martes, febrero 14, 2006

"Un caracol nocturno en un rectángulo de agua"


Un libro de Lezama Lima es una selva verbal, una verdadera orgía de palabras. Hay allí criaturas asombrosas: enormes moluscos, diosecillos verdes, mamíferos hermafroditas, príncipes orientales, reptiles en camuflaje y aves variopintas, muchas aves (de rapiña, de carroña, de paraíso y de corral)… Un magnífico universo de palabras, donde sólo es posible acceder a ‘la realidad’ por el laberinto gozoso de la imagen. Una aventura sigilosa, diría él, diré yo, en la que cada fragmento busca su imán constantemente...

La Poiesis lezamiana va más allá de la relación erótica entre la realidad y la palabra: el verbo se busca en otro verbo (las palabras hacen el amor) para excitar en potencia la realidad a la que aluden: "Cemí observó que ya ambos se continuaban sin posibilidad de interrumpirse, de tal manera que cuando Ynaca Eco comenzó de nuevo a hablar, la pausa de Cemí era una concha recipiendaria. La volupta voluptatis iba llenando la concha, su rumor era nuestro temblor. Comenzábamos a repasar la piel, la mirada se hacía muy lenta sobre aquella superficie en extremo pulimentada, la mirada parecía reinventar por anticipado la lentitud cariciosa. El bastón de jade de Fou Hi casi indiferenciado con el agua, engendrando la familia del Emperador, se hundía, reaparecía, grititos, dientes de ratón blanco, se salpicaban de espumas".

El poeta cubano era en verdad un hombre con sino propio. "Lo esencial del hombre es su soledad y la sombra que va proyectando en el muro", eso pensaba, acaso definiéndose no sólo como persona sino también como artista. Creía en la voluntad creadora, en el "virgo potens", en "ir a los orígenes para encontrar orígenes nuevos", en el "potens por la imagen" y en las potencialidades de "lo imposible moviéndose en la infinitud". Leerlo es pues un gran desafío para la imaginación. Muchos lectores le temen a su hermetismo, pero Lezama nunca temió a la oscuridad: "el hombre actual olvida que si no tiene oscuro, no puede tener iluminaciones", escribió. Nunca temió a la oscuridad. "Sólo lo difícil es estimulante". Eso creía. Y se atrevió a definir gozosamente la poesía como "un caracol nocturno en un rectángulo de agua".

No hay comentarios: