impone su murmullo

Hay arcos que se abren y se cierran
dos que se buscan y se huyen

Desde los labios así se atan y desatan
las posibilidades infinitas

Juego de luces y sombras

Ah
tienes
que amarme
despacio

que detrás de la puerta innombrable
la pálida parca tiene prisa
espinas de hielo
abismos de calcio
y espera…

martes, septiembre 05, 2006

Cerré los ojos

y hacia mí,
sobre el temblor del minutero,
venía tu cuerpo, danzando,
abierto en pétalos y verbos...

Cerré los ojos

y hacia mí,
sobre el temblor del minutero,
venía tu cuerpo, danzando,
abierto en pétalos y verbos...

sábado, septiembre 02, 2006

Arte poética

Las almas del aire
retozan como niños en tu pelo.

Ser poeta en este instante
podría ser un obstáculo enorme.

Líneas oscuras definen la estatura
del instante, lo sabemos:

Encontrarse también es perderse.

En una estrofa
podría caber muchas quimeras:

un vuelo de aves abismadas,
los espacios atravesados por un rayo,
la luz que parte en dos el tiempo,
las húmedas horas que son cuerpos...

Pero el deseo se impone,
su poesía circula por la sangre,
para nombrarnos, sin rubor,
su gramática desafía cursilerías infinitas:

Tú y Yo:

voluntades que danzan,
mundos que al beso se abren y se cierran,
pronombres:

Allí quedamos atrapados.

miércoles, agosto 30, 2006

Para recordar

La de tus ojos,
camino de la luna:

la luz...

Y
aquellos besos:

los de tus labios,
espejos de mi boca...

miércoles, agosto 23, 2006

Yo, tú, él, ella, ellos...

TRISTES
Y TOSCOS

HENCHIDOS
DE SOMBRA
Y SOLEDAD

se les ve cruzar
la puerta
la calle
la noche

en escobas
deslizarse
como brujas
por el viento

descender
en parihuelas
sobre
bares y cafés

Van
de cuerpos etéreos
a discutir si son
si están
si no

a masticar la nostalgia
la rabia
los amores de papel

Flotan
o se esfuman
en tos y arrugas
con el alma del cigarro

Leves y lerdos
se cumplen
en el exacto ritual
del minutero

Y
se sabe
que regresan
a la calle
la casa
la cama

que mañana volverán
con ojos
pobres
a buscarte
y a buscarse

porque alcohol y luna
los repiten para siempre
y porque son de barro y viento
sus palabras.

sábado, agosto 19, 2006

Son las once y diecisiete

Hoy es amarga el alba
el ojo
triste

Pero has de beberte
la luz
cargar
con horas y murmullos

¿Aún quieres
preguntarle al caminante
dónde vive
la esperanza?

¿Quieres
el beso todavía?

¿Te animas
a remover
la tumba
en que los bardos vacuos
enterraron la poesía?

Hoy es amarga la palabra
y el mundo un libro
en una lengua indescifrable…

martes, agosto 15, 2006

Poema con primates, aves y batracios

COMO
CÁNDIDAS RANAS
PARA LA DILATADA
MELANCOLÍA
DE LAS TINIEBLAS
las camareras
saltan o danzan
risueñas
entre vocales roncas y café

aquí o allá
las caderas se retuercen
y en pleno espasmo
de las horas
la vida cobra o paga sus apetitos

los ásperos gendarmes
—lengüilargos
babeando
como perros anhelantes—
envejecen
trago a trago
acodados en la barra del infierno

las sombras
se diluyen o se abisman

pasan lunas y suspiros
carcajadas de madera
lagrimeos de reptiles
argonautas hostigados y bachatas

despatarrado en un rincón
un borracho sueña
que se levanta un jardín sobre un pantano

toma nota el poeta
leyendo cada suspiro
y a la gracia del alba se levanta
con su nombre al fin sobre los pasos
temblando

con la noche
la pluma y el beso
y el oro y el tiempo
perdidos

y apenas la memoria nocturna
de unas cándidas ranas que son como los cisnes…

jueves, agosto 10, 2006

Poema que no

¿Aún quieres el amor o
esa parda letanía de las horas perdidas?

El hoy poema es éste que no.

Hubo antes jardines abiertos,
nuestras fueron las grandes afirmaciones,
y fue de las hojas la esperanza.

Luego en la mirada un día volaron cuervos con hambre

y, en nombre de la literatura,

un lagarto hizo su trono sobre la piedra del amor.

En el trecho de la luz a la sombra

hubo luna y murmullo, hubo sol y soledades,

horas ganadas al infierno, sí, palabras enfermas
en el cuerpo, espacios vacíos, tristes apetitos de ti.

(Y buscándote, buscándome,

color perdieron los versos, los besos ganaron nostalgias)


Y hoy, así, éste que no, palabra por palabra, es el poema.

martes, agosto 08, 2006

Epitafios


1

Trataba de vencer
con palabras la muerte.
Pero fue vencido, sin remedio,
en el primer renglón del poema.

2

Hay un cielo
pintado en el techo
Hay un poeta
atrapado en el poema
Hay afuera un niño
colgando de la puerta
Y en este nicho
hay una ventana
que conduce a otra ventana

3

Yace aquí el más triste Rapsoda de la Era de los Cuantos
Quiso Baladas para recomponer la Noche y sus Guarismos
Pero la Diosa Lunática y Descolorida jamás pasó frente a su Hogar…

domingo, agosto 06, 2006

Deuda pendiente

Te debo la historia y es ésta

el animal
me ataca de pronto
cuando menos lo espero
cuando quisiera tener
la gramática precisa
un acaso de luz
la flor azul
o el dardo certero

necesito
entonces
zozobrar sobre la nada blanca
de la página

hundirme
sin retorno
en unos ojos
o en unos labios
o en unos brazos
que no están.

eventos que

evidentemente

la poesía no puede resolver...

miércoles, agosto 02, 2006

Balance de las horas

De la luz apenas
tengo fragmentos
migajas de memoria
esquirlas de tiempo
versos disueltos en el aire

Y me sobran
soledades
esquinas de barrio
esperanzas que aún esperan

Me debe
tantas promesas
tantos amores invisibles
tanta ruina esta ciudad…

domingo, julio 30, 2006

Santo Domingo, año cero y en curso...

ESTOY AQUÍ
DANDO VUELTAS
CON UN VERSO
atravesado en la garganta

aquí
contigo

donde
el mapa
tiembla

diminuto

a punto de
disolverse
en la mirada

donde la luz no puede conjugarnos

en este teatro
de humo y pantomimas
en este dibujo
donde apenas palpita
el tiempo
y la memoria

aquí donde la patria es
un murmullo de hojas secas
un largo letargo de lagartos

un bostezo que se prolonga
entre discursos
que dan vueltas
atrapados
en una pompa de jabón

entrañable y proterva
la tierra de mi madre
es una cruz atravesada sobre el pecho

¿es
tatuas

fechas?

y ruinas

y amores
de niño

y tristezas
de siempre

como
una triste damisela
trenzando nubes
en el absurdo de las horas
debajo de su careta merenguera
borracha de sol y maldita
su aliento
es esta fábula que somos

—las páginas en blanco
—los amores de papel

entre sus piernas
se quedarán petrificados
tus labios

tus ojos en ella
padecerán el olvido de los haces

se hará carcoma la memoria
tizne sin rumbo
polvo y humo —desde siempre

porque esta tierra
te ha inventado los pasos
el silencio
la palabra

porque dibuja tu sino
desde el claroscuro de su rostro
en la lámina quebrada de la memoria

y porque los ciclos
de la vida y de la muerte
ruedan y ruedan con ella
por el mapa
sin pausa
sin rumbo
contigo
sin ti

jueves, julio 27, 2006

Digamos...


Digamos que
zapatos y caminan

digamos
que aman
que deambulan que copulan
que son que constan y que rugen

digamos
que se marchan
lejos
que sufren y recuerdan
que contienden y patean

que tropiezan
que las promesas se les rompen
como frágiles cristales

digamos que pasan
o se quedan
y que el hastío feroz
los deshace poco a poco
en su burbuja

digamos
que sueñan que tosen
que saltan
que bailan que cantan
y ermitaños en la copa
y en los húmedos andenes
hienden mares y zozobran

y digamos
que un día regresan
aturdidos
que abren los ojos las puertas
los brazos
y que el viento los disuelve
como polvo
en sus caminos

domingo, julio 23, 2006

Preguntas para entender La República de Platón

OH, POETAS, MAMÍFEROS PARLANCHINES
DE TODOS LOS PUEBLOS, DE TODAS LAS EDADES,
¿por qué siempre han querido echarnos de la República?

¿Será porque creen que sabemos del hambre y de la sed?
¿De uno y otro y otro pan y pan y pan disueltos en una lágrima?

