sábado, febrero 25, 2006

Paolo et Francesca


¿Hacemos el amor o el amor nos hace? ¿Qué somos cuando el amor nos alcanza? Cuando retoza o se va, ¿qué somos? Desde fuera, amar apenas es un cuadro oscuro destinado a la mirada inquisidora. Y, a veces, algo así como lentas danzas de peces por el lienzo: Paolo et Francesca... una historia para la eternidad descalza. Los cuerpos al viento, en el abrazo. Los ojos cerrados, atrapando el instante. Dos abismos para un mismo paso: tú de mí en la dermis fluvial y lunática, costilla yo de ti en la dolencia del placer. Cuerpos en olas, leves. Ingravidez del amor sobre la sombra. ¿Serán del abismo corazón, acaso curso en desventura, simples sustancias del deseo, siluetas?

1 comentario:

cantares dijo...

El amor nos hace y en en ese juego en que nos lleva a su merced, propicia para nuestro consumo y deleite los juegos en el amor, las caras ambivalentes de la pasion, el dame que yo te doy, el pierdete en mi, que yo tambien hago lo mismo, pero ademas vienen las heridas del amor, el odio, el hastio, la indiferencia...todo cabe en ello, todo cuenta, todo nos llega en bruto sin que podamos pulirlo.

El manto que cubre a Paolo Et Francesca camuflagea la llama oculta que va consumiendolos a ambos, la mirada inconcentrica es fruto del hechizo en el amor, su fin idilico, su irracionalidad, el saber que nada hay tan fragil y pasajero que ese amor que por ahora los consume, pero que despues ha de agotar su curso irremediablemente.

Tras ellos en sigilo, dos seres en voyeurismo rampante puede que disfruten observando el ambrosismo de las carnes o murmuran y predicen lo que ninguno de los dos quiere ver ni confrontar.