
Nos conocimos. Sí. Muy poco.
Apenas horas y sal entre suspiros leves
y acasos de luna y soledad.
Crueles, a la postre,
los relojes retaron al Amor
paso por paso
ganando entre agujas la partida.
Se trata de palabras. Ellas definen el universo. Nos contienen. Nos aturden. Nos acarician. Nos liberan. Nos atrapan. Por ellas, con ellas, peregrinamos por la vida...
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