¿Acaso porque sabemos, por ejemplo, en qué cauce
se bañan tres veces los peces azures, como también
perdernos en la noche y saltar, a ciegas,
los charcos en que la luna se disuelve silenciosa?

¿Será porque creen que sabemos en qué nido crecen y se enroscan
las arteras serpientes y quién es el ángel oscuro
que administra su veneno al atardecer?

¿Por qué, poetas del mundo,
tiernos y babosos batracios solitarios?

¿Creerán que sabemos, como otrora también
los dioses vagabundos,
dónde huelgan los húmedos cuerpos de las vírgenes
que almacenan silencio y madrugada?

¿Acaso se les ocurre que nos hemos enterado
de cuáles son los himnos con que se mecen
las estatuas de las grandes avenidas
y cuáles son los perros irreverentes que las riegan?

¿O es porque, en fin, como siempre lo desearon los tiranos,
aún no aprendemos a hacer silencio, vencidos,
y quedarnos detrás de un punto sin palabras?

jueves, julio 20, 2006

Tan linda te vas te ves te vi

No te miro
Yo no te
Conozco
Tan linda
Te ves
Te vas
Te vi
Tan ya
No te quiero
No me miras
No te importa

Quién es ése
Que te lleva
Quién es
Éste que te pierde
Quién es
El enemigo
Silencioso
De mi horario

No te miro
No te conozco
Sol y sombra
Sombra y
Murmullo tú

Tan tuya
Te vas
Te ves
Te vi
Tan ya
No te quiero
No me miras
No te importa

Tan
Del viento tú
Tú tan tuya

Tan ajena tú
Tú tan otra
Tú tan linda.

lunes, julio 17, 2006

Poeta con pique


HOY
ME URGEN
PALABRAS ASESINAS

palabras como piedras

polvareda
para los hórridos espejos
de la nada

proyectiles exactos

endiablados vendavales
para pájaros aciagos

apremia convencerme
de que tengo un nuevo nombre
una gestión personal
recién nacida
un destino que asumir
con cara dura

sin el peso de las horas
ya vividas
y
con desdén
por esa muerte
que me falta…

miércoles, julio 12, 2006

Le gustaba escribir versos...

“Déjenme solo con el día.
Pido permiso para nacer”.

Pudo haberle dicho eso a su madre el 12 de julio de 1904, cuando vio la luz del mundo por primera vez. Sí, porque le gustaba escribir versos. Versos para transfigurar lo cotidiano desde la magia verbal:

“La línea que tu espalda
ha dividido
en pálidas regiones
se pierde y surge
en dos tersas mitades
de manzana,
y sigue separando tu hermosura
en dos columnas
de oro quemado, de alabastro fino,
a perderse en tus pies como en dos uvas,
desde donde otra vez arde y se eleva
el árbol doble de tu simetría,
fuego florido, candelabro abierto,
turgente fruta erguida
sobre el pacto del mar y de la tierra.”

Versos, a veces, inquietantemente eróticos:

“La pondré como una espada o un espejo,
y abriré hasta la muerte sus piernas temerosas,
y morderé sus orejas y sus venas,
y haré que retroceda con los ojos cerrados
en un espeso río de semen verde.
La inundaré de amapolas y relámpagos,
la envolveré en rodillas, en labios, en agujas,
la entraré con pulgadas de epidermis llorando
y presiones de crimen y pelos empapados.
La haré huir escapándose por uñas y suspiros,
hacia nunca, hacia nada,
trepándose a la lenta médula y al oxígeno,
agarrándose a recuerdos y razones
como una sola mano, como un dedo partido
agitando una uña de sal desamparada.”

Versos también, ante la impotencia y la rabia, para denunciar la muerte y sus chacales:

“Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños…”

Versos impregnados de romanticismo, desconcertadamente sencillos y hermosos:

“tu boca era mi día y mi noche terrestres
y tu piel la república fundada por mis besos.

hay sólo tu mirada para tanto vacío,
sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.”

Versos tan claros como contundentes, porque:

“Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.”

Versos para preguntar y responder:

"¿Para qué sirven los versos si no es para esa noche
en que un puñal amargo nos averigua, para ese día,
para ese crepúsculo, para ese rincón roto
donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir?"

Así es. Así fue. Le gustaba escribir versos. Para toda ocasión. Por lo que al morir, el 23 de septiembre de 1973, pudo haber dicho:

“Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.”

¡Loor al gran poeta! Era chileno. De niño le llamaban Ricardo Eliecer Neftalí Reyes, pero él quiso nombrarse, luego, Pablo Neruda.