domingo, noviembre 08, 2009

La dominicanidad emergente

Muchas, muchísimas, demasiadas cosas, casos, para sumirse en el desaliento, para despotricar contra el Estado, y contra el estado en mal estado del mundo, del continente, de la isla, del país, de la ciudad, del barrio… Demasiadas expresiones del absurdo, del caos, de la corrupción, del cinismo, de la ignorancia, de la pobreza material, de la insolvencia moral, de la indigencia espiritual… Demasiadas manifestaciones de la inteligencia desplazada, de la indiferencia, de la ineptitud, de la complicidad, de la injusticia social…

Pero entre hojear por ahí y ojear por allá, me encuentro con un rostro, cara bonita, juvenil, y con unas palabras, sapiencia y madurez, y me asombra la conjugación (no abunda en nuestros días, por estos lares)… La chica habla de política, le echa un ojo al mundo, reflexiona, asume una posición, revela una personalidad, cuestiona, propone…

Con la curiosidad por delante, me sirvo de la tecnología e indago un poco: ¿quién es, qué hace, de dónde viene, para dónde va? Etcétera. Y de pronto me encuentro con un blog y una carta, y de paso con un padre y una hija, dominicanos ambos, en otra onda, con otro perfil: Alberto y Crystal Fiallo.

Ciertamente, la red está repleta de antivalores dominicanos, de noticias y reguetones lacerantes, pero también de valores y discursos edificantes. Hay la necesidad de conocerlos todos (nada humano ha de sernos ajeno), pero la sabiduría recomienda siempre la necesidad de identificarse con la palabra que nutre, que salva, que reinventa la belleza de ser…

Para recuperar nuestra humanidad pisoteada, no nos queda otro camino que volver a nuestros orígenes buscando orígenes nuevos, que identificarnos en nuestros grandes hombres y mujeres, que recuperar los nobles ideales que dieron origen a nuestra república y por los que han luchado nuestros hombres y mujeres de cultura: reinventarnos en fin, y en esto cada uno tiene el deber de poner su granito de arena, de decir su palabra a tiempo.

Bienaventurados, pues, los que tienen ojos para leer y leen, oídos para escuchar y escuchan, cerebro para entender y entienden, voluntad para crear y crean, puesto que ya lo dije en algunos versos por ahí: hay tanta tristeza por delante, hay tanta rabia contenida y nos debe tantas promesas este mundo…

Aquí les dejo la carta del padre a la hija, dominicanos ambos, espejos de otras voces, saludables y salutíferas, ejemplos de la otra gran nación que quiere y espera emerger y sobreponerse a la cotidiana transparencia del mal y a las malas mañas de tanta gente desagradable que nos rodea…



Jueves 1 de enero de 2008

Papá me escribió en la noche vieja esta carta.

La partida de un año siempre es motivo de alguna sensación de melancolía, tristeza, o simplemente reflexión. Despedirse de un ciclo de vida donde se aglutinan recuerdos, vivencias, emociones, logros y hasta fracasos, no es fácil para nadie. Lo que sí me resulta extraño, y me ha resultado durante mucho tiempo, es cómo se sienten los años nuevos de nuestros padres. Es decir, qué les ocurre, qué les viene a la cabeza mientras observan que los sucesos mundiales se repiten una y otra vez y sus hijos e hijas viven las mismas penas, alegrías e ingenuidades típicas de novatos.

No sé si a ustedes les pasa igual que a mí pero cada vez que recurro donde papá o mamá para contarles de alguna peripecia laboral, profesional o simplemente jovial, ellos siempre tienen las respuestas precisas y exactas: ni más ni menos. Claro, muchas de las respuestas que nos ofrecen nuestros viejos hay que acomodarlas a la época (por ejemplo: deberías ir al malecón con un tocadiscos a meditar: agarras el ipod y caminas por la zona y listo, adecuaste las épocas) pero esa es la parte divertida.

Papá y Mamá siempre han estado muy preocupados por el tema de la motivación al compromiso social de las nuevas generaciones y de cómo todos debemos colocarnos en la suela de los zapatos de los demás. La humildad, la solidaridad, la empatía, tolerancia, respeto y patriotismo han sido la zapata de nuestro hogar. Hoy por hoy me siento en el compromiso de transmitir toda esa enseñanza y preocupación a mis lectores/as.

Papá nos ha escrito una carta; simple, directa, real y sin rodeos. Hoy la comparto con ustedes pues entiendo que estos deseos son, si no idénticos, al menos similares a los de todos los padres y madres de la generación de papá que no son más que aquellos individuos que nos abrieron las puertas a una sociedad más libre, despierta y resistentes a la indiferencia en muchos años viejos.

Les regalo esta carta, porque es tanto mía como de mis hermanos y mis primos, y puedo hacer con ella lo que quiera. Saboreando todos esos anhelos paternos sentirás que nuestros padres piden a gritos que no pernoctemos frente a la terrible y posible caída sin reparos del “muro de los valores”.

Lo que le pido a la Vida para mis hijos y sobrinos
en la Noche Vieja del 2007

Alberto Fiallo Billini

Que descubran que hay un hogar grande, el Hogar Planetario, que está hecho de una casona muy grande, la Tierra, en un vecindario muy grande, el Universo, en la que habita una familia muy grande, la Humanidad, a la que pertenecen todas las personas que han existido, existen y existirán y que conocen y no conocen. Porque cuando acepten esa idea sentirán que son habitantes de la Tierra, no de un pedacito de ella, y que pertenecen a la Humanidad y no a un grupo de ella. Entonces, nada que dañe a la casa y a la familia de todas las personas pasará desapercibido y todo lo que las proteja será profundamente significativo para ellos.

Que descubran y aprendan a escuchar a sus conciencias y que acepten la idea de que la Conciencia debe ser ese espacio existencial donde nos conectamos con el Hogar Planetario.

Que acepten que ser bueno no es ostentarlo ni parecerlo, es ejercer la bondad, o sea, desear, buscar y amar en la Persona Humana lo fraterno, lo generoso, lo solidario, lo libre y lo justo, así como la búsqueda de la igualdad y la equidad. Por ello, traten de descubrir que pueden encontrar la felicidad a través de no aislarse del resto de la Humanidad y en la forma en cómo se entregan a los demás, sobre todo cuando buscan el bien para los que más lo necesitan y luchan por ello.

Que acepten que la honradez no es un producto mediático ni una herencia invertebrada, que ni es un ropaje ni una pose, que no es la propiedad de una marca, que no es decoración de exteriores ni talante para la cobardía y que la honradez no existe sin patriotismo. Que asuman que la honradez es compromiso, es riesgo, valentía, es darse a los demás, que es saber sufrir cuando ella misma, la honradez, es despreciada, ridiculizada, ignorada o castigada.

Que acepten con humildad que la ignorancia no es mala porque la sabiduría es saber que falta mucho por saber y que lo importante al procurar conocimientos es conocer a quienes sirven o des-sirven y que esos conocimientos son propiedad de la Humanidad que fue quién los construyó y los acumuló.

Que descubran que donde hay amor nada hará falta y que el perdón es el rostro más honesto del amor.

Que descubran que la esperanza no es una fuerza pasiva, que es compromiso, lucha, persistencia y resistencia, por lo que es verdad lo que decía Agustín el santo: tiene dos hijos, la ira y el valor.

Que acepten la idea de que deben y pueden ser mejores cada día, que esa es una tarea de todos los días y que la calificación final al resultado de ese empeño la debe poner la propia conciencia y que frente a ese veredicto poco importa lo que piensen o digan los demás sobre todo si es lisonja.

Que la Paz es el respeto al derecho ajeno y a la diversidad humana, así como la protección, desarrollo y mejoría de los espacios de lo público.

Que el valor de lo que damos está en darlo sin que nos lo pidan y que la mejor medida de lo que damos está en que sea mejor de lo que hemos dado con anterioridad.

Que acepten que el trabajo y la felicidad deben ir de la mano, por lo que debe apasionarles procurar trabajo de calidad para todos y todas e igualar las oportunidades de lograrlo, para generar riquezas medidas por el grado de protección social y la satisfacción de las necesidades de las personas, las familias y las comunidades”.

La vida es la oportunidad perfecta para trabajar y luchar por ella. La vida es un espacio para recordar por qué vivimos y morimos. La vida es la ventaja que tenemos ante los muertos que apenas llegaron a conocerla. La vida es el tiempo exacto que tenemos para dejar una huella que perdure por siglos y siglos.

Daría lo que fuera porque todos/as los ciudadanos/as comprendieran al menos un 30% de esta carta y empezaran a ponerlo en práctica en este nuevo año 2008, que de por sí será bastante controversial. Gracias Papá por tus deseos: ahora son mis deseos para todos/as.

...

¡Salud a los Fiallo y a todos los dominicanos de buena voluntad!

1 comentario:

Unknown dijo...

I am very glad that I found this blog on the Internet. Congratulations for the interesting posts and beautiful theme, keep up the good work in here. well done.
Have a great day! smiles